Construido a partir de sus recuerdos como periodista, el nuevo libro de Fernando Delgado tiene mucho de memoria personal, aunque se centra sobre todo en los otros y en particular en los exiliados de fuera o de dentro –los habitantes del llamado exilio interior y su círculo de amigos– que fueron reintegrados a la vida colectiva a lo largo de la década de los setenta, entre el tardofranquismo y los inicios de la democracia. Con la mirada, dice el autor, de un “cronista de cercanía” que tuvo el privilegio de tratarlos o de conversar con ellos en aquellos años inaugurales, Delgado traza sus retratos y recuenta sus palabras, en un relato articulado en torno a la figura de Vicente Aleixandre que desde su ya mítica residencia de Velintonia tejió una vasta red de afinidades. Emociones, impresiones, gratitudes o desafectos pasan por estaspáginas donde comparecen nombres fundamentales de la España peregrina como Francisco Ayala, Max Aub, Rosa Chacel, Rafael Alberti, Manuel Andújar, Juan Marichal, Tomás Segovia o Ramón Gaya, junto a otros como Gil-Albert, Pérez Minik, Cano, Bousoño, Aranguren, Gullón, Nieva o García Baena que reflejan, en sus evocaciones o anhelos de entonces, el nuevo aire de la época.
Podría decir de este libro una frase que aparece entre sus páginas que es tal y como yo lo resumiría,
"El artista no suele tener novela, tiene alma" pues bien, este libro tiene alma y está escrito con alma, con cariño y te absorbe de tal forma que no quieres dejar de leerlo.
Aparte de que son capítulos cortos y los pasas rápidamente, la forma o manera de narrar de Fernando Delgado, es algo a destacar de este Mirador de Velintonia.
Rosa Chacel, al regresar a España, estaba contenta de que los jóvenes conociesen su obra, ahora bien, no sé si estaría al igual de contenta al saber y/o conocer que de los nombres que Fernando cita en este libro, solo se conocerían dos o tres, o a lo sumo diez.
Gracias al ejercicio que hace el autor, a mí, personalmente me ha permitido conocer a muchas figuras relevantes de esa generación tan genial como fue la del 27, y otras que llegaron posteriores.
Aunque el libro parece que se centra o Vicente Aleixandre, es la figura central, nada más lejos que la realidad y es que si lo leéis, os daréis cuenta de que este gran poeta y maravillosa persona,, será
el centro de una tertulia en la que irán pasando personas diversas y es Fernando, quien las pone voz, cara y las detalla.
Velintonia, digamos que es en el libro un sitio emblemático y presente, como algo que se ve, que se toca, con memoria, pero que no puede hablar y es Fernando Delgado, el encargado de poner voz .
Un libro entrañable, divertido en algunos instantes y en otros un tanto tristes, no por los acontecimientos en si, sino por como se sentían algunas de estas personas que aparecen en estas páginas, creo que los que llevaban el exilio en el interior.
Mirador de Velintonia: de un exilio a otros ( 1970-1982) es un libro en donde nombre que desconoces, nombre que si tienes alguna inquietud apuntas y te vas a conocer más, acerca de él.
Es un libro, donde no solo se habla de personas, también de lugares diversos en Madrid y en otros
lares.
Para que no os aburráis tanto y vayáis a darle una oportunidad, os lanzaré un par de preguntas para que me las respondáis si queréis: ¿ Cómo serían las obras de muchos poetas, si hubiesen hecho caso a Ayala, y hubiesen escrito desde el escricto presente y no desde la nostalgia? ¿La buena poesía está por encima de las ideas?
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