ASábado 23, 00.oo h. Salón de mi casa
Una chica. Despampanante. Inteligente, guapa, atractiva, dulce… e imbécil. ¿Qué por qué es imbécil? ¿Qué POR QUÉ? Porque el otro día estábamos… ehm… hablando, y de repente se largó de mi casa sin previo aviso. Lo primero que hice cuando se fue (aparte de vestirme) fue llamarla por teléfono. Biip. ¿Qué he hecho mal? Tampoco creo que sea tan malo en “eso”. Biip. A lo mejor tenía algo urgente que hacer… Biip. Apagado o fuera de cobertura. ¡Mierda! Voy a darme una ducha.
Sábado 23, 00.17 h. En mi habitación
¡Ah! Qué bien sienta darse una ducha bien fresquita… Ahora que he conseguido relajarme un poco, voy a intentar llamarla otra vez. Biip. Apagado. Estoy empezando a impacientarmeeeeeeeeeeee…
Sábado 23, 00.18 h. En lo que antes era mi ordenada habitación
…eeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee. A saber que le ha pasado a la tipa esta. Mira que dejarme a mí en plena “conversación”… No sabe con quién está jugando. ¿Qué se cree, que me puede dar plantón y al rato voy a estar babeando por sus huesos? Está muy equivocada. ¡El móvil, EL MOVIL! ¡Ha sonado!
Sábado 23, 00.23 h. Mismo sitio
Tal y como me temía. Dice que está en “uno de esos días”. ¿Y por eso era necesario ponerse así? Chica, relájate un poco. Hay cosas peores en el mundo. Se te puede romper una uña… ¡O puedo dejar de hacerte caso! Sí, eso es mucho, mucho peor. ¡Ajá! Eso voy a hacer. A partir de ahora, calabazas.
Tres días más tarde. Misma hora…
¡Sí, sí, SÍ! Lo sabía. Está loquita por mí. Tres días sin hacerle caso, y ya la tengo comiendo de mi mano como un chucho faldero. Ha venido a casa. Decía que si podía quedarse un rato, que le apetecía verme… Estaba un poco extraña, tenía la voz ronca, y cuando la he besado le he notado en la cara como…es como si… sí, como si pinchase. Como si tuviese barba… o pelusilla. Eso, pelusilla. ¿Cuándo están en esos días les sale pelusilla? Qué chungo…
Martes 26, 00.35 h.
Esta tía está empezando a darme miedo.
Una semana más tarde
He vuelto a estar con ella. Seguía teniendo la voz ronca. Seguía teniendo pelusilla. Me sigue dando miedo. ¡Socorro!
El día y la hora a la que estamos es lo que menos me interesa en este momento.
¡Una mujer lobo! ¿Qué me está contando? Está peor de lo que imaginaba. Aunque eso explicaría los aullidos, la pelusilla y la voz ronca. Pero ¿Cómo van a existir unos engendros como estos? Me niego a creerlo. ¿Qué puedo hacer? Antes de nada, cortar con ella. Sí, es lo que toda persona sensata haría en una situación así. ¿Pero como se lo digo? “Oye, que… lo siento pero paso de salir con una chica que tiene más pelo en la espalda que yo”. O bien… “Me das asco”. No, son demasiado bruscas, ni que fuese un perro. Aunque en realidad, en parte sí que lo es. Pues ya está, le diré que mi madre no quiere mascotas en casa. Estoy desvariando. Lo más normal será que le diga que estoy pasando por un mal momento, que me quiero centrar en los estudios, estoy hecho para estar solo… Suena a excusa barata, pero mejor eso que lo que pensé antes.
Jueves 13, 17.48 h. No diré donde estoy por si cierta chica lobo lee cierto diario de cierto chico guapo y apuesto (es decir, yo).
Cuando le dije que quería cortar no le vi muy afectada, pero me ha mandado una carta y no ha sido muy amable que digamos:
Querido cabrón Javier:
Sé que me has dejado por lo que soy, no por lo que sientes o has dejado de sentir, capullo. Ya te he contado que aquel día me fui sin dar explicaciones porque era luna llena y podía mutarme cuando estaba contigo. Aunque eso es lo que tenía que haber sucedido. Haberte destrozado las entrañas allí mismo y devorarte vivo (literalmente). Si te crees que me vas a dejar solo por librarte de mí lo llevas claro. Mañana a las 16.00 h. estoy en tu casa. Vamos a ir de picnic, y vas a decirme a la cara lo que piensas antes de que te abofetee. Espero que seas sincero si quieres salir ileso de esta.
Un abrazo muy fuerte,
Tu amor platónico.
No sé si al final fue a buscarme o no. Tras leer la carta me cambié de ropa (me había orinado encima del miedo que me dio), cogí el coche y mi cartera y me fui lejos, muy lejos. Le dije a mi madre que me iba de excursión con los demás compañeros de facultad durante un mes.
Duermo en una cabaña, mirando a cada instante por la ventana por si se acerca una loba-loca-esquizofrénica-barbuda. Espero que no me encuentre nunca, porque si no estaré acabado (Le dejé un kilo de carne fresca antes de huir en su buzón. ¿Me perdonará por eso?)
Diioos!! el relato vale la penaa...que risas me he hechadoo jajaajaja..pero está genial no me extraña que haya ganado.
ResponderEliminar¡ENHORABUENA! ^^
xDDD Me ha encantadooo, enhorabuena! ^^
ResponderEliminarBesiitos ~NiiKa~