Los Iremonger son una familia peculiar.
Durante generaciones han permanecido en Heap House, su
laberíntica mansión, donde las jerarquías y los matrimonios vienen impuestos.
En las plantas superiores vive la familia; en las inferiores, el servicio.
Rodean la mansión los Cúmulos: montones de basura proveniente de todo Londres
que se extienden hasta donde alcanza la vista.
Todos los miembros de la familia perpetúan una tradición: la
de vivir liados a un Objeto de Nacimiento.
Pero la llegada de Lucy Pennant, nueva sirvienta de la mansión,
lo cambiará todo.
Y los secretos de la familia Iremonger están a punto de
saltar por los aires para siempre.
Situada en un Londres victoriano un tanto particular, inundado de desperdicios, la
trilogía Iremonger de Edward Carey nos presenta a una
familia muy peculiar, que esconde un tenebroso secreto.
En este primer tomo, viajamos hasta Heap House, la mansión
en la que habitan los Iremonger, una familia con muchísimos miembros, vinculados
por un conjunto de férreas y extravagantes costumbres.
La mansión está construida a base de piezas que
anteriormente formaron parte de otros lugares. Por ello, es una casa desigual,
inestable, laberíntica, llena de recovecos, escaleras, pasillos irregulares e
incluso buena parte de ella oculta bajo tierra. Además, está situada en los Cúmulos,
una especie de vertedero gigantesco donde van a parar todos los desperdicios de
Londres y que suponen la base del imperio Iremonger y su gran orgullo. Pero
también una terrible amenaza para ellos.
Desde luego, uno de los muchos puntos fuertes que tiene este
libro es su ambientación. Pasear por los rincones de Heap House, asomarme al
exterior, ir descubriendo los detalles de cada una de sus habitaciones, de los objetos
que llenan sus armarios, sus vitrinas… Y todo oscuro, malogrado, roñoso y enfermizo
que, gracias también al estilo del autor, me envolvió hasta hacerme sentir que estaba allí
mismo, en medio de esa atmósfera asfixiante y tétrica.
La familia Iremonger, aparte de otras muchas reglas y
tradiciones que se van descubriendo a lo largo del libro, se sustenta en la
relación de dependencia que han desarrollado con los objetos que los rodean.
Cada miembro de la familia, al llegar al mundo, recibe un Objeto de Nacimiento,
del que no debe separarse jamás. Con algunos es fácil, pues son cosas cómodas de transportar, como el tapón universal de Clod. Pero otras son tan limitantes
como una pesada repisa de mármol para la chimenea. Asimismo, los sirvientes también
reciben su Objeto cuando entran a trabajar en la mansión, solo que ellos no
pueden verlo más que una vez a la semana.
La trama de esta primera novela se centra en enseñarnos la
casa, presentarnos a muchos de los miembros de la familia Iremonger y explicarnos
la historia de cómo llegaron a crear su imperio en torno a los desperdicios. Y
es que en la superficie no son más que otra de esas familias de clase alta típicas
del Londres de la época, con su mansión, toda la familia ocupando la parte
alta, los sirvientes trabajando en los sótanos y el orgullo del apellido en
boca de todos.
¡Pero también descubriremos sus secretos más oscuros! Y
viviremos con ellos la amenaza de una tormenta que aparentemente podría destruirlo
todo.
La inquietante narración se reparte entre Clod Iremonger, un adolescente
al que todos consideran débil y raro, que posee un don (o una maldición, según
se mire) que le diferencia del resto de sus parientes; y Lucy Pennant, la nueva
sirvienta que acaba de llegar a Heap House después de perder a sus padres
víctimas de la Enfermedad de los Cúmulos y que pondrá patas arriba el orden Iremonger cuando se niegue a renunciar a su nombre.
Además, en ciertos puntos, aparecen algunos capítulos más breves en los que se
reproducen algunos documentos pertenecientes a la familia.
Y, por cierto, cada capítulo está precedido por el retrato
en blanco y negro de uno de los personajes, dibujado por el propio autor.
Tantos los dos narradores como el resto del elenco de personajes son de lo más excéntrico que te puedes imaginar. Me ha fascinado que, a pesar de ser tantos, cada uno tiene sus características, sus individualidades, su propias pequeñas subtramas, que los hacen únicos dentro del entramado familiar.
Quiero destacar también el trabajo de traducción de Lucía
Barahona, pues no ha debido de ser fácil encontrar las palabras para
mantenerse fiel al estilo tan peculiar de Edward Carey y trasladar al
castellano todas las chifladuras que inundan la mansión de los Iremonger.
Y, como siempre, la edición de Blackie Books, impecable.
Si te gustan la narrativa gótica, la época victoriana, el misterio,
los escenarios sombríos, la fantasía urbana y los personajes extravagantes, no puedes perderte la
trilogía Iremonger.
Antes de empezarla, ya sospechaba que me iba a gustar mucho,
pues el estilo de Edward Carey ya me cautivó cuando leí Little.
¡Y así fue! ¡Me ha encantado!
Los secretos de Heap House ha sido una lectura
maravillosa, que me ha dado un montón de los ingredientes que más me gustan. La
he disfrutado, me ha enganchado y me ha hecho sentirme como si me hubiera
trasladado al interior de un cuento de hadas oscuro y tétrico. ¡Perfecto para
la Spooky Season, además! Ya estoy deseando leer la segunda parte.
Qué buena pinta tiene. Aunque no voy a mentir, lo de ver que va a haber una segunda parte, me ha enfriado un poquito.
ResponderEliminarBesotes!!!