Coco es una niña que vive en Valle Kazaam con su abuela hechicera y su mejor amigo, un cerdo aficionado a los sudokus llamado Jamón. El valle está lleno de cosas maravillosas: sale batido de fresa del grifo, hay dragones, ponycornios, delfines y nieva helado de nata. Sin embargo, ella está tan acostumbrada a lo extraordinario que ya ha dejado de apreciarlo. Le aburre.
Un buen día, decide cruzar la frontera y adentrarse en un mundo desconocido. Allí descubre unas criaturas que le fascinan: los Miiwiis. Una especie de robots con minipantallitas en la tripa. Coco está tan flipada que decide llevarse un Miiwii a Valle Kazaam... pero ¿será buena idea traer a un ser del que apenas sabe nada? ¿Y si Coco sin darse cuenta hubiese puesto en peligro a los habitantes de Valle Kazaam?
Sé que cuando empieces a leer ¡Una liada mágica! vas a envidiar a Coco por vivir en Valle Kazaam. Un río de chocolate, batido de fresa en el grifo, un bosque de patatas fritas, pizza gratis, animales fantásticos achuchables, hadas y magia por todas partes. ¿Quién no querría mudarse allí?
Pues precisamente Coco quiere mudarse, sí, pero lo más lejos
posible de Valle Kazaam.
No solo está aburrida de todas esas cosas tan molonas, sino
que además está acomplejada por la magia tan birriosa que le ha tocado. Mientras
sus amigos pueden volar, volverse invisibles o lanzar rayos por los ojos, ella
lo único que tiene son manos que sudan.
Coco es una locatis muy adorable y valiente. Pero está tan disgustada
que ni siquiera los mimos de su abuela Amalia consiguen consolarla. Así que se echa
la mochila al hombro, convence a su mejor amigo (un cerdo aficionado a los
sudokus y la meditación llamado Míster Jamón) y emprende un viaje más allá de
los límites de Valle Kazaam.
Al otro lado del río encuentra una ciudad fascinante, que es
todo lo contrario a su hogar, en la que habitan unas extrañas máquinas con las
que se puede hacer de todo: jugar a videojuegos, ver vídeos de gatitos, buscar
recetas de magdalenas…
Tan alucinada está con esas criaturas, que Coco se lleva una
a casa. Pero todo el mundo sabe (bueno, ella no) que mezclar magia y tecnología
no es una buena idea. ¡Y la cosa se desmadra de una manera tan loca que Coco,
la abuela Amalia y hasta los gnomos Paco tienen que ponerse manos a la obra
para luchar contra la invasión de Miiwiis!
¿Conseguirán salvar Valle Kazaam? Y lo que es igual de
importante… ¿logrará Coco aprender a valorar su poder?
El estilo narrativo de María Rubio es muy ágil,
divertido y un poco gamberro. En los terrenos de Valle Kazaam ha creado
un mundo lleno de habitantes estrafalarios y de un montón de cosas molonas y pringosas
que harán las delicias de los peques de la casa (y de los mayores, también, te
lo digo yo).
Me ha gustado mucho que, al mismo tiempo que nos arrastra a vivir una aventura tan emocionante, nos haya permitido ir visitando los rincones chachis del valle y conociendo a sus vecinos, además de enterarnos de cómo funciona allí la magia.
La edición del libro es a todo color, el diseño de la
maquetación es muy visual y está salpicado con un montón de ilustraciones igual
de locas que la historia, de la mano de Bea Tormo. Además, al principio
nos encontramos los retratos de los protagonistas para que nos hagamos una
primera idea de con qué clase de seres vamos a emprender este viaje.
Me lo he pasado pipa con esta primera incursión a Valle
Kazaam y me quedo con muchas ganas de descubrir a qué otras aventuras disparatadas
nos conducirán Coco y Jamón en las próximas entregas.
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