ENTREVISTA CON EVA SANTANA POR LA FALACIA DE MONTECARLO

Eva Santana López es doctora en Publicidad y RR. PP. por la Universidad Autónoma de Barcelona y profesora en la universidad. Compagina la docencia con la escritura de novelas, guiones y textos publicitarios. Ha publicado varios libros de publicidad y dos novelas juveniles Mi amigo Alemán y El Hilo, finalista en el XXIX Premio Edebé. En todo lo que escribe reivindica el empoderamiento de la mujer mostrando a través de la cotidianeidad distintos roles y luchando contra los estereotipos. Instagram, frases para enmarcar: @aveceshablosola Relatos y artículos: www.aveceshablosola.com

A las siete en punto de la mañana de un caluroso mes de junio empieza la rutina diaria en tres hogares de la ciudad condal. Blanca, a pesar de no trabajar, se levanta para atender a Sergio y a sus tres hijos. Aparentemente, son una familia de anuncio. La vida siempre les ha sonreído, no como a sus padres, Anselmo y Adela, quienes ni siquiera comparten dormitorio. A esa misma hora, Rebeca, la joven y fiel secretaria de Sergio, ya hace rato que trabaja para olvidar su soledad.

Lo que ignoran es que una serie de sucesos encadenados y nimios en apariencia van a dar un vuelco a la vida de todos ellos poniendo a cada cual en el lugar que le corresponde: un móvil olvidado en un cajón, la carta de un amor de juventud, un manuscrito tirado en una papelera, un mensaje imprevisto de una hermana con quien no tienes relación…

Porque la fortuna es imprevisible, aunque hay quien cree, erróneamente, que el azar se puede prever. Esa es la esencia de la teoría matemática conocida como la falacia de Montecarlo.

- La falacia de Montecarlo es un libro dentro de otro, pero en muchas ocasiones pensaba ¿es el libro de Ángel o son los propios protagonistas los que rememoran todo para Ángel?

El libro “La casa de la aduana” escrito por este escritor debutante y que narra la historia del pasado de su familia se intercala a menudo con la trama del presente de las otras familias protagonistas, pero para hilar ambas historias, en lugar de fragmentos de la novela histórica, decidí que fueran los personajes quienes hicieran referencia a episodios en forma de recuerdos, pesadillas, cartas… De esta manera, el lector se hace una idea a modo de caleidoscopio hasta que todo converge al final de la novela y puedes ver el puzzle completo y entender el misterio que contiene la voluntad de publicación que se narra desde el inicio.

—En la trama hay como dos formas de mirar a la maternidad: Las protagonistas, Blanca, Adela, Dolors y Rebeca, Rocío, y la madre de ambas. Tras la historia, ¿cómo crees que verán la maternidad? ¿Crees que todas han aprendido algo de lo que ha pasado a lo largo de las páginas?

Mmmm, me encanta: no lo había pensado. Creo que las relaciones madre e hija que funcionan, como la de Camila con sus padres argentinos, respetuosos ellos, debería evolucionar hacia una hija que confíe más en sus progenitores sin temer constantemente a decepcionarlos.

Blanca con una madre, Adela, entrometida y controladora, debería aprender a ponerle límites, pero son demasiados años de sumisión.

Y Rocío y Rebeca con una madre “pesada”, deberían entenderla más y reconocer que está sola y de ahí que sea insistente. Esta madre daría para una segunda novela.

Dolors… ese personaje me encanta: hecha a sí misma, valiente, sin complejos. Su hijo, Ángel, la adora, pero lo trata como a un niño y ella debería romper el cordón umbilical.

— Uno de los personajes que más me gustó fue Camila. Aunque, al principio pensé que no saldría más, luego me encantó la forma en la que coge impulso y es la persona que, hace que Sergio “cambie” un poco. Y, al mismo tiempo, Sergio, como que hace que regrese a sus orígenes (país).¿Qué hubiese pasado si Sergio no irrumpe en su vida? ¿Dónde estaría esta mujer?

Camila es buena e inocente y atractiva sin parecerlo. Contagia algo de todo eso a Sergio, pero dura lo que un espejismo. Este personaje es tan mala persona, manipulador y seductor a la vez, que no he querido redimirle. Camila, sin él, también hubiera tomado la misma decisión respecto a su vuelta (o no) a Argentina, pero hubiera tardado más.

—También, me he dado cuenta de que, tras Blanca, Adela, Rebeca, etc. Camila, Rocío y Dolors son las mujeres más naturales, más reales ¿Lo tenías claro desde el principio?

A mí Adela y Blanca no me parecen naturales sino dos mujeres que viven de cara a la galería, acorde al entorno de hipocresía y pijerío en el que viven.

Sí que son naturales las demás. ¡¡Naturalmente imperfectas!! Tenía claros los rasgos básicos, pero algunos han evolucionado en función del devenir de la novela, cuya estructura general estaba escrita, pero que también ha ido cambiando sobre la marcha, dejándome llevar. Cuentan que existe el escritor de “brújula”, el que improvisa, y el de “mapa”, el que lo tiene todo organizado. Yo me considero una mezcla de ambos.

— Hay varios personajes silenciosos como es Melanie. Este personaje no sabemos apenas nada de ella, pero en algunos momentos pensé ¿dirá algo? ¿Se revelará? Me gustaría saber, si dejase de ser invisible y escribiese su propia historia ¿Cómo sería?

Melanie es el prototipo de la asistenta cuya vida personal no cuenta: podría ser un robot y a sus “jefes”, la familia García-Bonet, no les importaría.

Si hiciera una novela en la que ella fuera la protagonista, desvelaría la vida de alguien que ha cruzado un océano para lograr una vida más digna y solo por eso, para mí sería una heroína. Retrataría también las dificultades con las que se encuentran cuando llegan a “la tierra prometida”: “ su condición de inmigrantes perennes, no integrarse con “los locales”, sufrir cierto desprecio de clase, alejarse de sus familiares permanentemente. Su vida es la del sacrificio para otros, los hijos y padres. En mi novela haría “currar” más a los hombres: me parecen culturas muy machistas donde las sacrificadas son ellas, básicamente.

—¿Qué tipo de carta se escribirían la madre de Dolors y su marido? (si viviesen y leyesen la novela de Ángel).

Le darían las gracias a su nieto, por haber hecho, por fin, justicia. Se sentirían muy orgullosos de él y por descontando de su hija, Dolors.

— Nacho, Inés y Bruno son los tres nietos y en algunos momentos alzan la voz a su manera (Sita, sobre todo). En la falacia de Montecarlo vemos como las redes sociales son importantes, aunque la abuela de Sita y su madre, no lo sepan. ¿Qué titular o que tweet pondrían las redes tras la novela de Ángel sobre esta familia?

La hipocresía de las familias pudientes. O bien: La doble vida de las familias “de anuncio”: 

— Hay un personaje que, en un primer momento, no tenía ni idea de qué palo iba o lo importante que sería, pero me ha sorprendido gratamente y es Don Anselmo.

Parece la sombra de su mujer, pero me encantó ese golpe sobre la mesa ¿Crees que nunca olvido no solo a su primer amor, sino sus raíces? ¿Crees que es un personaje que lleva máscara toda la novela? ¿Qué hubiese pasado con él, si no llega a recibir esa nota?

Hubiera sido un hombre con una vejez aburrida  y solitaria al faltarle lo único que ha dado sentido a su vida: el trabajo. Tristemente, son muchos los hombres de su generación que han volcado su existencia en algo tan vacío, como una profesión, abandonando en un segundo plano, a la familia, amistades, hobbies, etc. La nota de su primer amor, Dolors, le hace recordar que siempre ha estado enamorado de ella. A pesar de ello, la olvidó. No luchó por ella lo suficiente y ese error lo ha pagado toda su vida. Sin embargo, cuando la reencuentra se da cuenta de que parece que el tiempo no ha pasado y que su historia se halla en el mismo punto en el que lo dejaron. 

— Otro personaje que me desagrada es Regás, ¿Realizará alguna venganza o se perderá?

Si continuara la novela, le daría su justo merecido: tras su fracaso se volcaría en las evasiones que lo hacen feliz: el alcohol, las drogas y las prostitutas. Y acabaría mal, muy mal.

—En el libro la gastronomía es importante, ¿cómo fuiste eligiendo los platos que aparecen y degustamos los lectores? (mientras leemos).

La verdad es que son platos con mucha tradición y a mí me encantan. Os animo a degustarlos no solo leyéndolos, sino buscándolos en algún restaurante. Os invito a venir a Cataluña. Hay muchos rincones descritos en la novela que vale la pena visitar: Llívia o Puigcerdà en la Cerdanya, Begur o Llafranch en la Costa Brava,  el casco antiguo y el Ensanche en Barcelona ciudad, Sitges… ¡Venid, por favor!