Una extraña oscuridad crece en Allward. Incluso Corayne an-Amarat puede sentirlo, confinada en su pueblo al borde del mar. Para confirmarlo, un mítico inmortal y una implacable asesina aparecen inesperadamente para revelarle que es la última descendiente de un antiguo linaje con el poder de salvar el mundo de la destrucción.
Con el corazón envenenado y armado con una espada que no es suya, un hombre de ambición y locura desmedidas está formando un ejército como nunca antes se había visto. Y destruirá el reino con el fin de reclamarlo.
Poseedora de una magia desconocida por ella misma y con el destino del mundo sobre sus hombros, Corayne, junto a un grupo de reticentes aliados, se embarcará en un desesperado viaje para consumar una misión imposible.
*Traducción de Luis Carlos Fuentes Ávila.
Nada más abrir el libro, Victoria Aveyard nos
suelta en una batalla de lo más sangrienta, donde parece que no va a salir
nadie con vida. Este prólogo refleja el completo caos de la campaña bélica y juro que
pensaba que no me estaba enterando de nada, porque ahí solo hacía que morir
gente que yo no conocía y nombraban cosas que no sabía lo que eran.
Por suerte, seguí leyendo. Y, poco a poco, casi todo cobró
sentido.
La trama de Destructora de Reinos sigue el
viaje de dos bandos de un mismo conflicto.
Por un lado, tenemos al villano: Taristan, un poderoso y
temible hombre con la misión de provocar una completa destrucción a través de
la apertura de portales a otros mundos. En este sentido, me he quedado un poco
con sensación de que no se profundiza demasiado en sus motivos, ni en la figura
de «El que espera», pero tengo esperanzas en que se retome todo esto en los siguientes tomos.
En el polo opuesto tenemos a una pandilla de personajes que deben conducir a «la elegida» a través del mundo para tratar de detener el avance de Taristan y cerrar los portales mágicos antes de que sea demasiado tarde.
Es una novela de fantasía épica bastante clásica, con un accidentado viaje del héroe mientras trata de salvar el mundo de manos del villano, magia, personajes de distintas razas, criaturas fantásticas, conflictos, traiciones, alianzas y un mundo lleno de detalles.
Para mí lo mejor han sido los personajes y poder irlos conociendo poco a poco. Juntos forman una panda imprevisible de desterrados y por separado son todo lo contrario a lo que se espera de la figura típica del héroe.
En primer lugar, tenemos a Corayne, la hija de una temible
pirata, que nunca ha salido del pueblo en el que vive. Conoce los mares mejor
que nadie, pero jamás los ha surcado, así que está ansiosa por descubrir lo que
de verdad hay más allá de la tierra firme a la que siempre ha estado atada. A
pesar de ser «la elegida», como consecuencia de la sobreprotección de su madre,
de momento es un personaje cándido y vulnerable, al que el resto tiene que
proteger.
Andry es un escudero que se encuentra en el aprieto de
decidir entre las obligaciones aprendidas y los valores que lleva dentro. Me ha
parecido un personaje tierno y muy valiente por todo a lo que tienen que renunciar.
Sorasa Sarn es una asesina a sueldo (y mi preferida de este
primer tomo). Astuta, fuerte, inmutable… dispuesta a hacer todo por salvar el
mundo. O por salvarse a sí misma. Quiero saber mucho más de ella porque ya se
ha visto que es un personaje mucho más complejo de lo que parecía al principio.
Por último, está Domacridham, un gigante inmortal, con una
fuerza sobrehumana y un fondo adorable.
Para completar el grupo se unen a ellos una hechicera muy
inquietante, un sacerdote falsificador de documentos y una temible cazarrecompensas.
La narración va siguiendo los puntos de vista de unos y
otros, al principio por separado y después juntos. Me ha gustado que sean
personajes complejos, con sus propias historias a la espalda, con pasados
ocultos que poco a poco se empiezan a entrever, pero, sobre todo, que sean
completamente imperfectos. Se equivocan, se muestran débiles, meten la
pata, tienen malas intenciones, fracasan, salen heridos… y, con todo ello, la
autora consigue que se vean humanos, creíbles.
La presentación del mundo se hace principalmente a través de
dos recursos: por un lado, gracias a todo lo que saben los personajes acerca de
sus territorios, ya que cada uno de ellos procede de un lugar distinto; y, por
otro, a través, de lo que Corayne va descubriendo, pues escudriña de manera
ansiosa cada detalle que se presenta ante sus ojos, ávida de conocer el mundo
que su madre siempre le había negado.
Aunque sí que contiene escenas de acción, Destructora de reinos es un libro muy introductorio. La trama en sí misma no tiene demasiado peso, no pasan muchas cosas decisivas, sino que es más bien una sucesión de aventuras a lo largo del viaje inicial de los personajes, que permite conocerlos a ellos y la variedad de territorios que componen el mundo en el que se encuentran.
El ritmo es pausado, pero, a pesar de que tiene más de 600
páginas, personalmente el total no se me ha hecho largo ni pesado, aunque sí hubiera
agradecido que contase con más capítulos, para que cada uno de ellos fuera más
corto.
Nunca había leído a Victoria Aveyard, tengo
pendiente su saga de La Reina Roja, así que no puedo comparar. Lo
que sí puedo decir es que este primer acercamiento me ha dejado, en general,
buen sabor de boca y que me he quedado con ganas de seguir conociendo a estos
personajes y con expectativas de que, en lo que resta de trilogía, se me
disipen las dudas que me ha sembrado este inicio.
La edición de Gran Travesía trae un mapa detalladísimo del
mundo, que es una maravilla.
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