Sasha, de 7 años, siempre ha sabido que es una niña, aunque naciera atrapada en un cuerpo de niño. A medida que la sociedad fracasa, al no tratarla como a las demás niñas de su edad, sea en su vida diaria en la escuela, en clases de ballet o en fiestas de cumpleaños, su comprensiva y empática familia lidera una batalla constante frente a la violenta rigidez de los prejuicios sociales, para hacer que su diferencia sea entendida y aceptada por todo el mundo.
Este viernes 12 de marzo, llega a los cines la película documental Una niña, dirigida por Sébastien Lifshitz y distribuida por Good Films y La Aventura Cine.
Este documental nos presenta a Sasha, una niña transgénero
de siete años, y a su familia. A lo largo del film los acompañamos durante un
año de sus vidas, en casa, en clases de ballet, en sus primeras sesiones con la
psicóloga… y además, somos testigos de momentos que, a simple vista pueden
parecer nimios (como un mero cambio de la ropa del armario), pero que para
Sasha son esenciales.
Creo que este documental contiene dos tipos de contenido,
con dos intenciones muy distintas, que se complementan a la perfección, creando
al final una película con bastante fuerza, que conmueve, que desmonta y que deseo
que ayude a abrir muchas mentes.
Por un lado tenemos imágenes de los padres de Sasha hablando
directamente a cámara y explicando algunos aspectos específicos del proceso de
aceptación de lo que le está pasando a su hija, la deconstrucción y aprendizaje
que ellos mismos han tenido que llevar a cabo y las injusticias a las que han
tenido (y siguen teniendo) que enfrentarse.
En este mismo grupo englobaría las aportaciones de la
psicóloga, que explica conceptos, como el de la disforia de género, de modo que
la familia de Sasha, pero también los espectadores, los puedan comprender.
Estos cortes me transmitieron un carácter más informativo, más
educativo, y me parecieron fundamentales pues permiten comprender un poquito lo
que significa ser una persona transgénero, además de romper prejuicios y falsas
ideas en torno a esta realidad.
Por otro lado, nos encontramos con escenas que bien podrían haber sido extraídas de videos caseros de cualquier familia. Para mí, estas escenas son las más poderosas, pues nos muestran personas, simple y llanamente. Vemos el día a día de una familia unida, a una niña bailando en el jardín, a unos hermanos jugando juntos… pero también vemos las expresiones del rostro de Sasha, sin filtros, transmitiendo sin palabras lo que siente en cada situación. Este segundo tipo de imágenes apelan directamente, no a los espectadores de un documental, sino a los seres humanos que están conociendo la historia de Sasha.
Además, enseña de un modo muy claro el contraste entre los
dos mundos en los que vive la niña: el mundo seguro, dentro de su casa o cuando
viaja a un lugar donde nadie la conoce, en el que puede ser ella misma; y el
mundo doloroso que hay fuera de esa burbuja, donde la rechazan, donde tiene que
esconder quién es y donde ella parece necesitar con más anhelo mostrar su
feminidad.
Galardonado ya internacionalmente en los festivales de cine de
Sevilla, Chicago y Gante, Una niña me ha parecido un
documental especial, poderoso y muy necesario, siempre, pero sobre todo en estos momentos en
los que el debate sobre la Ley Trans está tan al día. Una historia real que nos
muestra lo complicado y doloroso que puede resultar ser diferente en una
sociedad plagada de prejuicios y etiquetas, y la necesidad de educarnos como
sociedad en el respeto y en la empatía. Solo con eso ya tendríamos mucho
ganado.
Id a verlo.
Una lectura muy interesante. Tomo buena nota.
ResponderEliminarBesotes!!!