Criada por monjes en un templo escondido, Yumeko ha sido entrenada para ocultar su naturaleza. Mitad zorro kitsune, mitad humana, su habilidad para transformarse sólo es comparable con su inclinación por las travesuras. Hasta el día en que su hogar es arrasado por demonios del averno y se ve obligada a huir con el mayor tesoro del templo, una parte del antiguo pergamino sagrado.
Kage Tatsumi es un misterioso samurái del Clan de la Sombra, un guerrero que ha recibido la orden de recuperar el pergamino a cualquier precio. Pero el destino pronto une a Tatsumi y Yumeko. Con la promesa de guiarlo hasta el tesoro anhelado, Yumeko establece una peligrosa alianza que le ofrece su mejor esperanza de supervivencia. Pero él busca lo que ella ha escondido, ¿y si su engaño es descubierto?
Con un ejército de demonios pisándole los talones, y acompañada por el más insólito de los aliados, los secretos de Yumeko son más que una cuestión de vida o muerte. Son la clave del destino del mundo.
Me apasionan las
novelas ambientadas en Japón, lo reconozco. La cultura, los escenarios, la
variedad de personajes que aparecen representados… Así que La sombra del zorro tenía, de entrada, muchas papeletas para convertirse en una lectura que iba a disfrutar.
Y así ha sido.
Nos encontramos
en el Imperio de Iwagoto, un lugar dividido en territorios dominados por
diferentes clanes y bajo el mando del Emperador. Hace muchísimos años, todo el
Imperio se sumió en un periodo terriblemente oscuro cuando alguien invocó al
gran Dragón. Ahora, son varios los que están tratando de reunir todas las
piezas del Pergamino de las Mil Oraciones para volver a llamarlo, mientras
otros dan la vida por impedir que esto pase.
La
sombra del zorro es la primera parte de una trilogía de fantasía
juvenil. Está narrada en primera persona por los dos protagonistas, que se van
alternando los capítulos para contar el viaje que comienzan cada uno por su
cuenta y que, irremediablemente, se ven obligados a continuar juntos, aunque sus
objetivos sean totalmente opuestos: el de ella, proteger el pergamino y
depositarlo en un lugar seguro; el de él, robarlo.
¡Y no solo sus
objetivos! Porque los dos protagonistas no pueden ser más diferentes el uno de
la otra:
Por un lado
tenemos a Yumeko, una muchachita de dieciséis años criada por monjes. Ella es
mitad humana, mitad zorro kitsune, por
lo que durante toda su vida ha sido entrenada para controlar y ocultar su
poder. Jamás ha salido de entre las cuatro paredes del templo y tampoco se ha
relacionado con nadie aparte de los monjes, la familia de monos que vive en el
bosque y una anciana kitsune. Por
tanto, cuando tiene que huir de su hogar, que ha sido arrasado, todo en el
mundo exterior le sorprende y le fascina. Es tan tierna e inocente que me
entraban ganas todo el tiempo de envolverla en una manta calentita y protegerla
para que nadie le hiciera daño ni la corrompiera.
Por otro lado
está Tatsumi, un joven samurái que ha sido adiestrado para no sentir. Los
maestros de su clan lo han convertido en un ser completamente vacío, en un arma
que se limita a cumplir sus órdenes sin cuestionarlas, sin hacer preguntas
sobre la naturaleza o el fin de las misiones que le encomiendan. Es el Asesino
de Demonios y eso es lo único real en su vida. Hasta que conoce a Yumeko, que
hace que sus barreras comiencen a debilitarse hasta un límite del que parece
que no podrá regresar.
A lo largo de su
camino, Yumeko y Tatsumi se encontrarán con un montón de personajes de todo
tipo que harán que su viaje no sea tan rápido y fluido como pensaban. Algunos
de ellos supondrán serios inconvenientes para su avance, mientras que otros se
quedarán a su lado para ayudarlos cuando se presenten nuevas dificultades.
Julie Kagawa ha sabido aprovechar al
máximo la riqueza de la cultura y la mitología japonesa, llena de espíritus,
fantasmas, demonios y todo tipo de seres sobrenaturales que contribuyen a crear
un ambiente oscuro, tétrico y misterioso que no solo rodea la trama, sino que
forma parte de ella de un modo muy importante. Además, para que no nos perdamos
nada, al final del libro aparece un glosario con los significados de los
términos japoneses que encontramos señalados a lo largo de la novela.
Es cierto que al
principio me costó un poco meterme en la historia, supongo que por ser primer
tomo de saga nueva en la que todavía no estaba familiarizada con el mundo en el
que se desarrolla. Pero en cuanto traspasé esa capa de bruma que lo rodea todo
y empecé a conocer a Yumeko, me enganché a las páginas y ya no pude dejar de
leer hasta que lo terminé.
Por poner un punto
negativo, debo decir que algunos capítulos son demasiado largos para mi gusto.
En resumen, La
sombra del zorro ha sido un inicio de historia que he disfrutado
muchísimo, en especial por la ambientación oscura, los elementos de la
mitología japonesa, la protagonista y las metáforas con monos. Ahora solo queda
esperar para poder continuar el viaje junto a Yumeko y sus compañeros. Ojalá
sea pronto.
Pese a ver que has terminado disfrutándolo, no me animo. No es un género que suela frecuentar. Y no me apetece empezar otra saga...
ResponderEliminarBesotes!!!