Gracias a Filmin me he podido acercar y conocer el Transhumant Festival. He elegido estas tres producciones muy distintas entre ellos por varios motivos, tales como: El documental y el cortometraje son dos de mis géneros favoritos. Siempre me gusta sumergirme en realidades crudas, que te remueven y que debido a la gran avalancha de noticias quedan silenciadas muy pronto.
Por eso, necesito ver lo que ha sucedido y sucede en distintas partes del mundo.
Con el cortometraje de ficción me ha ocurrido que necesitaba salir de los documentales por un momento y respirar, así que fue ver el cartel y algo de este me atrajo.
La fuerza del silencio de Samuel Vela nos acerca a Tigray en Etiopia. Letebirhan, la protagonista de este drama terrible y horroroso, no es capaz de contar muchas cosas que la hicieron y tiene un temor ¿cómo se lo contará a su hijo cuando crezca? Ella es el eje central de la historia, pero los testimonios de otras mujeres, psicólogos y médicos te dejan enfadada, indignada y llena de odio.
¿Por qué son las mujeres las que sufren esa violencia sexual en una guerra? Documental que veo sobre una guerra y hablan las mujeres como en el caso “Semillas de Kivu” nos encontramos con relatos similares que a mí, personalmente, me toca la fibra sencilla.
En esta producción hay un testimonio, el de la médico/ginecóloga que ha hecho como las tripas se me revolviesen y la garganta se me secara. Esto no se debería permitir sea en Etiopia o en Congo.
Pero, lo que más me jode (hablaremos así) es que estos conflictos y estas víctimas de violencia y violencia sexual queden estigmatizadas, queden silenciadas y sean olvidadas.
Aunque, lo que resulta más conmovedor es ver a muchas mujeres juntas en torno a una ceremonia de café intentando curar sus heridas unidas.
Entre tanta noticia de Gaza, Congo y otros lugares del planeta, esta pequeña nota es mi homenaje a todas esas mujeres de Tigray.
Quiero creer que cuando terminó de rodarse este cortometraje, se sintieran un poco más livianas.
Las diría a todas ellas que sus heridas emocionales no se van a curar nunca, pero que gracias a su testimonio, por mi parte, no las olvido y las tengo en mente. A su país y a sus comunidades les diría que no tendrían que ser tan ignorantes respecto a ellas, las deberían escuchar y apoyara.
Con el polvo, nuestra tierra dirigida por Miguel Ángel Herrera, viajamos a Brasil, a la región de Goiás y nos impacta otra guerra, pero medioambiental que tiene que ver con un mineral que es codiciado por muchos:el niobio.
Este cortometraje documental en algunos momentos parece un thriller, pues nunca sabes como va a terminar la lucha de la gente de esta región con las empresas mineras. Te mantiene atenta y sin pestañear, pero, por otro lado, sabes de qué manera va a terminar: pueblo vs. minerías (con intereses extranjeros).
Me pondría a gritar por lo que está pasando con Brasil, con la Amazonia y esta región (seguro que hay más). No es posible que intenten echar a la gente de sus casas, que digan cosas que se contradicen, que cuentan a la gente que hacen análisis al agua y nunca se van resultados, etc.
La minería y la extracción del niobio parece una película de terror, ¿por qué el pueblo no ve nada de dinero? ¿Por qué los problemas de salud que tienen no son escuchados? ¿Por qué el gobierno no para con esto?
Empezó con Bolsonaro y continua, solo que el pueblo está cansado y es peligroso (metafóricamente). Ellos están gritando en silencio en el desierto y pocas voces les escuchan. Creo que este cortometraje dañará la imagen de las empresas mineras, aunque les dará igual. Pero, la extracción del niobio es algo que se debería de parar o regular.
Es muy curioso el hecho de que sean las mujeres las que protagonizan esta historia, las que siempre levantan la voz y las que siempre buscan ayuda.
Me ha encantado conocer la visión de un abogado que ayuda al pueblo, contrastada con la de algunas familias, intimidadas por un simple mineral que, aunque es importante para el mundo, está destruyendo a su comunidad.
Otra realidad cruda que hace que las personas se tengan que mudar y huir.
Para huir de las realidades elegí en línea de Ceres Machado. Este cortometraje de ficción nos hace reflexionar muy seriamente. Nerea Camacho, Fernando Cayo y Rocío Rubio es el trío protagonista de esta historia cuyo eje gira en torno a una madre soltera con apuros económica. Su hija es muy importante y lo es todo para ella. No quiere que la falte de nada y en su desesperación se encontrará sin quererlo con alguien inesperado.
Una producción minimalista que, pese a contar con solo cuatro personajes, consigue mantener la tensión hasta el final.
Los diálogos de la producción, junto con las actuaciones de los protagonistas, elevan la carga emocional de la historia poniendo sobre la mesa varias cuestiones.
Me habría encantado que se ahondase en los motivos que tuvo en su día el personaje que interpreta Fernando Cayo (no desvelaré nada). A su vez, me encantaría saber si ese final de la historia es la manera en la que el personaje de Laura cura las heridas o cierra un ciclo.
Rocío Rubio es la aporta empatía y humanidad a la trama. Su personaje aporta algo que se está perdiendo en el mundo hoy en día y es la sensibilidad.
Esta producción te deja una pregunta, ¿qué harías tú, en el lugar de Laura?
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