Así comienza una aventura inolvidable que lo cambiará todo.
En casa de Amanda, Alfred encuentra un viejo transmisor de radio y consigue que
funcione, a pesar de que aquel aparato parece tener cien años. A través de su
programa de radio nocturno, Alfred descubre que hay muchos casos de niños como
él.
*Traducción de Luisa Gutiérrez.
¡Cuánto me gustan este tipo de novelas!
Radio Popov y los niños olvidados nos cuenta
la historia de Alfred, un pequeño de nueve años que vive casi todo el tiempo
solo. Su padre pasa largas temporadas viajando y, cuando regresa a casa, sigue
estando tan ausente como cuando está lejos. Alfred ya está acostumbrado, aunque
esta última vez está siendo peor que nunca: la comida está a punto de acabarse
y su padre «olvidó» dejarle dinero para llenar la nevera.
Su padre olvida muchas cosas. Incluso que su hijo existe.
Alfred es un niño olvidado.
También nos cuenta la historia de Amanda, una mujer muy
especial que reparte periódicos por las noches. Puede parecer un trabajo de lo
más monótono y silencioso, pero algunos de los periódicos que reparte llevan sorpresas
entre sus páginas. Sorpresas relacionadas con las que ella misma esconde en su
interior.
Uno de esos periódicos entra una noche por la rendija para
el correo de la puerta de Alfred y así es cómo su vida cambia para siempre. Así
es cómo empieza la aventura de Radio Popov.
A partir de este momento y a través de las ondas
radiofónicas, Alfred descubrirá que no está solo y que no hay mejor consuelo
que sentirse comprendido, escuchado y apreciado.
Como narrador, Anja Portin ha cedido su pluma a
nuestro pequeño Alfred. Ya te puedes imaginar entonces el tono en el que está contada
la historia. Tan inocente, tan tierno, tan honesto y tan lleno de esperanza,
porque habla una persona de nueve años con toda la vida por delante y con todas
las posibilidades aun por explorar. Y, al mismo tiempo, su relato está salpicado
de ese dolor de quien se siente abandonado, de desconfianza y de miedo a que en
cualquier momento todo vuelva a torcerse.
Además, algunos capítulos son las «transcripciones» de los
programas de Radio Popov, donde podemos escuchar a un Alfred mucho más relajado.
A medida que Alfred va descubriendo quiénes son en realidad
las personas que lo rodean, nosotros también los vamos conociendo. ¡Y es que
son un elenco de personajes tan especiales!
La ambientación me ha fascinado. Anja Portin mezcla
un escenario realista y contemporáneo con un aura de cuento clásico, de mundo
de fantasía tradicional; en especial al llegar al hogar de Amanda, un caserón
desvencijado, lleno de cachivaches, con un cuervo sobrevolando todo y un gato
escondido por los rincones, con el horno siempre encendido y ese delicioso aroma
a manzanas que traspasa las páginas. Con esta mezcla tan sugerente, la autora consigue
crear una burbuja protectora para el lector, en la que puedes olvidarte de todo
lo que te rodea cada vez que te sumerges entre las páginas del libro.
Como último detalle, al final del libro encontramos una
breve explicación sobre quién fue Aleksandr Popov, el personaje real que da
nombre al canal de radio de Alfred.
Radio Popov y los niños olvidados es una
historia tierna y delicada, que sigue un rimo sereno que te calienta el pecho
por dentro y te deja un regusto dulce a manzanas y a cuento clásico. Girando en
torno al tropo de found family, nos habla de esperanza, de empatía y de
la certeza de que siempre habrá alguien dispuesto a escucharnos.
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