11 de marzo de 2011. Nanami Tendo tuvo que abandonar Miako, su pueblo natal. Ese mismo día, un terremoto resquebrajó Japón y produjo uno de los tsunamis más letales de la historia. Ella sobrevivió, pero su hogar y su mundo quedaron arrasados. Años más tarde, en Kioto, Nanami conoce a un chico extraño que estuvo en Miako el día de la catástrofe y trae de regreso fantasmas y recuerdos que Nami creyó haber dejado atrás.
Una historia desgarradora sobre la vida, la muerte, la
esperanza y la familia: sobre la identidad y aquellos momentos que nos terminan
definiendo como seres humanos.
Nami está triste porque tiene que mudarse con su familia a Kioto,
dejando atrás su pueblo natal, su colegio, a sus amigas, a su querida vecina
Yoko-san y a Yemon, un gato callejero al que cuida en secreto.
Lo que Nami no sabía era que en el preciso momento en el que
ellos circulan con su coche rumbo a su nueva vida, un terrible terremoto,
seguido de un tsunami, destruiría Miako, convirtiendo todos sus recuerdos en escombros
bajo el agua.
Por eso, años después, Nami no quiere saber nada de su pueblo,
ni de la tragedia que lo asoló. Ahora vive con su padre (que se ha vuelto gris)
y con su hermano (que no sale de su habitación desde hace tres años), está a
punto de empezar en un nuevo instituto y no ha vuelto a pisar un santuario
salvo en ocasiones obligadas.
Sin embargo, con este inicio de curso, las cosas dan un giro
inesperado. Nami conoce a un chico que también vivió la tragedia de Miako y sus
recuerdos empiezan a desbloquearse, trayendo consigo viejos fantasmas,
resentimientos y un pesado sentimiento de culpa.
A partir de este momento, presenciamos el duro proceso de
evolución que empieza a vivir Nami. La veremos negar lo que le está pasando,
enfrentarse a sus terrores, hundirse, salir a flote, llorar, enfadarse,
enamorarse, aprender a confiar en sí misma y en los demás, dudar sobre lo que
le rodea, expresar sus sentimientos… y descubrir que los pequeños gestos, a veces,
tienen mucha más importancia de la que parece a simple vista.
Los personajes que rodean a la protagonista, no solo le
sirven como apoyo en su «viaje», sino que tienen sus propios contextos e
historias que enriquecen incluso más la trama principal. A través de ellos se muestra
la lacra del acoso escolar, distintos modelos de familia, las falsas
apariencias, los distintos modos de reaccionar ante un hecho traumático y lo
poderosa que puede llegar a ser la amistad.
La ambientación es una maravilla. La atmósfera de Japón, sus
paisajes, su cultura y sus creencias me envolvieron desde la primera página,
además de acompañar en todo momento la evolución de la protagonista. El clima y
el poder de la naturaleza tiene un gran peso en la historia; por el terremoto y
el tsunami, por supuesto, pero también por cómo el agua y la lluvia son una
especie de prolongación de los sentimientos de Nami. Es muy interesante también
leer al final la pequeña nota que deja la autora, en la que aclara algunos
aspectos sobre este asunto, por ejemplo, la decisión de mantener algunos términos
en japonés.
A través de la historia de Nami y de todas esas personas que
vivieron aquella terrible tragedia, Belén Martínez nos habla de esos
gestos diminutos que pueden suponer un cambio gigante, del poder de las
palabras, de esperanza, de duelo, de cómo los recuerdos del pasado pueden
influir en nuestro presente y de amor en todos sus formatos.
El estilo de la autora es precioso: delicado, cuidado, lleno
de matices y de sensibilidad.
Después del océano es una historia emocionante
y emotiva, que circula por la frontera entre la realidad y la fantasía. Una
novela preciosa y evocadora, que invitar a leerla despacio, paladeando la
belleza de cada frase y dejándose envolver por la delicada atmósfera del Japón
más espiritual.
Holaaaa =)
ResponderEliminarNo me llama pero me alegra que lo hayas disfrutado :P
Besitos ^^
No la veo para mí en esta ocasión pero gracias por dármela a conocer.
ResponderEliminarBesotes!!!