Esto es una novela. Una novela en la que su protagonista, Caroline Rose, escritora en potencia recién convertida al catolicismo, oye voces. En concreto, la voz y las teclas de la máquina de la persona que está escribiendo esta novela. Ella sabe que es un personaje de novela y, por suerte, la novela es fascinante, divertidísima y profunda. Aunque a veces intentará cambiarla. Sus compañeros de historia son alucinantes. Por ejemplo, Laurence, su pareja, tiene una abuela encantadora y aparentemente inofensiva. Pero descubre que ella y una banda de espías podrían estar traficando con diamantes escondidos dentro del pan.
· Traducción de Laura Ibáñez.
Esta ha sido la primera vez que he leído a Muriel Spark, pero no será la última,
eso seguro.
La primera frase de la sinopsis de Las voces dice que «esto
es una novela». Puede parecer un apunte innecesario, por lo evidente. Pero no
lo es. Porque toda la novela gira en torno precisamente a eso: a que es una
novela. O más bien… a ¿qué es una novela?
Nada más empezar a leer conocemos a Laurence, un joven
tremendamente observador que está pasando unos días en la casa de su abuela. Y
aquí nos encontramos ya con el primero de los dos misterios que sostienen el
avance de la trama: la abuela esconde diamantes en el pan y se reúne con tres
individuos muy peculiares que bien podrían formar una banda dedicada a algún
asunto turbio.
Por otro lado tenemos a Caroline que en este momento se
encuentra en un retiro espiritual tras haberse convertido al catolicismo. Este
retiro será breve y a su regreso a casa comenzará a oír voces. Pero no unas
voces cualquiera: una voz que, en distintos tonos, va narrando lo que pasa en la
vida de Caroline, mientras produce un ruido que aparentemente es el de teclear
en una máquina de escribir.
Recordemos que «esto es una novela» y la propia Caroline
está escribiendo un libro en el que analiza la evolución de la novela como género
a lo largo del siglo xx, aunque
parece que se le está atascando un poco el capítulo del realismo. Es fantástico
como esta protagonista va aceptando la idea de que las voces que oye son las de
un autor que está escribiendo un libro donde ella es un personaje, donde todos
ellos son personajes. A veces trata de rebelarse, apelando a su derecho de
elegir lo que quiere hacer y cuestionando la autoridad del autor para determinar
su historia; pero en otros momentos lo tiene tan interiorizado que, cuando le
preguntan qué tal lleva su libro, ya no sabe si se refieren al que está
escribiendo o al que está viviendo.
Lo más fascinante a mi parecer es el modo en el que la
autora te hace creer que estás leyendo una historia irrelevante y facilona,
mientras te va dejando un montón de detalles aparentemente insignificantes que
más tarde se entrelazan y cobran una fuerza tremenda, dando como resultado una
novela riquísima. Habla de literatura, de religión, de moralidad, de la
sociedad… todo ello envuelto en una atmósfera de ligereza, comicidad y un
poquito de locura.
Su estilo de escritura me parece muy ingenioso, inteligente,
chispeante e incluso en ciertos momentos sarcástico.
Todos los personajes, sin excepción, son extrañísimos, en el
sentido de que son muy peculiares, pero a la vez tan complejos que no paran de resultar
chocantes.
En el prólogo, Ali
Smith hace un breve recorrido por la carrera literaria de Spark, para
después entrar en un interesante, y esclarecedor, análisis de la novela. Además me ha descubierto un poema maravilloso de la autora.
Estoy enamorada de las ediciones de Blackie Books porque las cubiertas, además de ser tapa dura, son
tan suavecitas que dan ganas de acariciar al libro como si fuera un gatito (o
la perrita Blackie).
Las voces ha sido un grandísimo descubrimiento y no me cabe duda de que leeré más
novelas de esta autora.
Pues me has dejado con muchas ganas. No conocía este libro.
ResponderEliminarBesotes!!!