En los páramos de Yorkshire, la joven Devon se crio con una dieta estricta a base de cuentos de hadas y advertencias oscuras sobre lo que les sucede a los que desobedecen a la Familia Fairweather, uno de los linajes más antiguos de los Devoradores de Libros. Al pasar a la edad adulta, debe enfrentarse a la vida de opulencia, matrimonios concertados y maternidad forzada para la que ha sido preparada.
Pero cuando descubre que su hijo es un Devorado de Mentes,
una excepcional variante de los de su clase que debe alimentarse de mentes
humanas en lugar de libros, para evitar que su familia lo convierta en un monstruo,
Devon se convertirá en un monstruo aún más implacable para protegerlo. Y
aniquilará a cualquiera que se interponga en su camino.
Al abrir esta novela nos encontramos en Reino Unido, en un
mundo que se parece bastante al nuestro, con la diferencia de que entre los
humanos habitan en secreto los devoradores de libros,
una comunidad de criaturas con apariencia humana, pero con mucha más fuerza,
que no sienten frío ni calor y que se alimentan de libros. Esta sociedad,
totalmente patriarcal y misógina, está organizada en torno a las seis grandes Familias,
siguiendo sus propias (y estrictas) normas y tradiciones. Además, también
cuentan con su propio cuerpo de mantenimiento del orden: los Caballeros, cuya
principal arma son sus Dragones. Estos Dragones no son más que devoradores que
nacieron con una mutación: en su boca no hay colmillos librescos, sino una
especie de lengua que se desenrosca para poder introducirse por los oídos de
sus víctimas y alimentarse de sus cerebros. Y al igual que los devoradores de libros
cuando comen adquieren los conocimientos impresos en las páginas, los
devoradores de mentes absorben la personalidad y los recuerdos de la persona a
la que se comen.
Y precisamente, el hijo de Devon es uno de estos devoradores
de mentes. Cai tiene solo cinco años, pero ya lleva unos cuantos humanos
adultos en su cabeza. Cuando los conocemos no son más que una madre desesperada
por conseguir alimento para su hijo hambriento. Viven en un apartamento roñoso,
haciendo todo lo posible porque el niño se mantenga con vida. Pero, cada vez que
lo alimenta, los dos se convierte un poquito más en monstruos.
La única esperanza de Devon es una misteriosa medicina que
una de las familias sintetizó para aplacar el hambre de cerebros. Pero esa
familia se ha borrado del mapa, así que Devon está llevando a cabo una búsqueda
aún más desesperada de alguien que pueda proporcionarle la medicina para su hijo.
Esa primera estampa es la que recibimos al inicio del libro y
parece que la trama va a simplemente seguir esa búsqueda, mientras Devon se
debate entre lo que está bien y lo que tiene que hacer. Pero la novela es incluso
más interesante que eso.
Escrita en dos tiempos, los capítulos se van alternando entre
ese presente y el pasado, que recorre desde la infancia de Devon hasta los
últimos acontecimientos que desencadenaron en lo que está sucediendo ahora.
A través de los capítulos en pasado descubrimos todos los
detalles sobre la organización de la sociedad, las estrictas normas que la
sustentan y las dudas que fueron surgiendo en la cabeza de Devon hasta
convertirla en la persona que es en el presente. El mundo que ha creado Sunyi
Dean es muy rico y está perfectamente estructurado, no solo respecto a la
sociedad de los Devoradores de Libros en general, sino a las particularidades
de cada una de las Familias a las que visitamos.
Además, en estos capítulos pasados también se nos va desvelando, poco a poco, información que complica la trama, convirtiendo la investigación de Devon en algo mucho más grande y, sobre todo, muchísimo más peligroso.
Otra de las cosas que me han parecido muy interesantes han
sido los personajes. La verdad es que todos ellos tienen bastantes detalles
sobre los que detenerse a analizar, pero especialmente la construcción de Devon
me ha fascinado. Es un personaje creado mediante un montón de capas de gris, de
dudas morales, de contradicciones, de miedos, de convicciones… En ningún
momento del libro he podido afirmar al cien por cien si estaba actuando bien o
mal, pues las circunstancias de cada una de sus decisiones son muy complejas.
En resumen, Los devoradores de libros ha sido
una lectura que he disfrutado mucho. Una historia de fantasía urbana oscura, ambientada
en un mundo rico y con protagonistas que bailan en una compleja escala de
grises. Acción, intriga, amor y debates morales componen una novela muy emocionante.
Pues pinta bastante original e interesante. No me importaría leerlo si se cruza en mi camino.
ResponderEliminarBesotes!!!
me encanto el libro, es bien chido quien diria toda esa imaginacion q paso por la mente de Sunyi Dean
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