Opinión de diamante en bruto de Agathe Riedinger: Un destello genuino

Liane, de 19 años, atrevida y tenaz, vive con su madre y su hermana pequeña bajo el sol polvoriento de Fréjus, en el sur de Francia. Obsesionada por la belleza y la necesidad de ser «alguien», ve en los realities la oportunidad de ser amada... El destino le sonríe cuando se presenta para participar en «La isla de los milagros».

—ESTRENO 18 DE JULIO-

La película elegida para abrir ‘Francia está en pantalla’ organizada por el Institut français de España. fue Diamante en bruto de Agathe Riedinger, un film extremadamente crudo y con una actuación soberbia de Malou Khebizi.

Diamante en bruto es la historia de Liane, una joven que, sorprendentemente sabe lo que quiere y de qué manera conseguirlo.

Su honestidad brutal y la ausencia de filtros son evidentes, y sus silencios atronadores nos fuerzan a elucubrar qué pasa por su mente.

Siempre está huyendo hacia delante sin pensar en las consecuencias, pero también es muy inteligente y tiene el don de la palabra.

Algo que me ha llamado la atención y me ha gustado es como marca distancias con su hermana pequeña, pero al mismo tiempo la protege, la escucha y su hermana la adora; pues en los pocos momentos entrañables de la película es junto a ella.

Malou Khebizi es un camaleón escénico con mucha garra. Las distintas caras que nos muestra a lo largo de la producción no me dejaron indiferente, pero me encantó cuando en un solo minuto puede reír, gritar y llorar. Puede ser ruidosa y silenciosa. Puede ser una mariposa y una polilla.

Aunque, la película podía ser un soliloquio cinéfilo o un monólogo con Malou Khebizi, me ha encantado la presencia de Idir Azougli , pues aporta ternura y muchos dilemas a nuestra protagonista. Cuando están juntos, es una explosión de mil emociones y situaciones que desencadenaran otras.

He estado desde el minuto uno hasta el final con un nerviosismo tremendo, ya que el personaje que ha creado Agathe Riedinger es tan volátil, genuino y original que nunca sabrás lo que hará a continuación o hacia qué lugares nos llevará.

Agathe Riedinger se encarga de poner al espectador frente a un espejo, incitándolo a hacerse todo tipo de preguntas.

Diamante en bruto tiene unos diálogos tan descarnados que me han parecido una genialidad y una brutalidad. Hacía tiempo que no me sentaba en el cine para ver una película de personajes y no de efectos especiales y visuales. Una película repleta de sueños e incertidumbres, de locuras…

Esta producción puede pasar de ver a Liane correr sin mirar hacia atrás a verla dormida, sin mirar el móvil, sin estar pendiente de una respuesta, de los seguidores.

También, me plantea ciertas cuestiones, tales como, ¿por qué se pinta? Si dice que ella es auténtica, ¿por qué no muestra su verdadera cara o si lo hace es con pocas personas? ¿Cuál es el miedo que tiene realmente?

Parece que todos los personajes jóvenes están rotos y han pasado por hogares o centros de los que apenas hablan, y si lo hacen, Malou Khebizi es el único personaje que quiere sacar a relucir este pasado.

El personaje de Liane es capaz de ponerse límites y saber lo que quiere, pero hay varios giros del guion que no me los vi venir en los que asusta su casi locura, su vehemencia, su perdida de cabeza y lo que está dispuesta a hacer para cumplir sus sueños.

Aunque, al terminal la película con ese final me pregunté ¿qué será lo siguiente para ella? ¿Esta isla de los milagros es una metáfora de lo que necesita Liane?

Malou Khebizi nos regala un viaje tan fascinante que he vibrado con la resonancia de un personaje aún por cincelar y que me ha dejado huella.