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OPINIÓN DE APENAS EL SOL DE ARAMI ULLÓN

Sigue a Mateo Sobode Chiqueno y sus historias, canciones y testimonios de su pueblo ayoreo, grabados en una vieja grabadora. 



Apenas el sol de Arami Ullón es un documental de los que me gustan, de los que te hacen embarcarte en un viaje a través de los recuerdos, memoria, nostalgia y el pasado. No sabemos hacía qué lugar nos va a llevar o lo que aprenderemos de él, pero sabía que sería de esas producciones que no me dejaría indiferente.
Mateo Sobode Chiqueno es una persona excepcional, peculiar dirían muchos/as, pero que vive, se replantea y piensa la vida con preguntas. Es bueno y creo que necesario, que nos paremos a pensar y que volvamos la vista atrás y Mateo lo hace por un motivo: no olvidar.
Con sus cintas de casete que ha grabado, se aferra a su esencia más verdadera y no a lo que le impusieron. Se encuentra entre dos mundos e intenta no perder la conexión con sus raíces, aunque es complicado por varias razones.
Tuve dos reacciones distintas con apenas el sol. Me enfadé muchísimo y sentí una pena enorme por muchas de las cosas que nos plantean en el documental.
No me gustaría que me quitasen mi identidad y esta película nos habla de esto. De la forma en la que fueron cazados, "secuestrados", llevados lejos de su hogar, asesinados por enfermedades de blancos, obligados a dejar de creer...
¿Qué temen las personas blancas de estas personas que viven tranquilas? No lo sé, pero lo intuyo. Quizás que viven en un territorio en el que la madera reporta beneficios (para unos pocos), que existen riquezas naturales para hacer ricos (a esos pocos), y estas personas les estorban...

Me entristecí, cuando Mateo habla con su mujer y esta le dice: "que, si es feliz con sus cintas y recopilando historias, vivencias y pensamientos, que adelante, pero que muchos/as no están de acuerdo".
Entiendo que el pueblo Ayoreo tras haberles obligado a salir de la selva y cristianizarse (en este caso), quieran borrar una época pasada y hasta den la espalda a muchas cosas, pero lo que no comprendo es su forma de cerrarse a lo que de verdad son. ¿No se dan cuenta de donde les hacen vivir? ¿No son conscientes de que han perdido su esencia? 
Mateo nos trae de vuelta a la realidad y no a la impostada, a la verdad que vivió, que ha ido recogiendo en cintas y de la que no se quiere desprender.
Una oleada de sentimientos me atrapó. No entiendo y no quiero entender, porque una religión no puede, ni quiere convivir con unas creencias increíbles. Este pueblo, el Ayoreo y sus prácticas para curar heridas, para curar enfermos, pedir que llueva o que se yo, no hacen daño a nadie. Es duro conocer que sólo queda una "chamana" y cuando esta muera, todo se va a perder.

Son relatos y retazos de vidas pasadas desordenadas, pero con una coherencia abrumadora y es que la memoria es frágil, pero lo que hace Mateo es precioso y por unos pocos/as no debería de poner el "stop" en su radio casete.
Se me quedo algo en mi mente, pero hasta ahora, no lo he podido expresar ¿Se debe algo a las personas que les sacaron de la selva? ¿Les ha reportado algún beneficio? 
En apenas el sol hablan los mayores, los padres y abuelos, pero me hubiese gustado saber ¿Qué opinan sus hijos? ¿Les importa algo?
Creo que les pilla tan lejos esta época y de lo que se narra en esta producción, que les da igual.
No sólo son testimonios, vemos algunas de las cosas que hacen en su vida diaria y se me cae el alma a los pies. 
No pertenecen a un mundo, pero tampoco a otro. Están entre dos vidas y dos religiones,dos pueblos y es desgarrador. Creo que el pueblo Ayoreo, como otros muchos, se ha desdibujado.
Apenas el sol es lo que les queda a este pueblo y muchos otros. Sólo hace falta, que se les cobre utilizar el sol.
Por eso, Mateo Sobode Chiqueno me ha encantado poderle conocer y espero que siga muchos años más con todolo que hace.

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