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OPINIÓN DE LA PARÁBOLA DEL SEMBRADOR DE OCTAVIA E. BUTLER

Esta aclamada novela posapocalíptica de esperanza y terror, de la galardonada escritora Octavia E. Butler, armoniza con otras grandes obras distópicas, como 1984 o El cuento de la criada. Cuando el cambio climático global y las crisis económicas conducen al caos social a principios de la década de 2020, California se llena de peligros, desde la escasez generalizada de agua hasta las masas de vagabundos que harán cualquier cosa para sobrevivir otro día más. Lauren Olamina, una joven adolescente de quince años, vive dentro de una comunidad cerrada con su padre, un predicador, su familia y sus vecinos, relativamente protegida de la anarquía circundante. En una sociedad donde cualquier vulnerabilidad es un riesgo, ella sufre de hiperempatía, una sensibilidad debilitante hacia las emociones de los demás. Precoz y lúcida, Lauren debe hacer oír su voz para proteger a sus seres queridos de los desastres inminentes que su pequeña comunidad ignora obstinadamente. Pero lo que comienza como una lucha por la supervivencia pronto conduce al nacimiento de una nueva fe y a una sorprendente visión del destino humano.

*Traducción de Silvia Moreno Parrado.

 

Al abrir La parábola del sembrador, nos situamos en 2024 (no tan lejano ¿eh?) en California. El cambio climático, la corrupción política y las crisis económicas han llevado el mundo (en este caso se centra en EEUU, pero asumimos que el resto estará parecido) al borde de la destrucción total. La gran «potencia americana» es ahora un completo horror: el agua es muchísimo más cara que la gasolina, las desigualdades sociales son abismales, las fronteras entre los estados están cerradas, el calentamiento global está asolando el territorio, la privatización desmedida alcanza ya el nivel de ciudades enteras, la policía está totalmente pervertida, el gobierno acaba de retirar la partida económica que podría suponer una esperanza real a medio plazo y se está popularizando una droga que hace a quien la consume deleitarse con el fuego.

Nuestra protagonista es Lauren Olamina, una adolescente que vive en uno de los barrios donde todavía existe una cierta «seguridad», pues el muro que lo rodea los protege del mundo de los desposeídos, donde nadie está a salvo de la violencia en todas sus facetas, donde todo el mundo es capaz de cualquier cosa con tal de mantenerse con vida un día más.

Lauren es una joven inteligente, activa e inquieta que, a pesar de la aparente seguridad en la que habita, tiene los ojos completamente abiertos hacia la realidad que la rodea y hacia el futuro que se podría tener si se hicieran las cosas bien (o mal). Además, padece hiperempatía, un trastorno que hace que comparta de manera involuntaria el dolor y el placer (si es que todavía queda de eso) de las personas que la rodean. Mientras ayuda a la mujer de su padre con la escuela de la comunidad, Lauren lee, se informa, reflexiona, se cuestiona a sí misma, se prepara para lo que puede llegar e intenta advertir a los demás para que hagan lo mismo.

Hasta que en un momento dado tiene que comenzar un viaje hacia el norte, en busca de un futuro mejor, donde se convertirá en una líder precoz que mantendrá unido a un grupo de lo más variopinto, un grupo que bien representa la diversidad del ser humano. Durante este viaje, no solo se enfrentará a peligros, debates morales y nuevos sentimientos, sino que también desarrollará y compartirá lo que lleva años escribiendo en cuadernos y que se convertirá en la semilla de una nueva fe bastante curiosa.

Lo más terrorífico de La parábola del sembrador es que, escrita hace casi treinta años, ambientada de 2024 a 2027 y catalogada como distopía futurista, contiene ciertos aspectos que son ya narrativa contemporánea y otros muchos que no es descabellado pensar que puedan también hacerse reales si no empezamos desde ya a cambiar muchas cosas.

Quizá no es una distopía al uso, al menos no es una distopía como las que yo suelo leer. No es un libro con muchísima acción (obviamente la hay, en un mundo en el que el objetivo es sobrevivir a cualquier precio tiene que haberla), aunque sí contiene escenas desgarradoras, pero lo verdaderamente importante aquí son los personajes y los temas que planteó Octavia E. Butler en lo que ella misma denominaba «cuentos de advertencia». Y no le faltaba razón.

En primer lugar, lo más evidente: el futuro que nos espera y al que nos estamos acercando peligrosamente. Cambio climático, crisis económicas, corrupción política, leyes que reducen derechos fundamentales mientras tratan de convencernos de que lo hacen «por nuestro bien», desigualdades sociales cada vez más pronunciadas, escasez de recursos naturales, privatizaciones de servicios básicos, abusos de poder… creo que son temas que a todos nos suenan demasiado próximos, aunque muchas veces queramos pensar que en realidad no nos tocan tan cerca y encima tener la desfachatez de excusarnos diciendo que «yo no tengo la culpa». Este autoengaño también aparece reflejado en el libro con consecuencias terriblemente trágicas.

Además, resuenan ecos de problemáticas que en teoría deberíamos haber erradicado hace mucho tiempo, como la esclavitud. Y, por supuesto, en el 2024 de la novela, el racismo sigue estando a la orden del día.

La protagonista me ha gustado muchísimo por sus contradicciones. Lauren duda de todo, está segura de sus convicciones, comete errores, acierta, tiene miedo, tiene ganas de seguir adelante, sufre, siente, es fuerte, es vulnerable, quiere rendirse, quiere estar preparada para todo… Es un personaje complejísimo y completo que al final demuestra que, a pesar de todo, sí tiene esperanzas. Reconozco que me mantuvo un poco recelosa con respecto a su entusiasmo por crear una nueva fe, pero que al final, cuando lo comparte con otros, pude entender (más o menos) lo que decía. Lauren escribe las bases de esta nueva fe en el libro de Semilla Terrestre: el libro de los vivos. Semilla Terrestre contempla un destino sorprendente para los seres humanos. Y su Dios es cambio y el cambio ocurre y está en manos de todos. Desde luego, ella lo explica mucho mejor, que para eso es la fundadora.

El asunto de la hiperempatía me ha parecido bastante peliagudo y muy bien planteado. No nos lo muestra como algo maravilloso, ni lo romantiza. Sí que en algún momento alguno de los personajes plantea la posibilidad de que el mundo sería mejor si todos pudiéramos sentir el dolor de los demás, pero el precio sería demasiado alto y además podría volverse en contra.

Si una cosa tengo clara es que merece mucho la pena leer a Octavia E. Butler. Y no lo digo solo yo, lo dicen sus premios y la cantidad de puertas que abrió a pesar de morir bastante joven. Si lo pensáis, una mujer negra escribiendo ciencia ficción en los setenta era algo extraordinario, lamentablemente.

Este libro te deja la cabeza como un bombo. Una de las cosas más fascinantes es que la autora no se decanta por ninguno de los extremos de las cuestiones que plantea: te muestra el abanico de opciones, de posturas… y ya allá te apañes para devanarte los sesos y cuestionarte a ti mismo igual que hace la protagonista. Es muy complicado salir de la historia, incluso al acabarla. Yo ya la terminé hace unos cuantos días y sigo dándole vueltas al asunto y pensando en cuál será el devenir de personajes.

La parábola del sembrador iba a ser el primer tomo de una trilogía, pero, por desgracia, Butler murió de forma prematura y no pudo acabarla. Sí llegó a escribir la segunda parte, La parábola de los talentos, que yo, desde luego, tengo intención de leer.

Opinión de Inés Díaz Arriero

Comentarios

  1. Tiene una pinta fantástica. Tomo buenísima nota.
    Besotes!!!

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