Agatha es una niña Halcón. Su función es patrullar el dique que sirve de fortaleza al enclave donde vive su clan, y lo hace con orgullo, sin importar lo que otros digan sobre su derecho a estar allí. Pero un terrible desastre ocurre y su gente es llevada brutalmente en los barcos de una horda invasora. Con el fin de hallar la forma de rescatar a la única familia que ha conocido, deberá abandonar la isla y unirse a los únicos otros supervivientes: Jaime, un flacucho y miedoso pescador adolescente, y Lileas, la joven con la que este ha sido obligado a casarse. Agatha siempre ha sabido que es diferente, y Jaime siempre ha sabido que era presa del sentimiento prohibido del miedo. Pero ahora ambos descubrirán lo importantes y fuertes que pueden llegar a ser. A medida que su búsqueda los lleve a través de las tierras salvajes de la parte continental y al corazón de un reino destruido hace años por el miedo y la superstición, se enfrentarán a una lucha que requerirá todo el poder que puedan reunir.
Al abrir este primer tomo de Sombras sobre Skye, nos encontramos
en un mundo fantástico emplazado en terrenos del mundo real. Aunque más tarde acompañaremos a nuestros
héroes en su viaje por otros territorios, de momento nos situamos en la isla de
Skye, donde habita uno de los pocos clanes que sobrevivieron a la peste que
mató a todo el mundo en «tierra firme».
Este clan se rige por la sabiduría del consejo de ancianos,
que son también los encargados de asignar a cada miembro un trabajo en función
de su vocación. Agatha forma parte
de los Halcones, los encargados de vigilar la muralla y avisar de cualquier
cosa que se acerque, sea buena o mala.
Además, en el clan todos cuidan de todos y no existe el
matrimonio. Sin embargo, ahora Jaime está
obligado a casarse con una niña de la vecina isla de Raasay y nadie parece
entender muy bien el motivo.
Pero todo se tuerce un día en el que los miembros del clan
son arrancados de la isla y llevados a la fuerza en barcos a través del mar.
Ahí será cuando Agatha, Jaime y la pequeña Lileas inicien un peligroso viaje, a
través de una tierra plagada de supersticiones y leyendas, para tratar de
rescatarlos.
La niña Halcón es un primer tomo de trilogía y, como es lógico,
tiene mucha importancia la presentación del mundo, de los hitos históricos que
han marcado la situación en el presente, de la cultura y de los personajes.
Aparte de que me ha gustado muchísimo la construcción del mundo en sí, me ha
parecido que Joseph Elliot lo
presenta de un modo muy ameno y funcional. Porque no lo cuenta, sino que lo va
mostrando a medida que los héroes avanzan en su viaje. Y, cuando necesita explicar
algo más específico, lo hace a través de diálogos. De hecho, me ha resultado
muy interesante ver cómo Agatha y Jaime van descubriendo lo que hay más allá de
la muralla de su enclave y cómo en ocasiones incluso tienen que romper con
ciertos prejuicios que tenían muy interiorizados, pues las reglas de su clan
eran las únicas que conocían hasta el momento.
Más allá de eso, el estilo del autor es muy agradable de
leer, sencillo y cuidado, y el ritmo tan ágil que el libro avanza casi sin que
te des cuenta.
Creo que los personajes están muy bien perfilados y consiguen despertar distintos sentimientos en función de su carácter y sus actuaciones.
La historia está narrada por los dos protagonistas en capítulos
alternos y el cambio de registro que hace el autor para darle la palabra a cada
uno de ellos es magnífico. Ambos son maravillosos, pero Agatha es una delicia.
Joseph Elliott
tiene experiencia trabajando con niños con necesidades educativas especiales y
se nota perfectamente en el retrato que ha creado de Agatha. Agatha tiene síndrome de Down (aunque
obviamente en la novela no se menciona como tal porque en su mundo no se conoce
esta condición) y de verdad que es una de las heroínas más fuertes que he leído
últimamente. Como personaje es redondo: valiente, tierna, divertida, inteligente,
generosa y con un temperamento que tira para atrás. En la segunda página yo ya
la quería muchísimo, pero es que a lo largo de las páginas me ha dado una
lección de astucia, fortaleza y empatía tremenda. ¡Hacen falta más heroínas
como ella!
La niña Halcón ha sido una lectura que ha tenido un poco de
todo: fantasía, aventura, acción, personajes con los que ha sido muy fácil encariñarme,
momentos entrañables y pasajes escalofriantes. Desde luego, ha resultado un
inicio de trilogía que por sí solo ya funciona de maravilla, pero que encima deja
con muchísimas ganas de saber más. Vamos, es que no le puedo poner ni una pega.
Y para los frikis de los mapas: ¡Sí! ¡Trae uno al principio!
Esta vez no me animo, pero me alegra ver que la has disfrutado.
ResponderEliminarBesotes!!!