Femmes suspendues describe la lucha de Ghita, Latifa y Saadia, tres mujeres abandonadas por sus maridos que, después de años de espera interminable, recurren a la corte de su región para pedir el divorcio. El procedimiento legal obliga a cada una de ellas a probar la ausencia del marido: una absurda y dolorosa carrera de obstáculos que no están seguras de poder concluir. Una película que se enmarca en la tradición del documental observacional, poniendo en el centro de la narración la cotidianidad, las luchas diarias, las horas de reuniones y gestiones burocráticas con el abogado que les es asignado. La directora nos muestra un retrato de la sociedad y de las instituciones públicas. El ejercicio pone en evidencia los mecanismos que hacen posible y legitiman estas estructuras sociales y políticas, su influencia en la vida de las personas y sus estrategias de resistencia.
Femmes suspendues de Merième Addou la he podido ver en Filmin y dentro de la Mostra Internacional de Films de Dones de Barcelona.
Este festival se ha convertido en uno de mis favoritos, ya que me están descubriendo cineastas maravillosas, realidades que se necesitan conocer y distintos modos de ver el cine, de grabar, etc.
Me he acercado desde la ventana de mi ordenador a un país como es Marruecos y he descubierto para mi cabreo (seamos sinceros), para mi perplejidad y mi asombro la forma en la que una mujer se tiene que divorciar, que pasos tiene que dar, que papeles, que plazos tiene que seguir, etc.
No os hará pensar mucho este documental, pero si acercaros a esta triste y dura realidad para después de terminar de ver femmes suspendues seguir pensando que la justicia en este país, pues funciona mal o está atrasada. No, comparada con la de Marruecos vivimos en un pequeño paraíso, pero eso no quita para que sigamos luchando, denunciando, avanzando y no quedarnos anclados en el pasado.
Ghita, Latifa y Saadia son las mujeres protagonistas de esta producción, pero representan a muchas voces que estoy segura de que viven la misma situación, pero guardando silencio.
Nunca pensé que divorciarse fuese un proceso que te desgastase tanto psicológicamente y que por vivir sola, vivir con tus hijos y sin marido, pues tuvieses las cosas más complicadas, ya que pensaba que existiría la resiliencia, la unión entre mujeres, pero no es así.
Vemos en el documental una figura muy curiosa y con el que tuve mis más y mis menos. Se trata del copista o el que escribe todos los documentos legales en torno a las peticiones de divorcios, etc.
Por un lado, esta figura se le nota cansado de estar día a día con estos papeles, pero no es empático, no es comprensivo y en muchas ocasiones le vi hablando de malas maneras.
Tendría que ser consciente de que estas mujeres y como somos testigos son analfabetas, tampoco entienden de leyes y acatan órdenes del tribunal y debería ser menos chulo y más de ayuda.
Sí, puede ser que esté cansado de que ninguna sepa nada, pero no sé...
El tribunal no es de ayuda y en vez de ayudar, pues pone trabas y trabas, solo en una ocasión me puse casi a llorar, ya que apareció un juez humano, un juez con empatía, pero eso fue extraño.
No entiendo los motivos por los que no simplifican las leyes y avanzan.
Merième Addou nos muestra esta agonía lenta de escuchar tu nombre en la radio, de saber que estas a un paso de ser libre de una persona que te abandonó hace años.
Me angustié en la mayoría de ocasiones. Aunque es un documental de mujeres y sobre mujeres, pero seremos testigos de las conversaciones, diálogos y estupideces que dicen los hombres.
Este país es complicado que cambie y si lo hace que sea hacia lo digno, hacia el progreso.
Femmes suspendues me ha dolido mucho.
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