Los padres de Céline y Colin Mortimer son los dueños de un negocio de pompas fúnebres que, junto con la casa familiar, se encuentra a las puertas del cementerio local.
Un castigo después de una pelea en clase los lleva a tener que pasar un día entero limpiando tumbas.
¡Qué aburrimiento!
¿O no?
*Traducción de Lucía Bermúdez Carballo.
Matar el rato es el inicio de la trilogía de Los Muértimer.
En este primer cómic, conocemos a los mellizos Céline y Colin Mortimer, dos niños que viven en el cementerio. Su familia es dueña de una empresa de pompas fúnebres y sus compañeros de colegio no dejan de meterse con ellos.
El castigo que les imponen sus padres no es menos peculiar que su propia vida: limpiar tumbas durante un día entero. Pero lo que parecía una tarea de lo más tediosa se acaba convirtiendo en una misteriosa investigación, gracias a su amigo el tallador de lápidas y a unas extrañas marcas que han aparecido en varias de las tumbas.
Lo que más me ha gustado de este cómic ha sido la oscura ambientación y el aura tenebroso que rodea la historia, reforzado por la paleta, en la que predominan los colores fríos y apagados, que ha utilizado Léa Mazé para darle vida a personajes y escenarios.
El final me ha dejado mordiéndome las uñas, así que ahora me toca esperar al siguiente tomo para saber qué pasa y a dónde va a conducir a los mellizos su misteriosa investigación.
Recomendada a partir de ocho años, Los Muértimer. Matar el rato es una lectura entretenida, sorprendente, con una estética gótica que te traslada a una aventura oscura, enigmática y potencialmente espeluznante, y un final tan lleno de suspense que te deja con muchísimas ganas de seguir leyendo.
—Opinión de Inés Díaz Arriero—
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