Para Iphigenia, Margarita y Carla, las últimas tres hermanas de santa Inés, el monasterio en ruinas en el que viven es todo su mundo. Ellas son las únicas habitantes de su remota isla australiana, olvidada de la iglesia y del mundo, en la que el tiempo parece haberse detenido.Tienen sus propias normas, sus rituales, sus rutinas y una existencia claramente estructurada: orar, esquilar, limpiar la lana, hilar, hacer conservas, cocinar… Y además, cuando cae la noche, tejen y cosen sus propias y estremecedoras historias mezcladas con los clásicos cuentos de hadas… No existe nada más allá de la isla.Pero todo cambia el día que el padre Ignatius irrumpe en sus vidas con la intención de transformar su paraíso en un resort de lujo. La presencia del cura amenaza su convivencia, su fe y sus más íntimas convicciones; sin embargo, para proteger su pacífica existencia, las hermanas están dispuestas a hacer casi cualquier cosa…
Iphigenia, Margarita y Carla son tres monjas que han llevado hasta el extremo el voto de clausura. Viven en un monasterio que se cae a pedazos, en lo alto de una isla a la que solamente se puede acceder cuando baja la marea y rodeadas de un montón de ovejas que, según ellas, son las anteriores hermanas de su congregación, que se han ido reencarnando en estos lanudos animales.
A pesar de subsistir completamente aisladas del mundo real,
estas tres mujeres siguen a rajatabla una rutina muy bien organizada de rezos,
tareas básicas del hogar, cuidado de las ovejas, tricotado de prendas y narración
de versiones muy peculiares de cuentos tradicionales, todo ello respetando los
días sagrados del cristianismo y conviviendo en completa armonía con la
naturaleza.
Sin embargo, su modo de vida comienza a caerse a pedazos en
el momento en el que reciben la visita inesperada del padre Ignatius, un
sacerdote que trae ambiciosas intenciones de cambiar de forma radical la única
realidad que conocen estas monjas. Y ellas, claro está, harán todo lo posible
(y cuando digo todo, me refiero justo a eso) por impedirle cumplir su misión.
Lambs of God es un libro rarísimo, protagonizado por personajes
más raros aún.
Iphigenia, Margarita y Carla son tres mujeres completamente
salvajes, excéntricas y desagradables. Tras llevar tanto tiempo (alguna de
ellas toda la vida) viviendo en una situación de total aislamiento, han
olvidado todas las reglas básicas de civismo o higiene, además de haber quedado
atrapadas en un pasado remoto donde las tecnologías más simples no existen. Me
ha gustado mucho como, poco a poco, a raíz de sucesos del presente, vamos encajando
piezas del pasado de estas tres mujeres, sus historias individuales, sus
traumas, sus miedos y todo aquello que las condujo a la extravagante situación en la que se
encuentran ahora.
El padre Ignatius es el secretario del obispo. Un sacerdote
con grandes ambiciones de ascender, sin importar si para ello se tiene que saltar
alguna «regla divina». Aunque Marele Day
escribió esta novela hace más de veinte años, a través de este personaje,
aparecen plasmados muchos de los problemas que todavía hoy en día giran en
torno a la Iglesia como institución: abusos a menores, arbitrariedades legales,
especulación y ansia de ampliar su poder y su riqueza material.
Lambs of God es una novela oscura, enrevesada, un tanto macabra
y ciertamente incómoda, que sigue un ritmo lento acorde con el escenario en el
que se desarrolla. Es una especie de cuento escalofriante y turbador, en el que
nunca sabes lo que va a pasar porque, desde luego, puede pasar cualquier cosa.
La serie basada en esta novela está ya disponible en HBO. Consta de cuatro capítulos de más
o menos una hora y está protagonizada por Ann Dowd, Essie Davis, Jessica Barden
y Sam Reid. Yo todavía no la he visto, pero tengo pensado hacerlo pronto,
porque me encanta Jessica y puede ser todo un espectáculo verla encarnando a un
personaje como la hermana Carla.
Pues no pinta nada mal. Ni la serie. Pero me gustaría leer el libro antes.
ResponderEliminarBesotes!!!