Han pasado siete años desde que Gerry, el marido de Holly Kennedy, murió y la dejó devastada; seis años desde que leyó su última carta en la que la animaba a encontrar el valor suficiente para hacer frente a su nueva vida.
Holly está orgullosa de todo lo que ha conseguido y de cómo ha evolucionado su vida. Sin embargo, cuando un grupo que se hace llamar Club Posdata: te quiero, inspirado en las cartas de despedida de su marido, le pide ayuda, Holly se ve transportada de nuevo a un mundo que ha luchado por dejar atrás y la relación con los miembros del club amenaza con destruir la paz que había creído lograr.
Pero pronto descubrirá que mirar atrás, volver atrás, no es síntoma de debilidad. Holly se dará cuenta de que reabrir las heridas es una demostración de valentía y que solo así se pueden cerrar definitivamente.
Aunque para Holly han sido solo siete años, para nosotros,
los lectores, ha pasado bastante más tiempo desde que dijimos adiós, tras haber
caminado con ella a lo largo de las diez cartas que su marido Gerry le había
dejado preparadas antes de morir. Y es que, aunque no lo parezca, Posdata:te quiero se publicó por primera vez en 2004 (y tres años más tarde
salió su horrible adaptación cinematográfica). Por eso me sorprendió mucho que Cecelia Ahern decidiera escribir esta
secuela tantísimo tiempo después.
En La última carta nos encontramos con
una Holly que ha conseguido rehacer su vida: trabaja en la tienda de segunda
mano de su hermana, tiene una nueva pareja y ha logrado por fin salir adelante,
dejando a los fantasmas guardados en un cajón. El problema es que ese cajón de
pronto se abre, cuando participa en un podcast sobre el proceso de duelo. Pero
no es el podcast en sí lo que hace que sus cicatrices vuelvan a escocer, sino la
repercusión que le sucede, pues su experiencia con las cartas de Gerry inspira
a un grupo de personas con enfermedades terminales a formar el Club posdata: te quiero, para hacer lo
mismo por sus seres queridos. A partir de este momento, Holly entrará en un
remolino de dudas que desatará una lucha interna entre lo que quiere hacer, lo
que cree que debe hacer y lo que piensa que los demás esperan que haga.
La última carta es una novela muy emotiva que trata sobre el
proceso de duelo y sobre cómo afrontar la muerte, tanto desde el punto de vista
de la persona que sabe que se acerca su momento, como desde la visión de los
que le rodean. También deja un mensaje optimista, pues los personajes, de algún
modo, aprenden que no hace falta nada material para recordar y que seguir
adelante no significa traicionar al pasado.
Además de reencontrarnos con viejos conocidos, en esta
secuela aparecen personajes nuevos para aportar más valor a la vida de Holly.
Mi favorita en todo momento ha sido Ginika, pero cada uno de ellos es diferente
y sus circunstancias hacen que representen tan solo unas pocas de todo el infinito
abanico de sensaciones que pueden aparecer en los momentos más duros.
La última carta está escrita con la sensibilidad que
caracteriza a Cecelia Ahern,
mostrando de forma abierta los sentimientos de los personajes, desentrañando
los lazos que unen a unos con otros, haciéndolos cometer errores, meter la pata
y no ser nunca perfectos, para que así resulten reales.
Lo único que no me ha gustado nada de nada ha sido el personaje
de Joy, la inconsistencia (y sospecho que escasez de documentación) con la que
está construido. Ya desde el principio chirría mucho, porque por sus
circunstancias no encaja dentro de un club de enfermos terminales. Además, se
cometen muchos errores en torno a la explicación de su enfermedad, la
esclerosis múltiple, y aunque algunos de ellos se subsanan después, vuelve a
caer en las mismas incoherencias más adelante. Creo que la autora podría haber
escogido entre muchos otros tipos de personajes que sí fueran congruentes
dentro del grupo.
No ha sido una lectura perfecta por culpa de ese detalle,
pero, a pesar de ello, el resto de la novela, cuando este personaje no estaba
en escena, me ha gustado. Cuando lo cerré me quedé en un estado un tanto
melancólico, pues la historia pega dentro irremediablemente y hace reflexionar
sobre lo que tenemos alrededor. Me pasa con cada libro de Cecelia Ahern que leo: siempre me dejan algo a cambio de quedarse con
un trocito de mí entre las páginas.
Leí el primer libro hace muchos años. Recuerdo que me gustó mucho. Pero no sé si me animaré con este libro. Ese personaje de JOy me echa para atrás...
ResponderEliminarBesotes!!!