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ENTREVISTA A LUIS SOROLLA (POR LA GRAN CENOBIA)

 
Foto de Sergio Parra.


Me llamo Luis Sorolla, nací en Madrid y aquí sigo. Soy creador teatral, actor, director, dramaturgo y productor, pero todas estas palabras me siguen sonando extrañas cuando las digo de mí.

Soy fundador de la productora Esto Podría Ser y miembro estable de la compañía [ los números imaginarios ] dirigida por Carlos Tuñón en la que trabajo como actor, dramaturgo y creador.

Como actor he trabajado en Un Roble, LEAR (desaparecer), Hijos de Grecia, Un Cuerpo En Algún Lugar, To No End, Yogur Piano, entre otros.

Como creador y como dramaturgo he escrito Telémaco: el que lucha a distancia. Un hijo de Grecia. (Teatro de la Abadía), Leviatán (Pieza anexa a LEAR (desaparecer), (Teatros del Canal, Teatro de la Abadía), Quijotes y Sanchos. Una travesía audioguiada. (Teatro de la Abadía) y En Otro Reino Extraño (Compañía Nacional de Teatro Clásico, Festival de Almagro 2020).

En 2018 fundé Esto Podría Ser, productora especializada en la puesta en pie y traducción de textos de dramaturgia contemporánea extranjera y en piezas de creación propia.

Cuando llegue el fin del mundo me gustaría que me pille cocinando el tiramisú de mi madre.

 

Foto de Sergio Parra.

- Me gustaría saber ¿cuándo fue la primera vez que leíste el texto? ¿qué sentiste? Y ahora que se está representando con una versión adaptada por ti ¿ha cambiado esa sensación de la primera lectura?

Recuerdo haberla leído por primera vez hacía muchos años cuando estudiaba interpretación en la RESAD. Recuerdo que hubo algo de la acción de la trama y de los muchos cambios que se van sucediendo que me atrapó y me hizo devorar la obra, al igual que la sensación de un gran grupo de personajes tremendamente interesantes con claros y oscuros. También recuerdo haberla relacionado con obras como Macbeth o Tito Andrónico de Shakespeare.
Años más tarde, cuando David y yo empezamos a hablar de qué obras podríamos proponer a la CNTC yo la apunté en alguna lista y David la conocía bastante bien porque en, creo que 2004, él fue parte de en un montaje de La Gran Cenobia. La volví a leer y al redescubrirla fueron apareciendo muchos de los pensamientos e ideas que de alguna manera se han manifestado en el trabajo que hemos hecho, si bien es verdad que otras muchas sensaciones e ideas han ido cambiando, manifestándose, algunas apareciendo y otras diluyéndose. Se me pierden un poco estas primeras impresiones en la cronología de todo el proceso de escritura (comenzamos a hablar en Marzo y entregué una primera versión bastante definitiva de la propuesta en Septiembre), y dudo de si algunas cosas estuvieron desde el inicio o no. Pero recuerdo claramente que me impactó e interesó mucho el tema de que Calderón hubiera escrito una ficción a partir de un relato y un personaje histórico, y que en esta ficción este personaje estuviera preocupada por cómo iba a ser recordada ella en la Historia y por controlar su relato. Me impactó y resonó con cuestiones que me interesan mucho, sobre todo teniendo en cuenta que en el caso de Cenobia prácticamente la única historiografía que nos llega acerca de ella es la escrita por Roma, y sobre todo sabiendo lo contradictorio y manipulador de las diversas versiones que existen en la Historia sobre quién fue Cenobia y qué hizo. Me removía mucho ser consciente de esto y que el personaje ficticio de la Cenobia de Calderón estuviese tan interesada en escribir su propia historia, casi como si supiera lo que iba a pasar con su verdad y su recuerdo.
También desde la primera lectura y las primeras conversaciones tanto David como yo nos descubríamos conectando el texto de Calderón con una serie de preocupaciones derivadas del clima político actual y de unas retóricas de enfrentamiento y de conflicto que parecen estar mucho más disparadas que hace unos años.

Pero evidentemente, conforme se trabaja en cualquier pieza (ya sea original o a partir de un material ajeno) esta se va revelando y sorprendiéndote, mostrándote nuevas perspectivas y caras que en una primera lectura podían haber quedado más ocultas o ser tan solo intuiciones. Pero esa primera sensación e intuición de que “aquí hay algo que me interesa mucho”, y que idealmente no puedes nombrar o expresar con gran elocuencia, es importantísima, y es importantísimo dejar que esta siga habitando en ti, respirando e incluso guiándote. Y ojalá que al llegar a la fecha de entrega o de estreno (que no significa el final del proceso), haya aspectos de la pieza que sigan revelándose, sorprendiéndote y cambiándote a ti y al trabajo.





- Lo que he podido ver, apreciar y disfrutar de tu trabajo en todas tus facetas hay algo que me llama la atención y es la unión que haces de las palabras, la imaginación y los detalles que te hacen apreciar la obra con otros ojos ¿has podido aplicar lo mismo con La Gran Cenobia?

Creo que inevitablemente es a través de mi sensibilidad, mis intereses y de las cosas que a mí me emocionan y estimulan más que me pongo a trabajar y a relacionarme con el material, de ahí que esos elementos aparezcan inevitablemente también en este trabajo. Pero, y en esto no insistiré nunca lo suficiente, aunque yo haya ejecutado el trabajo de escritura y de versión de La Gran Cenobia, esta ha sido una labor que desde un inicio hemos hecho en conjunto David Boceta y yo, planteando juntos qué es lo que nos interesaba (en común y a cada uno) y cómo esto podía tener cabida en una pieza que va a dirigir él y que yo voy a versionar e intervenir. En ese sentido siento que mi labor no podía despegarse en ningún momento de estar al servicio de David y a la vez David es una persona tremendamente abierta y receptiva y que ha querido y me ha animado a que yo pudiera hacer lo que a mí más me interesara en esta versión.

En cuanto a La Gran Cenobia y los rastros que pueda haber con otros trabajos míos, es cierto que yo tengo una tendencia y un interés por cuestionar las narrativas, la responsabilidad y el poder de los relatos y la ficción para construir realidad y sociedad y por lo tanto los peligros derivados de esto, al igual que un interés por la relación entre ficción y realidad. Quizás por eso me fascina tanto Calderón. También hay en mí un gran interés por lo conceptual y por el teatro que es consciente de sí mismo. De ahí que enseguida apareciera la idea de utilizar el personaje de Astrea, que en Calderón es la profetisa que va guiando las fuerzas que mueven la acción, como la bisagra entre la ficción de la trama y la realidad de la representación teatral. Y poder establecer una relación entre la manipulación del aparato teatral (ella actúa como narradora) con la manipulación que ese personaje hace dentro de la propia historia de la obra de los acontecimientos. También aparecen en la versión de La Gran Cenobia rastros de otros trabajos míos en el deseo de que esta versión nuestra pudiera saberse consciente de su propia ficción “no fiel” para con un hecho histórico real, y del por lo tanto deseo casi profético de Cenobia y del fracaso en su misión de que su versión de la Historia perdurase.



Foto de Sergio Parra.


- Una obra que me encantó y pude ver hace un año fue la de Telémaco, en la que se nos hacía preguntas, se nos invitaba a pensar y se nos colocaba ante muchos interrogantes y disfruté de ese proceso enormemente. En La Gran Cenobia, también, se nos coloca frente a muchas preguntas ¿Cómo harás pensar al espectador en esta versión?

Creo que cualquier obra de teatro (y en realidad cualquier pieza de ficción) hace pensar al espectador quiera o no, lo tenga en cuenta o no y sea esa su intención o no. Otra cosa es si la obra nos invita a pensar en grandes cuestiones de actualidad y en profundas preguntas existenciales o si nos invita a pensar en algo mucho más prosaico, cercano o íntimo. Y otra cosa es si lo hace de manera evidente o si no lo expresa de manera directa. Digo esto porque creo que es importante que como creadores y creadoras (y también como espectadoras y espectadores) seamos conscientes de que cualquier pieza invitará a unos pensamientos y/o a unas sensaciones, y saberlo con ligereza y sin un peso paralizante. Saber que, por ejemplo, la decisión de plantear una escena a gritos o a susurros trae consigo una invitación a recibirla desde un lugar u otro, y por lo tanto a pensarla y a sentirla y a recibirla desde un lugar u otro.

Dicho esto, yo soy una persona que en según qué creaciones tiendo a proponer un pensamiento y un discurso de manera bastante transparente y clara, y a ser muy abierto y honesto en cuánto a aquello en lo que quiero que pensemos este grupo de personas que nos hemos juntado aquí. Y en esta versión de La Gran Cenobia es el caso. El marco que he escrito para la acción que propone Calderón es una invitación clara a pensar acerca de una serie de cuestiones sobre la verdad y la mentira y la memoria, y a observar la obra desde ese prisma. La versión no se esconde mucho en ese sentido.





- En la versión de La Gran Cenobia podemos ver una banda de rock en directo y muchas texturas que se funden con los personajes o les aporta más fuerza sobre el escenario. Cuándo hiciste la versión ¿tenías claro los elementos que formarían parte de la obra? Si La Gran Cenobia fuese una canción ¿cuál sería para tí? ¿por qué?

Me encanta que me preguntes esto porque vuelvo a lo que he dicho antes de que el trabajo de pensar nuestra versión ha sido un trabajo conjunto con David Boceta, y este es un gran ejemplo de ello. David desde un primer momento (antes incluso de tener el texto) sabía que, si la obra lo permitía, quería y que le interesaba mucho poder jugar con música en directo, y en cuanto leímos La Gran Cenobia la estética de un concierto en directo y del rock le vino enseguida a la mente. A la vez tenía claro que quería que la banda estuviese incorporada a la acción y que no se tratase solo de un elemento externo estético. Ahí ya aparece una banda que funciona como, de ahí que necesitáramos que los músicos fuesen actores que interviniesen en la acción. Por lo tanto la idea de la banda de rock y la idea de construir desde la dramaturgia un coro fue de David, y yo he estado feliz de incorporarla y de llevarla a cabo. Y en el caso de La Gran Cenobia era muy fácil imaginar a este coro dentro de la acción, puesto que la presencia de los soldados (guiados por Astrea desde el inicio) es esencial en la trama de Calderón para que Aureliano (y luego Decio) tengan el músculo militar con el que llevar a cabo todos sus actos y por supuesto están tan presente en el segundo acto en el que sucede la guerra.





- La Gran Cenobia se enfrentó a un gran imperio como el romano y tristemente vemos que se enfrenta a muchas de las cosas que hace miles de años existían y que Calderón de la Barca retrató a la perfección ¿Qué querías potenciar de este personaje en esta versión?

Pues no solo te doy la razón cuando afirmas que Calderón de la Barca lo retrató a la perfección, sino que me voy a apoyar en ello para contestarte. Tengo la sensación de que nuestra versión justo en este aspecto no ha tenido que potenciar nada y que no lo ha hecho. Que toda la fuerza de este tema y de estas preguntas y reivindicaciones y enfrentamientos a los que se ve abocada Cenobia, suceden y están con una contundencia arrolladora en los versos de Calderón. Y que sucede además con una poesía que lo eleva y hace trascender. Y cuando las espectadoras y los espectadores de este montaje de La Gran Cenobia conectan y escuchan estos temas y preguntas tan actuales, están escuchando a Calderón, sin filtros ni potenciadores. Es una de las razones por las que nos atrajo la obra y el personaje de Cenobia, la sensación de que Calderón está hablándonos a nosotras ahora.

Sensación que sucede también en otros aspectos del texto, uno de los cuales quiero rescatar porque creo que también tiene algo que ver con Cenobia enfrentándose al cuestionamiento y a las dificultades por ser una mujer ejerciendo el poder y el gobierno. Calderón nos plantea en el personaje de Decio, al inicio de la obra, a una persona que reivindica que puede haber honor en la derrota, que puede darse la admiración hacia alguien a quien me enfrento políticamente, y creo que son reflexiones y conversaciones totalmente actuales. De la misma manera que lo son las invitaciones de Calderón a pensar en la posibilidad de que exista una forma de ejercer el poder no basada en el enfrentamiento y en la anulación del contrario y de la otredad, sino en el encuentro, el diálogo y en la aceptación de la posibilidad de que mi “adversario” puede ser digno de admiración y de amor.





- Si pudieses viajar al pasado conocer a Calderón de la Barca y hacerle alguna pregunta sobre La Gran Cenobia ¿cuál sería? ¿por qué?

Pues creo que me gustaría preguntarle acerca de esta cuestión que tanto ha conectado conmigo y que tanto nos ha interesado de la creación de una ficción a partir de una realidad histórica que contiene a un personaje tan contradictorio y falseado y manipulado por la Historia como el de Cenobia, y que resulta estar preocupada por escribir su propio libro de Historia para que su verdad le sobreviva.

Y también me encantaría preguntarle acerca del pensamiento político y filosófico presente en la obra y cómo este se relaciona con el momento histórico en el que él escribe y las ideas políticas y filosóficas de su momento acerca de qué constituye un buen y un mal gobierno, y de qué otorga la legitimidad para gobernar.







La gran Cenobia fue escrita por Calderón entre 1624 y 1625. Su presencia en esta temporada nos permitirá vislumbrar las profundas resonancias que tiene con las otras obras de tema romano que subirán a los escenarios de la Compañía Nacional: Antonio y Cleopatra, Numancia Lo fingido verdadero. Calderón era un profundo conocedor de las fuentes literarias que la cultura del Imperio romano legó a la posteridad. Su Gran Cenobia nos vuelve a acercar a los vaivenes de la fortuna, la fugacidad y los rigores del poder y a cómo el amor, la menos aprehensible de las pasiones humanas, nos coloca a menudo frente a nuestros propios grandes interrogantes.

EQUIPO ARTÍSTICO

De Calderón de la Barca

Dirección
David Boceta

Versión
Luis Sorolla

Escenografía
Almudena Bautista

Iluminación
Víctor Longás

Vestuario
Paola de Diego

Coreografía
Edu Cárcamo

Dirección musical, música original y espacio sonoro
Antonio de Cos

Videoescena
Álvaro Luna

Asesor de verso
Alejandro Saá

Ayudante de dirección
Vanessa Espín

Ayudante de escenografía
Igone Teso Bravo

Ayudante de iluminación
Marina Palazuelos Soto

Ayudante de vestuario
Guillermo Felipe Señaris

Ayudante de videoescena
Elvira Ruiz Zurita

Producción
Compañía Nacional de Teatro Clásico

Espectáculo patrocinado por Loterías y Apuestas del Estado

REPARTO

Cristina Arias, Mikel Arostegui, Mariano Estudillo, Marta Guerras, Alejandro Pau, Isabel Rodes, José Juan Rodríguez, Víctor Sáinz, Irene Serrano y José Luis Verguizas.


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