No es ningún secreto que en el Londres victoriano los niños huérfanos llevan a cabo las labores más amargas y peligrosas. Como la de limpiar chimeneas, por ejemplo. Tampoco es un secreto que Nan Sparrow, pequeña díscola de valor incombustible, es la mejor deshollinadora de la ciudad. Aunque a muchos les dé rabia que sea una chica.
Muchos días, después de horas de trabajo extenuante y de los
continuos maltratos por parte del jefe de los deshollinadores, Nan se siente
sola. Totalmente perdida. Hace tanto tiempo que su maestro y mejor amigo se
marchó sin dejar rastro…
Pero no está sola. En una esquina, silencioso y a la espera
de que Nan lo necesite, aguarda su Golem, nacido de un pedazo de ceniza. Una
criatura mágica y fascinante que la le salvó de morir una vez. Y que la salvará
mil veces más, si es necesario.
* Traducción de Gemma Rovira.
Desde que Nan era muy pequeña, siempre vivió con su
Deshollinador, que la cuidaba, la alimentaba incluso si tenía que quedarse él
sin probar bocado, la abrigaba incluso si eso suponía pasar él un poquito más
de frío, la enseñaba a leer y a contar historias… Hasta que un día desapareció
de su vida sin dejar más rastro que su sombrero y un pequeñito pedazo de
ceniza.
Desde entonces, Nan trabaja en la cuadrilla de trepadores del
despiadado Wilkie Crudd. Es la mejor de todos los niños limpiachimeneas, pero eso
no le sirve para salvarse de los maltratos y vejaciones a los que los somete el
patrón.
Sin embargo, un día pasa lo peor que puede pasarle a un niño
limpiachimeneas. Y todo cambia para Nan. Pero no creas que es un cambio mágico
que le soluciona la vida. Porque no es eso en absoluto. La vida de Nan sigue
siendo igual de dura, de peligrosa, de solitaria y de triste. Lo que pasa es
que ahora siente una pequeñita llama que va creciendo en su interior: la llama
del cambio, de la lucha, de que quizá, solo quizá, de manera hipotética, exista
algo un poco mejor para ella. Para todos ellos.
Nan es un personaje maravilloso. Es una niña fuerte, valiente,
decidida, muy lista, independiente e impetuosa. El mundo no deja de tratarla
mal, pero ella sigue siendo la niña sensible y tremendamente generosa que creció
junto al Deshollinador. No importa lo espantosa que sea su situación, que Nan
siempre está dispuesta a ayudar a otros, a cuidar de otros… incluso cuando eso
supone perder una oportunidad de oro para beneficiarse ella.
Por suerte, a pesar del mundo despiadado en el que vive, Nan
no está sola.
Contará con la amistad incondicional de Toby, un niño huérfano
que habita las calles de Londres y malvive rebuscando en las aguas del Támesis,
reparando lo que encuentra y vendiéndolo después. Este personaje me ha gustado
muchísimo por su fina ironía y su ternura.
También conocerá a la señorita Bloom, una maestra dispuesta
romper los moldes de la época, que le proporcionará lecturas que enriquecerán
aún más la mente de Nan, historias y el apoyo necesario para iniciar la lucha
por sus derechos.
Y, por supuesto, tendrá a Charlie. El enorme y dulce
Charlie. El poderoso Charlie. Ese monstruo que no es un monstruo, sino un
legado fruto del amor y que estará dispuesto a salvarla en caso de que Nan lo
necesite. No quiero contar mucho más de Charlie, porque merece la pena ir viendo
cómo se conocen uno a otro y descubren lo que significa su presencia al lado de
Nan.
Ceniza (Historia de una niña y su monstruo)
está ambientada en el Londres de la época victoriana. Se nota que el autor se
ha documentado a fondo para crear una ambientación realista y plasmar la época
histórica de un modo riguroso y bello al mismo tiempo.
El estilo de Jonathan Auxier es delicado y casi
mágico. Mientras nos cuenta una historia difícil, basada en una realidad terrible,
es capaz de transportarnos a un ambiente de cuento clásico. Con una narración
ágil y poética al mismo tiempo, crea una ambientación tan rica y visual que
permite al lector contemplar las vistas de Londres desde los tejados, sentir el
frío en el cuerpo al recorrer las frías calles e incluso la angustia de los
asfixiantes interiores de las chimeneas.
Además, a través de lo que parece ser un cuento de fantasía,
muestra la dura realidad de los niños huérfanos de la época, no solo de los que
se dedicaban a limpiar chimeneas, sino también de los que rebuscaban en la basura
o malvivían de cualquier otra manera, y denuncia el trabajo infantil que, a día
de hoy, por desgracia, todavía sigue existiendo en muchas partes del mundo.
Después del final de la novela, Auxier nos deja dos
notas interesantísimas. En la primera nos habla de algunas tradiciones y
anécdotas que le sirvieron como inspiración a la hora de crear la historia de
Nan. En la segunda, nos explica varios aspectos del contexto histórico y nos
recomienda incluso algunos libros por si queremos ampliar la información.
La edición del libro por parte de Blackie Books es,
como siempre, exquisita. En tapa dura, con letras doradas y la sobrecubierta
con una preciosa ilustración de Dadu Shin. Además, en las guardas,
encontramos un modesto plano con Londres según lo ven Nan y Charlie.
Ceniza ha sido una lectura preciosa, emotiva,
de las que te hacen sufrir y a la vez te reconfortan por dentro, con una protagonista
inolvidable y una ambientación maravillosa que también forma parte de la trama
misma.
¡Recomendadísima para jóvenes y adultos!
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