Ariadna (Laia Costa) descubre que su abuelo busca desde hace tiempo los restos de su padre, desaparecido en la Guerra Civil. Decidida a ayudarlo, viaja a Burgos, donde están exhumando una fosa común en la que podría estar enterrado. Durante su estancia allí, conocerá la historia de Antoni Benaiges (Enric Auquer), un joven maestro de Tarragona que antes de la guerra fue profesor de su abuelo. Mediante un innovador método pedagógico Antoni inspiró a sus alumnos y les hizo una promesa: llevarlos a ver el mar.
-ESTRENO 11 DE NOVIEMBRE-
El maestro que prometió el mar me ha conmovido enormemente y es pura poesía. Nos transporta a un mundo lleno de sueños, donde la promesa del maestro de llevar a sus alumnos al mar se convierte en un símbolo de esperanza en un momento oscuro de nuestro país.
Sabemos el final de la historia, pero no importa demasiado, ya que anhelaba por conocer a Antoni Benaiges (Enric Auquer).
Enric Auquer me ha enamorado completamente. Su actuación es inspiradora, libre y llena de vida. Logra transmitir al espectador un gran abanico de sentimientos. Enric crea a un personaje sin prejuicios, respetando a los niños, con comprensión y cuidándolos.
El personaje de Antoni Benaiges , pero este actor lo hace único y es como si cobrase vida frente al espectador.
Quiero destacar a Luisa Gavasa, Milo Taboada, Ramón Agirre, Alba Guilera y el resto del elenco por dar vida a diferentes personas de distintas formas de pensar y de ser, pero hacerlo de manera tan auténtica y convincente. Cada uno de ellos aporta su propio sello a los personajes, logrando que no se olviden (aunque no me gusten, como personajes por lo malos o por las creencias que tienen).
Por otro lado, tenemos a Laia Costa que por un impulso y por el cariño que tiene a su abuelo, intenta ayudarle en su mayor deseo, conocer el paradero de su bisabuelo.
Laia es todo lo contrario a Enric en la historia, pero por su personaje. Ella esta apagada, necesita la inspiración de alguien como su bisabuelo y cuando llega a este pequeño pueblo despierta de su letargo, y es precioso verla investigar, hacerse preguntas...
Patricia Font hace un ejercicio maravilloso de reflexión y de memoria con esta producción, y es la de crear una historia basada en una persona real y rendirle un bonito homenaje, pero no solo a él, sino a todos los niños/as del mundo, y también, a esas personas mayores que guardaron silencio, que han sido olvidadas o que navegan en el silencio por miedo.
La forma en que los flashbacks se entrelazan con el presente ayuda a entender todo lo que ocurrió, la evolución del protagonista (el abuelo) y su relación con su familia.
Es precioso ver como los niños/as de 1936 se maravillan por algunos pequeños detalles y por esa magia que hace su maestro con las letras, pero es triste ver que la gran mayoría de niños/as en la actualidad, como que han perdido esa capacidad de asombro o de enamorarse de las pequeñas cosas.
El maestro que prometió el mar aboga por el diálogo y la comprensión en una época convulsa por parte del profesor y que no gustaron a muchos.
Pero, es bonito saber que, para muchas de esas personas, sus enseñanzas no cayeron en saco roto.
Me gustaría volver a ver esta película, creo que cada vez que la vea podré darme cuenta de algún detalle que se me ha escapado. Es maravillosa.
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