Una historia de amor contada en primera persona por Emilio Barreto, un hombre que estuvo trece años en la cárcel en la época del régimen militar de Alfredo Stroessner. Nunca fue juzgado por ningún delito.
Gracias a Casa América he podido acercarme a la historia de Paraguay, un país que sé donde queda geográficamente hablando, pero del que apenas sabía nada de su historia.
En la tarde de hoy, ha sido la presentación y el coloquio posterior con la propia directora que fue emocionante y enriquecedor.
Emilio Barreto: Ángeles y demonios de Cris Arana es un verdadero regalo para los amantes del cortometraje documental.
Es una experiencia impactante que nos invita a acercarnos a la vida de una persona inspiradora, como es Emilio, y deja una huella profunda en el espectador.
La historia de Emilio y su amor por Nimia me ha tocado de una manera muy profunda. Lo que más me ha resonado es ver el vínculo de dos personas que pasaron por mucho y decidieron seguir juntos. Aunque, me produce una tristeza inmensurable no oír mucho a Nimia, pero pienso que Emilio es la voz de ella y representa de manera única la voz de todas las personas que fueron silenciadas y de las que no quieren, ni pueden hablar.
En una historia que nos muestra los horrores de la dictadura en Paraguay y la resilencia de Emilio Barreto que estuvo 13 años en encarcelado injustamente. Emilio en un mundo muy oscuro brilla de manera esperanzadora y motivadora.
Se nota que Cris Arana y Emilio tienen una amistad mágica y una conexión maravillosa, pues creo que Emilio no se hubiese abierto de la forma en la que lo hace con cualquier persona, aunque siento que tenía la necesidad y sentía unas ganas enormes de contar lo que le sucedió.
El cortometraje nos introduce lentamente en la vida de Emilio Barreto, quien se presenta directamente con una voz en off y gradualmente nos va contando su historia.
Nimia, es el hilo que le mantiene cuerdo y creo que le mantuvo con vida y nos hace partícipes de su historia de amor y de la increíble conexión que forjaron.
Tristemente, el fallecimiento de Nimia durante la pandemia nos lleva a conocer a otro Emilio, sin ella.
Rodada tanto en la casa de Emilio y Nimia con en lugares importantes de la narración, la directora ha
sabido cómo enseñarnos esos lugares horribles y dotar a la narración impactante de Emilio, darle una especie de oscura belleza visual y visceral.
Me han golpeado como un puño en el estómago todo lo que Emilio nos cuenta sobre sus torturas y no me cabe en la cabeza que haya gente que pueda quitar a otro la vida.
Admiro a Emilio por varias cosas, entre ellas, por ser capaz de decir en voz alta el nombre y apellido de su torturador.
La solidaridad y la red de apoyo que hicieron en la cárcel, uniéndose todos en estas circunstancias tan drásticas, es admirable. Creo que en los peores momentos sale lo mejor y lo peor de las personas, pero en este caso brillo la unión.
Cris Arana no quiere realizar un documental perfecto y con tomas increíbles. La directora se centra en escuchar y observar al protagonista y capturar sus gestos. Algunas de las imágenes son sutiles ejemplos de unir la narración y el lenguaje visual, como, cuando Emilio habla de su paso por la cárcel y está sentado mirando hacia fuera junto a una ventana con barrotes, de su casa.
Emilio Barreto: Ángeles y demonios de Cris Arana es una producción que me ha removido enormemente. Me parece un trabajo muy valiente, necesario y admirable, ya que invita a reflexionar y a romper silencios.
Creo que abrirá caminos para que más voces se alcen y ayude sanar heridas personales. Aunque, entiendo las reticencias y miedos.
Esta producción me ha conmovido y me ha inspirado a investigar, conocer y empaparme no solo de la historia de Paraguay, también de aquí.
Me encantaría ver todo el material que tiene la directora de todas las conversaciones con Emilio.
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