Una directora de casting en crisis, un actor en paro, un gigoló en horas bajas, dos amigas que no se entienden. Y entretanto, un descanso de media mañana, varios corazones no tan rotos, un taxi a ninguna parte, un calzoncillo en una ventana, una prueba de selección para un café y un pájaro cantante. Todo esto y más cabe en las veinticuatro horas de un día cualquiera. Basta con arriesgarse a tomar una decisión.
Dime que todo está bien se puede los jueves en el Teatro Lara y es una comedia en la que el espectador o espectadora no sabe en que ciudad está, pero puede ser cualquiera del mundo y la imaginación de cada persona es infinita.
Los personajes son encantadores y cada uno tiene sus peculiaridades como cada uno de nosotros, así que eso también me ha gustado, ya que muchas veces vamos a ver una obra de teatro, leemos un libro o vemos una película o serie y no nos sentimos identificados con los personajes o sentimos que lo que les puede pasar a ellos es imposible que nos pase a nosotros.
Por otro lado, las historias de dime que todo está bien se entrecruzan de manera muy sutil, de forma natural y todas ellas te harán sonreír constantemente.
Esta obra es como una producción de Woody Allen y el tono de la narración y el sabor de boca que te deja al final es muy "feeling good", también me recuerda a Love Actually, ya que el humor que del que somos testigos por parte de los personajes es muy directo, perspicaz, no cae para nada en lo soez y enseguida se te esboza una sonrisa.
Paloma Mariscal, Guillermo de los Santos, María Segalerva, Clara Galán y Marcos Orengo son los protagonistas de la obra y todos ellos serán el hilo conductor de la misma.
El elenco forma un tándem mágico, ya que todos nadan en la misma dirección y ninguno sobresale por encima de otro y eso es muy bonito en una obra de teatro que todos estén a la misma altura o es algo que valoro positivamente.
Al terminar la obra me reía y lo comentaba con mi acompañante, ya que muchas veces en las grandes ciudades por lo grandes que son, pues no nos encontramos a otras personas o esas personas no se conocen entre nuestras amistades, pero en algunos casos la magia existe.
Adoro como el amor por la literatura o por el teatro sean unos personajes importantes en dime que todo está bien, pero que no seamos muy conscientes de ello.
Otra de las cosas a destacar es que el texto es ágil y siempre están sucediendo cosas. Puede ser que sea un poco quisquillosa, pero cuando voy a ver una obra me gusta ver ese entrar y salir de personajes, esas tramas que se complican en un abrir y cerrar de dientes...
Valoro el juego de luces tan distinto para cada personaje y para cada escena que junto a la escenografía todo forme un armonioso juego de casualidades.
La naturalidad del elenco a la hora de actuar es algo enriquecedor, ya que el espectador simplemente está sentado en una butaca de un café cualquiera y es testigo de los desencuentros y encuentros.
La forma de ser de cada personaje y actor y actriz esta muy marcada y se diferencia mucho según la escena, eso es algo de agradecer y es maravilloso, ya que podemos ver al elenco en escenas de enfados, incredulidad, de felicidad, pero viendo diferentes tesituras en su forma de actuar.
Saldréis con una sonrisa de oreja a oreja, habréis desconectado totalmente, habréis dejado los problemas en la puerta y disfrutaréis enormemente con esta comedia.
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