En mitad del verano, Lisa recibe una visita inesperada. Es Ale, el amigo inseparable de cuando era pequeña. Les hace falta poco para estar unidos de nuevo; el juego interrumpido de entonces —la construcción de una balsa de madera— los está esperando. Pero algo ha cambiado, hay un gran secreto que mina la serenidad de Ale, un secreto arraigado en un agosto de hace muchos años. ¿Qué fue lo que en realidad pasó aquel verano en el lago? Lisa tiene 21 días para descubrirlo. 21 días antes de que llegue la fiesta del Ferragosto y que Ale se vaya de nuevo, seguramente para siempre. Pero de una cosa está segura: para volver a empezar en serio, la verdad es el único punto de partida posible. Y para descubrirla, los dos tendrán que enfrentarse a sus miedos.
*Traducción de María
Laura Russo.
Lisa vive en un tranquilo pueblecito que en verano se llena
de turistas. Con ellos llegan los rumores, los cotilleos, las tradiciones que
se repiten año tras año… Pero en esta ocasión llega algo más: una visita inesperada
que hará revivir tiempos pasados y que sacará a la luz un terrible secreto.
Ale es un viejo amigo de Lisa. De pequeños eran uña y carne.
Hasta que Ale y su padre se mudaron a toda prisa, sin dejar rastro ni una dirección
en la que poder encontrarlos. Ahora ha regresado por unos días y juntos, no
solo tratarán de terminar algo que dejaron a medias cuando eran niños, sino
también se verán obligados a afrontar la verdad que los han ocultado durante
tantos años, para poder seguir adelante antes de que pasen los veintiún días
que los separan de Ferragosto, la fiesta nacional italiana.
Situada en verano, a simple vista puede parecer una historia
ligera, como tantas que hablan de la relación entre dos adolescentes durante la
estación vacacional. Y, en cierto modo, lo es, la lectura es muy ligera, pero Silvia Vecchini le ha dado una vuelta al
cliché y ha creado una trama que esconde una gran profundidad.
21 días es una novela gráfica que habla sobre la amistad, sobre
la lealtad, sobre la confianza y sobre el perdón a los demás y a uno mismo.
Además, también saca a la palestra el espinoso asunto de cómo y cuándo explicar
a los niños ciertos temas delicados.
Me ha gustado mucho la importancia que le dan kárate, no
solo como deporte sino como filosofía completa de vida que Lisa aplica en su
día a día.
El dibujo de Sualzo
es muy bonito, los personajes tienen rasgos muy expresivos y estoy enamorada de
las viñetas en las que, sin necesidad de añadir texto, es capaz de narrar una
secuencia temporal completa.
21 días ha sido una lectura tierna y emotiva, con un elenco de
personajes muy especiales. Perfecta para una tarde calurosa de verano.
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