Opinión de Mr. Loverman (serie): Un imprescindible

Barrington Walker (Lennie James, The Walking Dead, Save Me) es el protagonista de una historia que abarca toda una vida. Barry y Carmel (Sharon D Clarke, Doctor Who, Rocketman) son un matrimonio que en la mediana edad ve cómo se agravan las grietas de su convivencia. Morris de la Roux (Ariyon Bakare, Life, Carnival Row) es, a vista de todos, el mejor amigo de Barry. Y todos tienen algo en común, una trayectoria llena de secretos y renuncias que comenzará a tener consecuencias para ellos y el resto de familia y amigos que dan forma a su entorno. Tras años de sacrificios, parece que por fin ha llegado la hora de que Barry tenga la oportunidad de experimentar la libertad definitiva.

Mr Loverman son ocho capítulos, de los cuales he podido ver dos y me han parecido una genialidad. Destacaría, y me parece un gran acierto, el poder escuchar los pensamientos del protagonista y conocer lo que dice.

Esos flashbacks al pasado son una pieza esencial en esta historia, pues a través de esa mirada en el tiempo podemos conocer mejor no solo a Barrington Walker, sino también a la mentira que le rodea.

La familia es el eje principal de la trama. Todo parece girar en torno a su mujer, sus hijas y nieto. Pero, también hay un hueco para escuchar a Morris que, a mi parecer, me ha parecido un gran personaje y su actuación me ha cautivado.

Ariyon Bakare me parece que interpreta a un personaje más complejo que el de Lennie James. Este personaje es una voz que resuena en Barrington y lo hará en el espectador por todos los sacrificios que ha hecho, por no tener el miedo que tiene Barrington de decir las cosas en voz alta. También, es la cordura en esta extraña relación.

El contraste entre la empatía de Ariyon y el egoísmo de Lennie es un acierto, enriqueciendo enormemente la serie con estos personajes.

Otro de los componentes de la serie, que tiene mucho peso, y en algunos instantes parece que los cuchillos volaran sobre la mesa, es el tema de la religión: la religión y cómo lo viven las amigas de Carmel (Sharon D Clarke) y la propia Carmel.

Este resuena mucho a lo largo de los capítulos y tiene un gran peso, pues, aunque parece no tener importancia para Barrington, sí la tiene para su mujer.

Yo, me estoy mordiendo las uñas de conocer la forma en la que ella se lo va a tomar y si él será capaz de dar ese paso, pero al mismo tiempo, de qué manera influirá su forma de vivir y ver la religión en todo.

Las hijas del matrimonio son un interrogante con mayúscula, pues parecen más tolerantes y más abiertas a hablas de sexualidad y amor entre dos hombres, mujeres… Pero, hay un gran interrogante acerca de que, cuando son otras personas, lo aceptan, pero ¿lo harán con su padre?

Antes hablaba de los flashbacks, y estos tienen una gran importancia y peso, pero en esa mirada al pasado veía a Barrington feliz o, esa era la apariencia que transmitía.

Tengo sentimientos encontrados con esa imagen y falsedad de familia feliz, pero que sea casi al final de la vida de los protagonistas y no antes, cuando todo salta por los aires.

Aunque, comprendo las circunstancias, aun así, sigo rumiando muchas cosas de Mr. Loverman.

Mr. Loverman es de esas series que te bebes a sorbos, como la vida. Es una serie llena de conflictos que van saliendo lentamente y que estallan cuando menos lo esperas. Es un punto y aparte a empezar a ser feliz sin fingir lo que no eres.

Esta serie utiliza el sarcasmo como arma arrojadiza, como forma de protegerse, como esa incómoda realidad.

Para muchas personas esta serie les resultará incómoda, pero para otros será ese catalizador que necesitaban para hablarlo sin alto, para gritarlo, para empezar a vivir la vida que no desean.

También, es una reflexión a voces sobre ese miedo y de las consecuencias de decirlo en voz alta.

Es una serie muy necesaria y que nos invita a pensar.