Sole, una mujer sensualmente atractiva, es una influencer de cincuenta años. Aparentemente, tiene todo en la vida. Disfruta de la libertad que le ofrece su trabajo y su casa. Es fiestera y se rodea de sus seguidores. Se deja llevar y fluye. Pero cuando acaba la diversión nocturna y Sole regresa a su hogar, todo cambia.
Christina Rapado nos transmite muchas emociones en una sola escena. Al principio, su personaje te desconcierta y hasta te ríes a carcajadas con su fuerza arrolladora; pero rápidamente conocemos su vulnerabilidad y su triste realidad.
Requiere una gran delicadeza ponerse en la piel de Sole, ya que sin que el espectador se dé cuenta nos tiene que guiar por varios estados de ánimo de forma sutil.
En el cortometraje, aparecen muchas metáforas muy profundas que solo cobran sentido al final de la historia, cuando vemos los créditos finales.
Pedro Estepa nos regala un final que te deja con un nudo en la garganta y me ha inquietado, pues me ha dejado una sensación de vacío enorme.
Esta historia nos muestra a un personaje tan repleto de contradicciones que me quede con unas ganas enormes de conocer más acerca de su vida.
También, sentí una inmensa necesidad de abrazarla, ya que en su caparazón es muy entrañable.
Las interacciones de Sole con Antonio Resines, Javier Losán, Ana del Arco, Nicolás Gaude y Abel Santiesteban nos hacen conocer las distintas caras de Sole, pero su verdadero “yo” está oculto. Me quedé pensando acerca de los motivos que la impulsan a no quitarse la máscara.
Cristina Rapado es puro magnetismo. Cuando canta y baila experimenta una gran transformación, pues con su letra pegadiza de la banda sonora nos cuenta más de lo que cualquier diálogo nos pueda decir. Incluso con sus silencios y perdida en sus pensamientos nos invita a reflexionar.
La trama empieza de día con la llegada de Sole a su casa y al final, está envuelta en la oscuridad como si se estableciese un contraste poético.
Cuando Sole se burla de Paco (Antonio Resines) antes de entrar al ascensor me parece llena de simbolismo. El hecho de que se quede detrás de las rejas, me hace pensar en una metáfora de una cárcel emocional que es lo que siente. A lo mejor, quiere reflejar que se siente atrapada de su vida.
Los espejos y los selfies son un hilo conductor de la trama y aparecen en momentos esenciales de la historia.
La manera en la que Sole se refleja en él y se mira es como si se estuviese buscando algo o intentando encontrar alguna respuesta a algo.
El director nos ofrece un cortometraje con un universo lleno de simbolismos que invita a reflexionar sobre la soledad. Con un personaje que parece que tiene un caparazón impenetrable, que la esta protegiendo de la conexión que tanto anhela y desea.
Un asombroso descubrimiento.
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