Francia, 1942. Gilles es arrestado por soldados de las SS junto con otros judíos y enviado a un campo de concentración en Alemania. Allí consigue evitar la ejecución al jurar a los guardias que no es judío, sino persa. Gracias a esta artimaña, Gilles consigue mantenerse con vida, pero tendrá que enseñar un idioma que no conoce a uno de los oficiales del campo, interesado en aprenderlo. Al tiempo que la relación entre ellos aumenta, las sospechas de los soldados van en incremento.
El profesor de persa ha sido una película indescriptible. Una película dura y oscura por la época en la que suceden los hechos, una película tan inolvidable como el poder de los nombres y de las palabras.
La esperanza aunque es minúscula para el protagonista, reside en su mente, en su forma de pensar, en su forma de sobrevivir.
Nahuel Pérez Biscayart hace suya la película constantemente, el personaje forma parte de él y nos lo demuestra en infinidad de ocasiones.
Lars Eindinger es el otro actor protagonista, es la otra cara de la moneda, pero cuando lo vemos en un "cara a cara" con Nahuel, como que pierde fuerza, se vuelve pequeño, debido a que Nahuel se vuelve más poderoso, las palabras le ayudan a crecer, no olvidar y no volverse loco totalmente.
Algo que me ha llamado la atención de la producción es que el tiempo parece detenerse en ese lugar y en 1942. Los espectadores no somos conscientes del paso de los días, semanas, meses y años, solamente parece darse cuenta de esto, Gilles.
Me sorprendió el público de la sala, como en un principio estaban tímidos y ni respiraban, pero en un momento dado de la producción empezaron a reírse tímidamente.
Sinceramente estaba tan de los nervios con la trama, que no podía reír, ni pensar en nada.
Esta producción basada en hechos reales es de esas películas que terminas de verla y sigue estando en tu cabeza por horas, días y semanas. El profesor persa te deja un poso, te deja en la mente imágenes impactantes, te deja con preguntas tales como: ¿qué hubieses hecho tú?
Hay caras, personas, objetos que te dejan huella, que te hacen darte cuenta de lo "afortunado" que eres o de lo que tienes en ese lugar lleno de muerte.
El protagonista empieza sobreviviendo, pero acaba humanizando a muchas personas, no olvida, pero creo que es lo único que podía hacer.
Esta producción dura dos horas, pero el tiempo pasa volando y no te das cuenta de este detalle.
La narración de el profesor de persa es poderosa y aunque el resto de personajes son importantes en algunos momentos y para entender algunas cosas, Nahuel Pérez Biscayart se come la pantalla totalmente.
Una película muy recomendable.
Pues tendré que verla!
ResponderEliminarBesotes!!!