Cuatro mujeres, tres de ellas anarquistas y dos de ideas de derechas, quedan atrapadas en una estación de metro debido a los bombardeos, las últimas 24 horas de la Guerra Civil Española. Esas horas, marcarán un antes y un después en sus vidas, haciendo que a partir de ese momento, vean el futuro de una manera distinta.
La compañía Enredadera con su producción veinticuatro horas, nos regala un viaje en el tiempo y nos trasladaremos a las últimas horas de la Guerra Civil Española, a través de los ojos de cuatro mujeres con ideas diferentes, pero que tienen la gran certeza de que, cuando la contienda termine todo, cambiará para ellas y no para bien.
Carmen, Pilar, Catalina y Clara son las voces que resuenan fuerte sobre el escenario y son sus palabras las que perduran en mi cabeza.
Estas cuatro mujeres, con sus ideales tan diferentes y tan férreos, se enfrentan a la guerra y están seguras de cuando salgan del búnker, todo será diferente.
Unas horas angustiantes en las que darán pie a algo tan complicado como es el escuchar, ser escuchadas y el diálogo. Sí, cuando arriba la gente se estaba matando, cuatro mujeres que, fortuitamente se encuentran, terminan por no solo escuchar su propia voz.
Laia Reguera, Laura Balo, Andrea Mateo y Eva Gallego son las protagonistas de veinticuatro horas y, de ellas, destacaría su fuerza escénica y la forma en la que logran transmitir las complejas emociones de las conversaciones.
Estas cuatro actrices, con un texto muy crudo, logran crear imágenes muy vividas y, entre tanta oscuridad, nos regalan algo de luz.
La obra no se centra en presentar una visión idealizada de ninguno de los bandos enfrentados en la Guerra Civil Española. Nos enseña como las guerras, sean de donde sean deshumanizan y en ambos bandos se cometieron tropelías.
Esta obra me encanto y, en algunos momentos de la narración, se me puso un nudo en el estómago y se me cerró la garganta, ya que me acordé de algunos silencios autoimpuestos, por lo que vivieron esta contienda y la posterior dictadura.
Siempre me he llevado las manos a la cabeza por no haber conocido a mi abuelo y a mi abuela; cuando me quise dar cuenta, la demencia senil había borrado esos recuerdos. Y, lo poco que contaron y se sabía fueron por otras personas.
Las palabras de Laia, Laura, Andrea y Eva resuenan alto y claro. La brutalidad del texto conmueve y nos hace reflexionar, bajo las bombas, en la tensión de unas últimas horas que marcará muchas vidas.
Estos testimonios necesitan no ser olvidados y es bueno que las generaciones más jóvenes no se olviden, pero que al mismo tiempo tengan inquietudes y hagan preguntas.
Cuatro mujeres, cuatro voces, un búnker y la guerra. Veinticuatro horas: un testimonio duro y luminoso que perdura en el tiempo, resonando en el espectador. ¿Cómo hubiese sido la guerra si las mujeres
hubiesen hablado entre ellas? Es decir, fuesen ellas las que negociasen, las que se escuchasen, las que llevasen el pantalón (no los hombres). ¿Hubiese cambiado algo la historia? Imprescindible.
Comentarios
Publicar un comentario
La nueva politica de privacidad donde encontrarás información acerca de comentarios, entradas...https://blog.paseandoamisscultura.com/2010/09/Contactme.html