Matilda es una ávida lectora de solo cinco años. Sensible e inteligente, todos la admiran menos sus mediocres padres, que la consideran una inútil. Además, tiene poderes extraños y maravillosos…
Un día, Matilda decide liberarse y empieza a emplearlos contra la abominable y cruel señorita Trunchbull.
Todavía recuerdo el día que me llevaron al cine a ver Matilda. Me fascinó de tal manera que las semanas siguientes no hice otra cosa que intentar mover cosas con la mente. Fue un fracaso, claro. Después he visto la película muchísimas veces, por lo que la tengo bastante fresca en la memoria. El libro no tanto, porque lo leí solo una vez y hace muchísimo tiempo. Quizá por eso, lo he disfrutado como una niña pequeña, como si fuera la primera vez que me sumergía entre sus páginas.
Matilda ha tenido la mala suerte
de nacer en una familia de mediocres sinvergüenzas. Desde bien pequeñita, tuvo
que aprender a cuidar de sí misma, pues su madre la dejaba sola en casa para
irse al bingo mientras su padre estafaba a la gente en un almacén de venta de
coches de segunda mano trucados. Por suerte, Matilda descubre el maravilloso
paraíso que se esconde tras las puertas de una biblioteca y, a partir de ese
momento, su mente comenzará a desarrollarse a una velocidad extraordinaria
alentada por las palabras de todos esos escritores que plasmaron sus historias
en los libros. En cuanto llega al colegio, su profesora se dará cuenta de que
Matilda es un prodigio que puede incluso llevar a cabo «milagros». Pero todo en
el colegio no será coser y cantar, ya que tendrá que enfrentarse a la terrible
directora, la señorita Trunchbull.
Con esta historia llena de
fantasía, dulzura y humor, el gran Roald
Dahl —y su inconfundible modo de contar las cosas— nos vuelve a demostrar
que a los niños JAMÁS hay que tratarlos como si fueran menos inteligentes que
los adultos. Matilda es una oda a la literatura, a la imaginación y a la
importancia de ser siempre uno mismo.
Alfaguara, dentro de su colección de Clásicos, reedita este imprescindible de la literatura infantil y
juvenil, coincidiendo con el treinta aniversario de su publicación. Esta
edición viene en tapa dura y acompañada por divertidísimas ilustraciones en
blanco y negro hechas por Quentin Blake.
Un regalo perfecto para coleccionistas o para cualquier lector tan apasionado
como Matilda,
sin importar que vaya a reencontrarse con la pequeña heroína o que vaya a
conocerla por primera vez.
Me encanta!!! Ays, cómo disfruté de esta lectura con mi hija cuando era peque.
ResponderEliminarBesotes!!!