Darío recibe la inesperada noticia de la muerte repentina de un amigo de su antiguo grupo del barrio de su adolescencia. Después de varios años sin ir, y tras pensarlo mucho, decide volver y cerrar viejas heridas que todavía siguen abiertas. Durante su regreso, se reencontrará con Daniel, su mejor amigo de entonces, con quien vivió una relación personal muy intensa y ambigua. También volverá a verse las caras con Adrián, un amor que pudo ser, pero con el que nunca se atrevió durante su juventud. Los tres vuelven al barrio, pero ya no son lo que eran. ¿Conseguirán volver para avanzar o se quedarán donde están?
El barrio de Diego da Costa con Jaime Macanás, Rober Pascual y Alfonso Muñoz es un road trip emocional y emocionante. Con un texto mordaz y brutalmente honesto, pero con una capacidad reflexiva y compleja que nos ayudará a conocer a el barrio del que provienen los protagonistas y podremos conocer a Darío, Daniel y Adrián en el mismo entorno en el que crecieron, se conocieron y empezaron sus historias.
Me ha parecido una idea brillante que sea en un funeral en donde se reúnan los tres personajes, pues aunque son unos momentos duros y tristes, como que estos espacios e instantes invitan a reflexionar, a hablar, a contar secretos...
Diego ha pensado en todo y nos podemos encontrar varias metáforas a varios niveles de la obra. Algunas más visibles que otras, pero con gran poder.
Por ejemplo, algunas se camuflan entre los diálogos y otras entre la sencilla escenografía.
Hablando de la escenografía, el juego de luces y sonidos, los cuales, siempre me gusta observar son geniales. La escenografía no eclipsa a los actores, sino más bien les acompaña. La música en algunos instantes de la trama puede tomar un cariz u otro. La pantalla de detrás con la imagen del tren, con las fotos o con ese reloj resulta un misterio, porque no sabemos hacia que lugar nos llevará este viaje, pero resulta fascinante.
Jaime Macanás, Rober Pascual y Alfonso Muñoz son los protagonistas indiscutibles, aunque el personaje de el barrio es magnetico, pues une y distancia a las personas.
Aunque, en esta ocasión este personaje con gran importancia se desdibuja, pues los recuerdos toman su relevo.
Los tres actores forman un tándem con un gran magnetismo entre ellos y todos están al mismo nivel. Es decir, todos tienen sus momentos de magia y no se eclipsan.
Jaime, Rober y Alfonso nos deileitan con una actuación complicada, con mucha naturalidad y transmitiendo al público muchas emociones.
Es una obra de teatro que habla de temas universales y reflexiona con gran crudeza sobre las relaciones entre hombres, pero no quedándose solo en la superficie, sino que los conflictos internos y dilemas morales que enfrentan los personajes los empiezan mirando de medio lado, pero acabaran poniéndose frente al espejo y mirándolos de frente.
Diego da Costa ha hecho un drama, pero con toques de un humor inteligente que nos dará una visión realista de el barrio y sus tres protagonistas.
El barrio de Diego da Costa me ha invitado a reflexionar profundamente sobre la vida, el amor, las decisiones que tomamos, los que callamos...
Es una obra emocionante que invita a abrirnos a lo que realmente sentimos, a nuestras verdades y a dejar los miedos en el pasado.
Muy recomendada.
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