Cuando a la autora le diagnosticaron cáncer de colón, sintió una pérdida repentina de la estabilidad, como si un manotazo derribara todas las piezas de un tablero de ajedrez. El cáncer la había dejado sin guion, debía luchar contra ese cuerpo al que estaba atada y poner orden donde no lo había. Escrito en primera persona y a caballo entre el ensayo, la crónica y el diario personal, este texto alude a la confusión, al desequilibrio y al desorden emocional y físico que supone de pronto en una mujer joven encarar una enfermedad grave. El libro parte de una rigurosa investigación sobre los testimonios sobre el cáncer en la literatura, citando autores consagrados que en algún momento han escrito acerca de los conflictos y vaivenes emocionales de la enfermedad. La autora se desahoga y se ordena de la manera que más a mano tiene:la escritura le sirve como supervivencia y poco a poco, de equilibrio.
Siempre que he leído un libro,acerca de la larga enfermedad de la que se habla en medios de comunicación, que realmente, aunque sea dolorosa se llama "cancer" ha sido de pasada, o con un tono algo distendido, algo pasajero, algo que llega y "pum" como si el autor/a no supiese como quitar a "x" personaje y/o decide dar al libro un poco de fuerza o de llorera por parte del lector...
El cancer, como punto de inicio, en la mitad de la novela y en el final de la misma, es la primera vez que lo he visto hacer, lo he leído en un libro y tengo que confesar que me ha sobrecogido y que en ciertos instantes del libro, tuve que parar, respirar hondo y seguir.
La novela es intensa, es un viaje no solo por una enfermedad que se mira de frente, a su vez es un libro dentro de otro y de otro.
No solo acompañamos a la autora en su viaje física y emocionalmente, lo hacemos también de forma literatura y musicalmente.
¿Sabiáis que la mayoría de autores/as que tenían una enfermedad, sea el cancer, tuberculosis...no pusieron nunca un personaje que sufriera de esto?
Empezamos el viaje con la autora en un hotel, en donde al asomarnos nos da vértigo, no solo como meros espectadores, también como humanos que somos, la incertidumbre, el miedo de que la ocurrirá.
Es un recorrido por los "yo" más diversos de Begoña Huertas, un viaje que emprendes con ella, de su mano , aunque sea invisible, un recorrido lento a veces y rápido en otras, la autora se toma su tiempo, pero para nada aburre al lector, es más, una vez que estas desconcertado por no saber cual será el siguiente paso.
Un libro realista, sin suturas, sin medias tintas, sin reparos en abrirnos su alma, porque para contar algo no hace falta adornos, ni contar las cosas macabras, simplemente ser sincera con una misma y con el lector, y es que Begoña, se abre en canal con quien la quiera leer, por eso es duro en algunas ocasiones sentarse y leer como se siente, que hará...
Pero por otro lado, se ve un poco de luz, yo he aprendido gracias a este libro cosas que desconocía de Charlotte Bronte, de Dostoievski, etc.
No es un ensayo, pero si llega a ser un ensayo, tampoco me hubiese importado leerlo, porque la pluma de Begoña Huertas, es especial.
No solo acompañamos a la autora en su viaje física y emocionalmente, lo hacemos también de forma literatura y musicalmente.
¿Sabiáis que la mayoría de autores/as que tenían una enfermedad, sea el cancer, tuberculosis...no pusieron nunca un personaje que sufriera de esto?
Empezamos el viaje con la autora en un hotel, en donde al asomarnos nos da vértigo, no solo como meros espectadores, también como humanos que somos, la incertidumbre, el miedo de que la ocurrirá.
Es un recorrido por los "yo" más diversos de Begoña Huertas, un viaje que emprendes con ella, de su mano , aunque sea invisible, un recorrido lento a veces y rápido en otras, la autora se toma su tiempo, pero para nada aburre al lector, es más, una vez que estas desconcertado por no saber cual será el siguiente paso.
Un libro realista, sin suturas, sin medias tintas, sin reparos en abrirnos su alma, porque para contar algo no hace falta adornos, ni contar las cosas macabras, simplemente ser sincera con una misma y con el lector, y es que Begoña, se abre en canal con quien la quiera leer, por eso es duro en algunas ocasiones sentarse y leer como se siente, que hará...
Pero por otro lado, se ve un poco de luz, yo he aprendido gracias a este libro cosas que desconocía de Charlotte Bronte, de Dostoievski, etc.
No es un ensayo, pero si llega a ser un ensayo, tampoco me hubiese importado leerlo, porque la pluma de Begoña Huertas, es especial.
Una lectura dura, pero parece que merece la pena. La tendré en cuenta.
ResponderEliminarBesotes!!!