Eran el león, la ballena, el cervatillo, los protagonistas de una obra de fin de curso en la que el canguro había desaparecido y sus amigos debían encontrarlo. Ahora tienen casi treinta años y deambulan por los meandros de una vida dorada: comen pescado crudo y patanegra, beben vinos selectos, fuman esencias, se drogan igual que consumían caramelos de niños, navegan, salen de fiesta, se dedican a las artes, intentan hacer política. Tienen cuerpos esculpidos y llevan ropa cara; son hijos de célebres directores y periodistas, de multimillonarios con fortunas sólidas y antiguas, o recientes y sospechosas. Pero también son herederos de los rebeldes que caracterizaron épocas gloriosas y desesperadas de la historia: aquellos que, prosperando en la paz, invocaron la guerra; aquellos que, amando a sus padres, han padecido sus hipocresías, han desenmascarado sus contradicciones y han soñado con la aniquilación. Poldo Biancheri, el Gordo Tapia, Guenda Pech, Stella Marraffa, Aldo: a pesar de tenerlo todo, se sienten atrapados y este es su verano, aquel en el que quieren romper el círculo. Poldo es la voz narradora de su embriaguez, de su desafío: lo cuenta como si lo viera todo desde la distancia, registrándolo todo con firmeza, pero sin ocultar su nostalgia por una infancia aún cercana, su rabia hacia unos padres que se lo han llevado todo y no han dejado más que migajas, su ternura por unos hermanos y unos compañeros capaces de hacerse daño como protesta o por amor. Mirémonos a la cara: somos los hiperbóreos... Hemos encontrado la salida a milenios de laberinto. Más allá del norte, más allá del hielo y de la muerte: nuestra vida, nuestra felicidad...
—TRADUCCIÓN POR PATRICIA ORTS-
Los hiperbóreos de Pietro Castellitto es de esos libros inclasificables, ya que en un solo libro te encuentras unos cuantos géneros y subgéneros literarios.
Es una novela cruda y el tiempo es de esos personajes omnipresentes en toda la historia. El tiempo que juega ese papel que divide la vida y la muerte.
Los personajes resuenan en tu cabeza una vez terminas de leer y me ha gustado de ellos que parecen vivir al límite, pero al mismo tiempo, necesitan romper esas cadenas que les oprimen.
Poldo es un narrador increíble y creo que sin él esta historia no hubiese sido la misma. Poldo nos invita a conocer a sus amigos, sus recuerdos, el verano y esa marca del ventilador que tanto me hipnotizó.
La verdad es que, Pietro hace un ejercicio fabuloso en esta escritura, pues no sabes si lo que cuenta Poldo es parte de su libro, está narrando lo que sucede en el verano o es un mix de todo esto.
He sentido respecto a un misterio (el de los perros) una curiosidad innata y es lo que sienten los protagonistas por cada salida, por cada noche, por cada plan.
Ellos viven al límite, pero se callan tantas cosas que duele.
Estos personajes quieren ser protagonistas de sus vidas, pero sus familias parecen no dejarles ser nada, solo sombras que se desdibujan conforme avanza el verano.
Sorprende en la cantidad de ambientes que se mueven Poldo Biancheri, el Gordo Tapia, Guenda Pech, Stella Marraffa, Aldo, pero a su vez lo que sueltan por su boca: No tienen filtros.
Es algo bueno, ya que se nota su genuinidad, pero para muchos lectores malo, puesto que pensaran ¿solo saben decir estas cosas? ¿Solo hablan de esta manera?
Creo que los hiperbóreos como título le viene como anillo al dedo. También, creo que Pietro Castellitto hace un genial trabajo, cuando une presente y pasado en una delgada línea.
Me ha dado que pensar el tono y la manera en la que la muerte aparece y desaparece, pero siempre omnipresente.
Se me viene a la mente la frase “Carpe Diem”, ya que cada vez que leía alguna salida, algún reencuentro, alguna llegada a casa de unos, de otros o de personas ajenas parecía que estos amigos y amigas viviesen al límite o que quisieran demostrar que son inmortales.
Y, mientras escribo esta opinión, se me viene a la mente todas las emociones que he sentido conforme avanzaba en la historia y pasaban las páginas.
Pietro abre temas y no los cierra, pero nunca sabes en qué instante sacará a relucir lo que había dejado pendiente.
Sorprende la forma en la que los personajes reaccionan ante estímulos de fuera de su grupo. Es como si, se les sacase de su círculo, se volviesen locos (un poco alguno está).
Es una novela muy visceral y como lectora me ha golpeado en el estómago en varias ocasiones. Terminas el libro y lo cierras, pero tienes una sensación de vacío y de nostalgia.
Los hiperbóreos tienen partes en las que los personajes se ríen de sí mismos, del lugar del que vienen, de la suerte que tienen…
También, estos personajes se ponen una máscara que difiere de la realidad y hay varios giros en los acontecimientos que ni los ves venir y te dejan sin palabras.
Pietro Castellito ha logrado crear un libro, dentro de otro libro y de otro. Crea una historia que te hace reflexionar sobre la vida, la importancia de exprimir la vida y lo vital que es el tiempo.
Es una experiencia literaria única y distinta a lo que estoy acostumbrada a leer. Es muy visual y conforme lees, como que las imágenes de algunas escenas aparecen frente a ti.
Las emociones intensas se agolpan en estas páginas y los personajes buscan desesperadamente un sitio en el mundo y ser protagonistas de sus propias vidas.
Me ha logrado impactar por una autenticidad peculiar y única.
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