Aunque Bel nunca ha tenido problemas para sacar adelante sus estudios, justo ahora, a punto de acabar el Bachillerato, no solo ha suspendido varias asignaturas, sino que además acumula faltas de asistencia sin justificar. Se mantiene encerrada en sí misma y nadie logra explicarse su actitud: ni su madre, ni la jefa de estudios del instituto, ni siquiera Paz, su mejor amiga. Pero poco antes de Navidad, cuando está a punto de ser expulsada y arruinarse definitivamente el curso y su futuro, ocurre algo que parece sacudirla de su indiferencia: y es que en el instituto comienza a correr el absurdo rumor de que se aparece un fantasma. Algunas compañeras cuentan haber presenciado fenómenos extraños y pronto alguien trae a colación una vieja leyenda urbana: por lo visto, desde siempre se ha hablado de un espíritu que se aparece en el barrio... un espíritu que, tras muchos años dormido, ha vuelto en busca de algo.
Bel lleva una temporada apática, desilusionada con el futuro
que le espera y enfadada con el mundo (en especial, con su madre). En lugar de
ir a clase, pasa las mañanas en el bar Los Hermanos y la amenaza de ser
expulsada del instituto sobrevuela peligrosamente sobre su cabeza.
Pero poco antes de Navidad, cae una espectacular nevada
sobre el barrio y una de las compañeras de Bel jura haberse topado con un
fantasma en el instituto. Como Vane es un poco peliculera, no la toman mucho en
serio. Sin embargo, no es la única que ha tenido esta experiencia sobre natural
y los rumores de la presencia de un espíritu en el centro empiezan a correr por
los pasillos.
Por algún motivo, Bel se siente especialmente conectada con
este misterio y comenzará a dedicar todo su tiempo a investigar quién es este
fantasma, a preguntar a las personas del barrio de dónde piensan que ha salido
y a seguir el rastro para descubrir cuál es el motivo de sus apariciones.
Y como era de esperar, hacer de detective espectral provocará
que Bel descuide todavía más sus estudios y que la relación con su madre
empeore hasta llegar a un límite en el que parece que se romperá sin remedio
para siempre.
Lo que más me ha gustado de Bel y los fantasmas
ha sido como me ha obligado a dejarme llevar por la narración y sorprenderme por los capítulos finales. La historia de Bel es confusa, inquietante
y está llena de preguntas para las que no parece haber respuesta. Durante la
mayor parte del libro, leía sin tener ni idea de hacia donde iba, pero completamente
atrapada por la intriga. Aparentemente, la trama me ofrecía una historia de
fantasmas tradicional. Pero, al final, al cerrar el libro, me di cuenta de que
los fantasmas pueden ser de diferentes tipos y que en esta novela aparecen en
forma de secretos, de mentiras, de injusticias, de malentendidos o de miedos,
por mencionar solo algunas.
La ambientación también ayudó muchísimo a que la historia me
envolviera por completo. Nos encontramos en un barrio de los de toda la vida, de
extrarradio, donde todo el mundo se conoce, pero que por la dejadez administrativa
y los intereses económicos, la mayoría de los edificios se han quedado
anticuados e incluso están siendo derribados para ser sustituidos por construcciones
modernas. En las calles se percibe el abandono, la decadencia y la nostalgia de
los que todavía recuerdan cómo era todo aquello en el pasado. Todo eso, sumado
a las frías temperaturas y a la oscuridad del invierno, convierten al barrio en
un escenario perfecto para creer en historias de fantasmas.
La novela está dividida en capítulos cortos y aunque la protagonista
es Bel, el narrador también sigue a otros personajes como su amiga Paz, Tamara
o Nata, que también tienen mucho peso en el devenir de los acontecimientos.
Bel y los fantasmas es una novela juvenil intrigante, una lectura que he disfrutado y que me ha hecho pensar acerca de los fantasmas que tenemos en nuestro interior
y de la importancia de hablar sobre ellos para no dejar que nos devoren.
Tiene buena pinta esta novela. No me importaría leerla si se cruza en mi camino.
ResponderEliminarBesotes!!!