Con una narración, donde se trenza la sensibilidad y la ternura propia de la autora, Eulalia Canal, nos cuenta la historia de Oso y Castor, que conducen un remolque con una biblioteca ambulante cuando de repente chocan con un muro en medio del camino. Allí conocen a una niña que necesita atravesar el muro para reencontrarse con su madre. Entre los tres, y gracias a los libros y a la imaginación, traman un plan para pasar al otro lado, esquivar al vigilante y seguir su camino. Con el objetivo narrativo de plasmar el poder de las palabras, los libros y la imaginación, y cómo pueden convertirse en las mejores armas para derribar muros, vencer todo tipo de obstáculos y seguir soñando en un mundo mejor. Las palabras son puentes que atraviesan océanos
Eulalia Canal con su escritura y Sebastià Serra con sus ilustraciones nos regalan un libro inolvidable con unos personajes únicos y una historia maravillosa.
Se nota el amor de la autora por los libros y por las palabras. También, se notan los detalles tan bonitos que el ilustrador nos regala. Eulalia y Sebastià nos sumergen en una aventura de tres personajes como son Oso, Castor y Niña, pero también, nos dan la oportunidad de conocer cómo los libros son objetos poderosos si quienes los usan, lo hacen correctamente.
El encuentro entre Oso, Castor y la Niña me ha resultado muy espontáneo y natural. También, he disfrutado enormemente de la forma de ser de cada uno de estos personajes, pues entre ellos crean una sinergia preciosa.
La niña es el personaje más enigmático, pues sabemos el motivo por el que está en ese lado del muro, pero desconocemos a su madre o lo que la ha podido ocurrir, aunque nos lo podemos imaginar.
Me ha encandilado la manera en la que la autora puede pasar de un atardecer lleno de luz y tranquilidad a una oscuridad metafórica y real con un muro de por medio.
La niña y la biblioteca ambulante es un canto de amor por la literatura, con un mensaje poderoso o con varios.
Uno de ellos es que, los libros en manos buenas son poderosos y son armas que consiguen romper muros, hacernos pensar y despertarnos de un letargo.
También, las palabras son importantes y pueden ayudar a entender muchas cosas.
Asimismo, he disfrutado con la manera en la que la autora juega con el lector. Es decir, de un atardecer bonito y luminoso, nos lleva a un lugar inhóspito, triste y en el que te sientes atrapado.
Me encantaría un mundo en el que la gente leyese, en el que las palabras saliesen de los libros para abrir los ojos a las personas que están “ciegas”. Un mundo en el que los libros curasen.
Es tan corto el libro que lo devoraréis, pero es tan bonito que lo querréis leer mil veces, porque me ha pasado que, he descubierto detalles que había pasado por largo y no me había dado cuenta de que aparecen.
En caso de que me ocurriese algo, me encantaría tener a mi lado a Oso y al Castor.
En mi entrevista a Eulalia Canal, le dije que, en mi lectura de la niña y la biblioteca ambulante, me recordaba a la compañía de la Barraca y García Lorca. Oso y Castor sabemos que tienen miles de libros en su poder, y para mí son como trovadores, como esas personas que en la edad media contaban lo que ocurría con sus propias palabras, pero ellos son trasmisores de esa palabra mediante este vehículo ambulante.
Adoro cuando un libro me pellizca el corazón y me regala miles de emociones con su lectura.
Era la primera vez que leía a Eulalia y me ha dejado embelesada con su narración, con Oso y Castor y me encantaría volver a leer algo de ella.
Sebastià hace que te quieras meter dentro del libro e irte con nuestros tres amigos de aventuras.
Es un libro especial y me quedo corta con las palabras, pues no quiero desvelaros mucho más. Pero, hablando en serio la niña y la biblioteca ambulante, sería necesario tenerlo como lectura obligatoria en los colegios, pues es una bella forma de empezar a enamorarse de la literatura.
De mis libros favoritos del 2024.
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