¡CONTIENE SPOILERS DE ENCÉLADO!
Los doce se han dividido. Seis permanecen en el sistema solar y los otros seis ignoran dónde han llegado. Con comida para solo tres semanas, Sol y los suyos luchan por sobrevivir y hallar la forma de volver. Mientras tanto, Romeo y los del Marlín Azul rastrean Encélado en busca de pistas sobre el paradero de sus amigos. Lo que ambos descubran tendrá consecuencias tan graves como inesperadas.
Al abrir Tubulares, el segundo tomo de la trilogía Doce Soles, nos situamos en el punto en el que nos quedamos al final de Encélado.
Nuestros doce jóvenes astronautas se han dividido en tres
equipos. La mitad de ellos se encuentra en paradero desconocido a bordo del
Marlín Negro, otros cuatro siguen en Encélado y los dos restantes permanecen en
la Calypso.
Y los capítulos de la novela se van alternando entre estos
tres escenarios, además de descender también a la Tierra en algunos momentos.
Los tripulantes del Marlín Negro, tras viajar en el
misterioso huevo alienígena, han llegado a un lugar tan exuberante y bello como
peligroso. Sol, Zack, Min, Amador, Lou y Hekla se han convertido en una suerte
de náufragos espaciales. Y como tales, tienen dos misiones principales que
resolver de manera urgente. Por un lado, asegurar la supervivencia. Y por otro,
dar respuesta a la GRAN PREGUNTA: ¿donde o cuándo están? Porque solo resolviendo
ambas cuestiones podrán empezar a considerar las opciones que tienen de
regresar.
Esta parte del libro, que además es la más extensa, ha sido
mi favorita.
Amaya García y Alberto Mínguez nos trasportan,
junto a nuestros protagonistas, a un mundo inexplorado, casi paradisíaco, pero
lleno de sorpresas y peligros. Durante estas páginas acompañamos a los seis del
Marlín Negro en el desembarco para enseguida comenzar a analizar el terreno,
explorar, buscar alimentos, construir un refugio… Es muy emocionante e interesante
verlos buscar soluciones para cada problema o dificultad que surge, investigar
sus opciones, trabajar en equipo, utilizar su ingenio, analizar lo que esa
tierra les ofrece… todo con el objetivo de irse adaptando poco a poco a ese
lugar que, por el momento, es su nuevo hogar.
Además, también los vemos crecer (en algunas cosas más
pronto de lo que les tocaría si llevasen una vida «normal», pero en otras al
mismo tiempo que lo haría cualquier adolescente), enfrentarse a dilemas internos,
al sentimiento de culpa, a sensaciones desconocidas hasta el momento y a
relaciones que la convivencia va mermando o fortaleciendo.
Esta parte está narrada en pasado y en primera persona por
Sol, lo que da un ritmo muy ágil y cercano a la narración, además de
permitirnos conocer mucho mejor a la astronauta española.
Intercaladas con estas partes, nos encontramos fragmentos en
los que se nos cuenta qué están haciendo los demás miembros de la expedición,
tanto los que se han quedado en Encélado, como Eri y Dipi desde la Calypso.
Aunque estos capítulos son mucho más breves, en ellos descubrimos información
muy importante que afecta al motivo real de la misión y presenciamos cómo se
sienten los chicos ante la ausencia de sus compañeros y de ciertas decisiones
complicadas que se han visto obligados a tomar.
Por último, contamos con algunos pasajes ocurridos en la
Tierra en años pasados y que aporta pinceladas acerca de dónde estaban los
adultos implicados en la misión y cómo llegaron al momento presente. Reconozco
que estas partes (y algunos pequeñitos fragmentos del escenario de Encélado) se
me hicieron un poco bola. Creo que pierde bastante ritmo narrativo, además de
cambiar a un tono mucho más adulto que para mi gusto no encaja con el resto de
la novela y que me hizo no prestar tanta atención como quizá debería, pues al
acabar sentí que no me habían aportado nada.
Así como en el primer tomo de la trilogía destacaba toda la
parte acerca de la vida de los astronautas y el modo en el que los doce niños
aprendían a sobrevivir en el espacio, en este segundo libro, en el que la
ciencia ficción se vuelve más potente, destaco la riqueza del escenario que
exploran los seis y como esta vez aprenden a sobrevivir ellos solos en un
ambiente que vuelve a resultarlos desconocido.
Era muy complicado mantener el nivelazo del primer tomo. Encélado
tiene muchas papeletas para estar en el top de mis mejores lecturas ahora que
se acaba el año. Aún así, quitando esas pequeñas partes que no me han
convencido, Tubulares ha sido una lectura muy emocionante,
sorprendente e inteligente, llena de acción, de enigmas, ambientada en un mundo
de un belleza apabullante y rodeada de intensos sentimientos que nos recuerdan
que los protagonistas, aun encontrándose en una historia de ciencia ficción, no
dejan de ser adolescentes que podrían existir en la vida real.
No es un género que disfrute, así que esta vez lo dejo pasar.
ResponderEliminarBesotes!!!