Miluka y Carlos - La dramaturgia corre a cargo vuestra ( Miluka Suriñach y Carlos Martín– Peñasco) De todos los caminos que recorre Miluka/María Milagros. ¿Teníais claro que parte tocar cada uno? ¿Cómo fue escribir esta dramaturgia a dos manos? Al empezar a escribir la obra ¿Algún personaje os llevo por un lugar que no os esperabais?
Carlos: Sucede que ya habíamos creado otra obra (“Alumbrar”, 2015) a partir de un acontecimiento biográfico de Miluka: su embarazo. En aquella ocasión hablábamos del camino hacia la maternidad y las expectativas siendo principiante. Seis años después, la obra surgió de la misma manera: queríamos hablar de la crisis de identidad que se sufre cuando no se cumplen las expectativas a partir de la post-maternidad, como puede ser criar a un hijo en custodia compartida. Nuestra forma de concebir la dramaturgia es una combinación de escritura de mesa y escritura a pie de escenario. Miluka trae textos propios y propuestas de personajes, los probamos como bases en los ensayos y se van fundiendo con improvisaciones que le voy pidiendo como director. Es un diálogo entre lo intelectual y lo intuitivo. Nunca trabajamos con un texto cerrado ni sabemos qué orden tienen las escenas, lo va dictando el propio proceso hasta que se fija la estructura y la dramaturgia. Una forma ilustrativa de verlo es que ella es el agua y yo el filtro. En cuanto a un personaje que nos sorprendiera: quizás fue incluir a Britney Spears para hablar del patriarcado. Fue una decisión intuitiva, aparentemente sin pies ni cabeza, y cuando colocamos la escena entre las de las demás mujeres, todo encajaba.
Miluka: Me uno a las palabras de Carlos sobre el proceso de escritura de guion. Añadir que las únicas ideas previas que teníamos eran el dolor que me producía el ruido de las ruedas de la maleta de mi hijo cuando no me toca y se va con su padre, y los dolores de las mujeres de mi linaje y de las mujeres con las que he crecido que me hacen llorar como la Esperanza de La Macarena.
Miluka y Carlos- La obra empieza y termina en el mismo lugar, en una cocina de Carabanchel tras un viaje vertiginoso de la mano de Miluka/María Milagros y un montón de mujeres, madres, abuelas...que forman parte de esta producción ¿Teníais claro que querías empezar y terminar en el mismo lugar?
Carlos: Supongo que hay muchas interpretaciones de una pieza artística y eso es lo interesante, pero yo creo que el personaje no acaba en el mismo lugar. Para mí, esa mujer empieza encerrada en una cocina y al final de la obra sale de ella para encontrarse.
Miluka: María Milagros acaba fuera de su cocina de Carabanchel, y con ella, deseo creer que también salen de su cocina, de su palio las ocho mujeres que me acompañan en la obra.
Miluka y Carlos - Miluka/María Milagros prepara en su cocina de Carabanchel una tortilla, pero tiene cosas dulces y saladas como si fuese un anticipo de lo que es la obra ¿Querías hacer una metáfora de lo que es la vida? O ¿Queríais dar alguna pista al espectador de lo que se iba a encontrar?
Ambos:Realmente no fue premeditado, pero claro está que la obra y por ende la cocina, está llena de vida, de risa y llanto, de altos y bajos, y de paradas en freno.
Miluka- La soledad es uno de los temas que trata la obra. Todas las mujeres que aparecen en escena sienten ese sentimiento o tienen esa sensación. Como actriz y como persona ¿Fue difícil retratar esto y extrapolarlo a todos los personajes?
Siento que la soledad es intrínseca a la condición humana. A lo largo de nuestra vida buscamos fuera el sentirnos amadas, valoradas, entendidas y nos olvidamos que primero debemos de amarnos, entendernos y valorarnos nosotras a nosotras mismas. Este aspecto lo he entendido por primera vez a mis 40 años. Es curioso porque hasta que no entendemos que somos uno con nosotras mismas, la separación vivida desde el nacimiento nos causa mucho dolor. Así que a tu pregunta de si fue difícil retratarlo, yo siento que no. La soledad necesita que la entendamos para que la convivencia con ella sea agradable.
Carlos Martín – Peñasco como director y dramaturgo ¿Hay algo que al escribir la obra no viste o no tenías claro de la obra? (pero al empezar a ensayar, te gustó más que en el texto).
Como decía antes, los textos parten de Miluka y yo los selecciono, los pulo y los ordeno para construir la dramaturgia. Dicho esto, tuve muchísimas dudas durante el proceso de creación porque surgían una infinidad de temas, personajes y escenas interesantes y el mayor reto fue sintetizar y anclar la obra a un centro. No hubo ninguna idea que no me convenciera y luego sí, suele suceder, más bien al contrario. Tienes una idea magnífica y la pruebas en el escenario y no puede no funcionar. Eso es muy interesante y demanda mucha apertura mental para detectar qué necesita la obra más allá de tu idea. El escenario es el juez último.
Miluka- En la obra te vemos exponerte en infinidad de ocasiones, te vemos actuar desde la naturalidad, desde lo más hondo ¿Tienes miedo/pudor de esa exposición?
Miluka: Siento que hacer el teatro que hago es el mayor regalo que me puedo hacer a mí misma. Más que miedo o pudor, siento fortuna. Entiendo el escenario como un lugar sagrado, un lugar seguro, en el que puedo compartir mis sombras y mis luces sin ser juzgada. Me siento libre en el escenario de ser la persona que soy. Me daría miedo compartir algo sin haber tocado hueso antes. Hacer como que hago, eso sí que me daría miedo y pudor.
Carlos- Has dirigido, actuado, eres dramaturgo...Si hubiese habido otro personaje en María Milagros ¿Quién hubieses sido? ¿Por qué?
Carlos: Disfruto mucho interpretando a Antonio, el vestidor de vírgenes. Me encantaría haber sido también un costalero, el aguador, el jefe de orquesta, un penitente, el capataz, una feligresa con mantilla o una cantaora de saetas. La Semana Santa es un universo apasionante.
Miluka y Carlos- La escenografía es algo fascinante y maravilloso, así como el vestuario. Esa cocina tan pequeña que es el lugar seguro de Miluka/María Milagros, el lugar en el que es ella misma y nos cuenta todo ¿Querías que fuese una metáfora de seguridad? (Como si en ese lugar, es el único en el que puede ser ella misma y un poco libre).
Carlos: La cocina partió de la vida real. Era el ejemplo perfecto de cárcel cotidiana donde la protagonista sufre también Síndrome de Estocolmo.
Miluka: La cocina es esa cárcel a la que vuelve, ella y el resto de las mujeres que componen María Milagros. Más que un lugar seguro para ella es un lugar de dolor, un lugar que no le permite ser libre, un lugar desde el que ella sueña, pero no cumple ningún sueño. El vestuario es una obra de arte de Ana Almenara y la escenografía otra obra de arte de Óscar Salobral. Los dos han vivido el proceso desde el comienzo y lo han creado desde dentro. Creo que es la única forma de que cada pieza de María Milagros encaje, de que no haya pegotes.
Miluka- Tu personaje empieza su viaje desde que eras niña hasta la madurez. Empiezas casi sin voz y vas cogiendo fuerza, pero también nos deleitas con ese personaje/artista/mujer que es Britney Spears ¿Cómo ha sido convertirte en ella? (Crees que el público entenderá el significado de esta mujer y su discurso, de su soledad, de su vida).
Miluka: El viaje para convertirme en Britney en el escenario ha sido muy duro. Durante el proceso de creación, el director, Carlos Martín- Peñasco me avisó que, si no llegábamos a tocar su esencia, aunque fuera por un segundo, Britney saldría de la obra. Yo lo entendí perfectamente porque no quería hacerla sin que me traspasara, pero no era fácil. De repente un día, la esencia de Britney entró en el escenario y fue cogiendo fuerza ensayo tras ensayo. Britney me conmueve, la miro bailar en sus vídeos de Instagram y se me parte el corazón. Es el reflejo de una vida completamente rota, rodeada de todo lo material y vacía de ella misma. El patriarcado le robó su inocencia y su identidad.
En cuanto a si creo que el público lo entiende o no, es curioso porque de las cosas más bonitas que me han dicho al acabar María Milagros es que tras ver la obra aman y entienden a Britney. Mujeres incluso que habían visto el documental y seguían sin entenderla. Son ese tipo de comentarios que te hacen amar lo que haces y que los días de frustración en los que no encontrábamos a Britney, merecen la pena.
Miluka y Carlos: Hay varias escenas que parecen sacadas de algún cuadro y están hechas tan a cámara lenta que los pelos se ponen de punta. Una de esas imágenes está casi al final de la obra con esa luz tenue y se hace alusión a la maternidad, a lo que conlleva ser madre. Otra de esas imágenes poderosas es cuando se viste a la virgen. Hay unas transiciones sutiles y preciosas ¿Cómo ha sido trabajar estas escenas? ¿Cómo surgieron?
Carlos: Ese fue uno de los grandes retos a nivel de dirección: cómo hilar catorce escenas con nueve personajes diferentes interpretados por la misma actriz consiguiendo que esas transiciones no sean simplemente pegamento, sino intervalos dramatúrgicos que exudaran los paralelismos entre las nueve mujeres, entre distintas épocas, entre sus diferencias. Es conmovedor cuando encuentras la buena transición entre escenas porque explota la poesía.
Miluka: El proceso de creación es mágico. Cuando te abres a la magia, la magia se da. Si vas con una idea cerrada y no te dejas fluir por las personas o escenas que llaman a la puerta, el proceso se seca. En nuestro caso se han quedado todas las mujeres que llamaron a la puerta, todas aquellas que tenían una historia directa con María Milagros y eran parte de la misma. Antes de los ensayos y durante los mismos, no sabíamos a qué lugar nos llevarían cada una de las mujeres y cada una de las escenas que se iban creando. Es lo sutil y lo efímero del teatro que hace que cada función sea distinta y que tú en algunas escenas veas un cuadro. Gracias por la entrevista, compañera.
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