¿Alguna vez has soñado con desaparecer? Adam, sí. No deja de hacerlo. Cuando se levanta, cuando se acuesta, cuando respira. Cada segundo de su existencia en el que se da cuenta de que Ella ya no está. ¿Alguna vez has vivido como si todo fuera un sueño? April, sí. No deja de hacerlo. Cuando hornea galletas para el grupo de terapia del señor Campbell, cuando observa a su hermano Otto crear música con una simple lata, cuando ve a Adam por primera vez. ¿Pueden tener algo en común un chico que solo vive entre sueños y una chica que solo sueña despierta? ¿Y una chica que cree tener el don de romper el corazón a los demás y un chico que lo tiene de piedra? Quizá aún haya esperanza para ellos; quizá, juntos, sean capaces de matar monstruos de la mano y de conseguir que los planetas dejen de girar. O quizá no; quizá ya esté todo perdido.
Hace bastante tiempo que April comenzó a acudir como voluntaria al centro social, donde se imparten distintas terapias y actividades para ayudar a personas, como por ejemplo a su hermano Otto, que padece un trastorno del espectro Autista.
Cada viernes, aporta al grupo del proceso de duelo, dirigido por el señor Campbell, una nueva remesa de galletas caseras, cada semana de un sabor diferente.
Y allí es donde conoce a Adam, un joven destrozado por la pérdida de su novia, el amor de su vida, sin la que está seguro de que es inútil continuar viviendo.
Esta es la historia de dos personajes rotos que se encuentran por casualidad y que poco a poco van uniendo sus piezas, aunque perdiendo otras por el camino, mientras el mundo sigue girando a su alrededor de manera irremediable.
April y Adam, los protagonistas indiscutibles, evolucionan muchísimo a lo largo de las páginas. Pero, sin duda, lo que más me ha gustado de ellos es que la evolución no ocurre de un modo lineal, sino que tiene sus avances y sus retrocesos, a veces a grandes zancadas y a veces a pasitos diminutos, que le aportan realismo y credibilidad a la historia que cuentan.
Los personajes secundarios también me han gustado mucho y me he quedado con ganas de conocer un poco mejor a miss Daisy. Además, el detalle del narrador es precioso.
Nunca había leído nada de Andrea Longarela (Neïra) y debo decir que me ha enamorado su modo de escribir. Su estilo es sencillo, pero muy cuidado y bonito. Los capítulos son cortos y el ritmo tranquilo e íntimo, para que podamos ir conociendo a los personajes con calma y entendiendo lo que les está pasando. No necesita recurrir a un lenguaje enrevesado, ni a giros bruscos en la trama para crear una novela preciosa, conmovedora y emocionante. De hecho, el «secreto» de April se me hizo demasiado evidente desde la página treinta, pero no me importó en absoluto, la verdad, porque ni siquiera esa falta de intriga le restó puntos a la lectura.
April, Adam y la trayectoria de los planetas es una novela sobre el proceso de duelo, la pérdida, las segundas oportunidades y el anhelo por encontrar algo a lo que aferrarse para poder salir adelante. Ha sido una lectura maravillosa y segurísimo que repito con la autora.
Pues no pensaba que me fueras a tentar pero al final lo has hecho.
ResponderEliminarBesotes!!!
El título me llama la atención y tu reseña me atrapó.
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