Inglaterra, 1868: un adolescente Sherlock Holmes se siente solo y marginado en un internado masculino de Deepdene.
En vacaciones, le envían a Hampshire con sus excéntricos tíos. Allí se topa con un misterioso caso: dos víctimas de lo que parece ser peste bubónica han sido descubiertas después de que una nube de humo pasara por encima de sus cuerpos. El testigo de la primera muerte es Matthew Arnatt, un huérfano de la edad de Sherlock que enseguida traba amistad con él. Y con la ayuda de su nuevo tutor, Amyus Crowe, comienza su verdadera educación como detective. Su valentía y sed de aventuras le conducen a un vertiginoso viaje desde la tranquila campiña hasta el submundo portuario de Londres: incendios, secuestros y espionaje le llevarán al centro de un espantoso complot del que depende el futuro de Gran Bretaña.
¿Te has preguntado alguna vez
cómo era Sherlock Holmes, el detective más famoso de la literatura universal,
cuando iba al colegio? ¿Sería ya un niño perspicaz e inteligente? ¿Quién le
ilustró en el bello arte de la deducción? ¿Y de dónde le viene su pasión por el
violín y las abejas?
En esta primera novela de la
serie El joven Sherlock Holmes, su autor, Andrew Lane, con el beneplácito de los herederos de Arthur Conan
Doyle, nos presenta a un Sherlock que se encuentra en su primera adolescencia,
pero que ya apunta maneras para convertirse en el gran detective que será de
adulto.
La nube de la muerte
empieza con lo que parece ser el verano más aburrido y tedioso de la vida de
Sherlock. Por motivos varios, no puede pasar las vacaciones en su hogar y, en
lugar de eso, es enviado a la mansión de sus tíos, en las afueras de Farnham.
Allí se encontrará con una mujer que no para de hablar sola, un hombre que pasa
el día encerrado en la biblioteca y un ama de llaves de lo más antipática.
Parece obvio que nadie le quiere allí y, para colmo, su hermano le ha asignado
un tutor para que continúe con sus estudios durante los meses estivales.
Sin embargo, una extraña nube de
humo, que parece asesinar a aquel que se topa con ella, dará un giro inesperado
a las vacaciones. Sherlock está decidido a descubrir la verdad sobre lo
ocurrido y se verá envuelto en una aventura plagada de peligros, misterio y uno
de los villanos más repugnantes que he conocido en mi vida como lectora.
Pero, por supuesto, no estará
solo. Su tutor, Amyus Crowe, resultará un hombre bastante peculiar y dispuesto
a acompañar a Sherlock en sus investigaciones. Además, a su lado también estarán
su nuevo amigo Matty y Virginia, la hija de Crowe. Esta última me ha gustado
muchísimo, porque no es la típica niñita frágil, sino una aventurera fuerte y
lista.
La novela empieza de un modo
bastante calmado, presentándonos el contexto en el que nos encontramos, pero a
medida que vamos pasando páginas, todo empieza a acelerarse, llegando a una
última parte llena de acción y con un ritmo tan trepidante que casi me deja sin
aliento.
El final deja todos los cabos del
conflicto principal atados. Sin embargo, hay algunas otras incógnitas que
quedan abiertas y que dejan claro que la vida del joven Sherlock ya no va a
volver a ser la misma.
En las últimas páginas nos
encontramos varias notas del autor en las que nos explica el funcionamiento del
dinero durante los años en los que se desarrolla la historia y el proceso de
crear una novela con un personaje tan conocido como Sherlock Holmes.
La nube de la muerte es un
libro lleno de emoción, acción y enigmas que los personajes resuelven
utilizando el cerebro. Muy buen inicio de saga.
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