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Crónica de Film & Comic Con de Londres


La semana pasada fue la Film & Comic Con de Londres, organizada por la compañía Showmasters: la misma encargada del evento Collectormania, en Birmingham, al que asistimos en Junio y que cubrimos como prensa para Paseando a Miss Cultura. En esta ocasión volvimos a tener la oportunidad de acudir como prensa, si bien no pudimos conseguir ninguna entrevista.
Dado que cada vez que tenemos que esperar horas por una entrevista Showmasters nos pone como excusa que en sus eventos los fans son la prioridad, debo especificar que lo de cubrir el evento lo hacemos gratis, no porque ningún periódico o revista nos lo encargue, así que os aseguro que si no fuéramos también fans, no lo haríamos. Pero bueno, quitando el tiempo perdido siendo mareados por el equipo del evento cada vez que intentábamos conseguir una entrevista, por lo demás hicimos lo mismo que cualquier otro asistente: ¡fangirlear mucho!

Para los que no hayáis oído hablar de la Comic Con de Londres: se trata de una convención que gira en torno al cine, la televisión y los cómics, donde tienes la oportunidad de hacerte fotos con actores y artistas famosos o conseguir sus autógrafos y asistir a sus charlas, pasear entre montones de puestos llenos de merchandising (cosillas relacionadas con cine, tv, comics, etc.), probar lo último en videojuegos y hacer cosplay (disfrazarte de tu personaje preferido) y/o disfrutar viendo los cosplays de otros y haciéndote fotos.
El evento se extiende a lo largo de todo el fin de semana, pero nosotros solo asistimos el sábado y la mayor parte del domingo. El sábado es el día más popular y este año se vendieron absolutamente todos los tickets, por lo que podéis imaginaros cómo estaba aquello (no te podías mover sin estar brazo con brazo con alguien en según qué partes del edificio).
Si no conseguimos ninguna entrevista no fue por una negativa de los actores sino por lo tremendamente difícil que te lo ponen los voluntarios que trabajan para el evento. No solo parecen no saber cómo lidiar con la prensa, sino que a veces tampoco tienen en cuenta los propios deseos de los actores, como demuestra el hecho de que ellos dijeran a los fans una cosa y luego el actor dijera otra (hablaré de esto más abajo). Esta falta de profesionalidad es inexcusable cuando Showmasters lleva haciendo este tipo de eventos desde el año 2002 y me hace pensar que en realidad no les preocupa nada que no tenga que ver con el dinero.

DENTRO DE LA COMIC CON DE LONDRES:

Le di muchas vueltas a esta parte del artículo antes de empezar a escribirla: había tantísimas cosas que quería contar sobre la London Film &Comic Con y tantas de ellas que eran negativas... Es difícil escribir sobre un evento al que te han invitado cuando sabes que lo que los organizadores esperan oír es bastante distinto de lo que tú tienes que decir. Te preguntas si deberías contar todo lo que no te ha gustado o solo parte, o si deberías centrarte únicamente en las cosas buenas. Sabes que, en teoría, debería permitirse hablar con libertad, pero no puedes dejar de preguntarte si, al hacerlo, perderás la oportunidad de volver a cubrir el evento porque los organizadores no querrán volver a invitarte. Por esta razón pensé que la mejor forma de enfocar el artículo sería desde el punto de vista de una fan y también haciendo hincapié en las experiencias más personales con los actores.
Si pienso en experiencias a destacar en la Comic Con de Londres, una de las primeras cosas que me viene a la cabeza es el momento en el que me acerqué por primera vez a un hombre entrañable al que tuve la suerte de conocer allí: el gran Christopher Lloyd, a quien la mayoría recordará en especial por su papel de Doc Emmet Brown en la saga de Regreso al Futuro. Como buena hija de los 80, Regreso al Futuro es una de esas películas que guarda un no-se-qué especial para mí, llámalo nostalgia o lo que quieras. Puede que no sea la mejor saga de la historia, pero ha envejecido muy bien y creo que siempre tendrá un rinconcito especial en mi corazón, tanto ella como sus protagonistas principales, Christopher Lloyd y Michael J. Fox.
A la Comic Con de Londres de este año acudieron infinidad de actores además del señor Lloyd, algunos de la talla de Benedict Cumberbatch (Sherlock, Dr. Strange...), Mads Mikkelsen (Hannibal, Dr. Strange…), John Cleese (Monty Python, Faulty Towers...) y muchos otros de películas y series de tv tan populares como Juego de Tronos o The Walking Dead… ¡Hasta Pamela Anderson estaba por allí! No preguntéis por qué, ya que no es nadie que me interese, pero incluso verla a ella fue en plan ¡ohhhhhhh! Seguiremos culpando a la nostalgia (esos Vigilantes de la Playa…).
En fin, que me desvío del tema. El caso es que a pesar de la gran cantidad de actores importantes asistentes (y de que conseguí una foto con Benedict Cumberbatch… ¡qué ojos y qué voz tiene este hombre!), mi momento preferido fue estrecharle la mano y hacerme una foto con Christopher Lloyd. No sé si será por la mencionada nostalgia, porque podría ser perfectamente mi abuelo o porque el hombre tiene un aura especial, pero fue estupendo conocerle. Christopher Lloyd, a sus 79 años y con tanto a sus espaldas, te mira a los ojos, sonríe ampliamente y en ese segundo en el que te estrecha la mano consigue hacerte sentir como la persona más importante del lugar a pesar de que ya haya estrechado la mano de doscientas otras antes de ti y no sepa nada de tu vida. Y debido al cariño que le tengo a su personaje de la película de los 80, de algún modo me hizo retroceder en el tiempo sin necesidad del DeLorean y hacerme reconectar con mi yo infantil, quien seguramente me haría chocar los cinco por ese momento que le proporcioné.


Gracias a las convenciones de Cine y TV cómo esta tienes la oportunidad de conocer a muchos actores famosos y, si bien a menudo encuentras joyas como Lloyd que te arrancan una gran sonrisa y proporcionan momentos que atesorar, es irremediable que, a veces, te lleves también algún chasco. Aunque estos eventos los vendan como una oportunidad para el actor de conocer a sus fans y viceversa, a menudo acaban no siendo más que otro negocio para organización y actores y una forma de alardear de haber estado al lado de tal y cual actor para los fans. Esto conlleva la inevitabilidad de que a veces te sientas como ganado (siendo conducido con prisas para que alguien te haga tu foto y un segundo después te indiquen la salida) y todo quede en una frivolidad muy poco personal, tanto para ti como para el actor en cuestión, que a veces debe de sentirse como una figura de cera del museo. 
Supongo que a muchos esto no les importa, pero otros se han quejado y con razón. Sin ir más lejos en esta Comic Con, el actor James Marsden protestó porque, en su sesión de fotos con los fans, a estos les estaban metiendo prisa y no les dejaban ni un segundo para intercambiar un saludo con el actor porque tenían un tiempo limitado para hacer todas las fotos programadas. Según descubrimos, Marsden tuvo que parar para pedir a los del evento que dejaran de meter tanta prisa a los fans ya que ellos habían pagado por ese momento junto a él, bajo amenaza de abandonar el lugar de no ser así.
Y así es como un actor se gana nuestro respeto.
Si bien hay actores que se nota que solo están allí por el dinero, también hay otros que parece que de verdad tienen interés en conocer a sus fans y hacerles disfrutar de su momento, Marsden fue un ejemplo de ello, Christopher Lloyd, a su manera más callada y personal, también. Pero incluso Benedict Cumberbatch nos dejó momentos para recordar, como aquel en el que, en mitad de su sesión de fotos conjunta junto a Mads Mikkelsen, se giró a una fan que esperaba su turno para preguntarle la razón por la que todos los fans estaban abrazando a su colega de profesión pero nadie se acercaba a él. “Nos han dicho que no podemos tocarte” responde la fan. Tras lo que Cumberbatch, sorprendido, se gira hacia el equipo de la organización para pedirles que, por favor, dejen de decirle eso a los fans que hacían cola, que lo de no poder tocarle era totalmente absurdo.
De nuevo, una lástima no haberlo presenciado para darle un merecido aplauso. Y un tirón de orejas a la organización, que gracias a la norma de “no tocar” en las fotos hicieron que el pobre Cumberbatch solo pusiera una mano en mi hombro y probablemente pensara que era yo la que no quería que él le abrazara (que mi chico me perdone pero… ¡¡venga ya!!). 
Siguiendo con Benedict Cumberbatch, tuvimos la oportunidad de disfrutar de la única charla en la que participó en la Comic Con, donde volvió a demostrar que se puede seguir siendo una persona de lo más cercana y agradable aunque se sea mundialmente conocido. El actor bromeó con los fans y respondió a sus preguntas durante casi una hora: comentó su interés por participar en un futuro en alguna película de terror, respondió con un “sin comentarios” (aunque sin perder el humor) a la pregunta de si le gustaría interpretar al próximo James Bond… y hasta tuvo tiempo para hacer feliz a una niña a la que animó a hacerle su propia pregunta: “¿cuál es tu color favorito?”. Tras el “ohhhhhhhhh” general del público, Benedict Cumberbatch la invita a adivinarlo: “¿cuál crees tú qué es?”, pregunta con un tono tan dulce que se te hace imposible creer que surja de la misma garganta del dragón Smaug, mientras se señala su camisa y pantalones color azul. La niña duda, por lo que el actor añade: “una pista: es el color del cielo…”, susurra. “¡¡AZUL!!” grita la niña, eufórica. Y un aplauso general mezclado con risas inunda la sala. Si Cumberbatch no nos tenía ya lo suficientemente ganados, termina de hacerlo con esto.
Benedict Cumberbatch aseguró no tener ninguna lista de deseos de próximos personajes que querría interpretar, por lo que invitó al público a hacerle una. “¡EL SEÑOR DARCY!”, grita una voz femenina, y una gran parte del público (en su mayoría también femenino y en el que me incluyo) responde con un contundente “¡Siiiiiiiiiiiiiiii!”. 
Cumberbatch aseguró que lo tendrá en cuenta.
Cuando una fan comienza su pregunta con un “Yo siempre he usado tu…” el actor no puede evitar mirarla, perplejo, mientras se pregunta en voz alta qué es lo que aquella desconocida usa que le pertenezca a él: “¿uso tu… cepillo del pelo cuando no miras?”, sugiere. Afortunadamente, lo que la mujer usa resulta ser su carrera como actor como un modelo a seguir. Cumberbatch respira aliviado.
Poco después de la charla de Benedict Cumberbatch asistimos a la de Regreso al Futuro, que contó con dos de los actores de la saga: Christopher Lloyd, por supuesto, y también Tom Wilson (Biff, el antagonista en las películas de la saga). Esta charla nos dejó con un sabor de boca agridulce precisamente por Wilson, que parecía dispuesto a que le pilláramos tanta manía como a su personaje. Aunque no le conozco fuera de la gran pantalla e ignoro cómo es de verdad su relación con sus ex compañeros de reparto, me dio la sensación de que le encanta ser el centro de atención, ya que durante la charla apenas dejó hablar al presentador o, lo que es mucho peor, a Christopher Lloyd, interrumpiéndole en algunas ocasiones e incluso respondiendo por él en otras en las que la pregunta iba dirigida a su colega de profesión (aunque Lloyd, con esa mordacidad que deja libre de vez en cuando entre su aparente timidez general, se lo cobró cuando Wilson dijo que fue un privilegio trabajar con él, y aquel respondió que el sentimiento no era mutuo). 
Lo más divertido de esta charla para mí fue un niño pequeño que con sus preguntas troleó (involuntaria pero efectivamente) a Tom Wilson, preguntándole por la posibilidad de una cuarta parte de Regreso al Futuro (la respuesta fue “no”) o por Michael J. Fox justo después de que Wilson cantara una canción compuesta por él acerca de cuánto le cansa que le repitan continuamente, entre otras, esas mismas preguntas. (Mi pregunta a eso es: ¿por qué te prestas entonces a ir a una charla sobre “Regreso al  Futuro”?) De entre las curiosidades que compartió estuvo el hecho de que, al parecer, intentara conseguir que le dejaran quedarse con algún recuerdo del rodaje de la saga tras el mismo (alguno de los objetos de atrezo). Algo que no logró conseguir por más que insistió, pues le pusieron como excusa que no podían prescindir de nada en caso de que necesitaran volver a rodar alguna escena. Tras los años y muy a su pesar, Tom Wilson ha ido encontrando todos esos objetos de atrezo a la venta en ebay.
Aunque Christopher Lloyd no pudiera hablar mucho en esta charla (supongo que hablaría más en otra que tenía al día siguiente solo para él), sí que mencionó que su película preferida es la tercera porque pudo montar a caballo y porque su personaje tiene un romance (el único romance, cree recordar, que ha tenido alguno de sus personajes en su carrera) y también sacó tiempo para responder a una pregunta acerca del estado de su colega Michael J.  Fox (Marty McFly en la película). Al parecer, Fox mantiene su humor y sigue luchando para no dejarse vencer por su enfermedad (Parkinson).
Tras las charlas y viendo que seguía siendo imposible conseguir una entrevista con alguno de los actores que teníamos en mente, volvimos a transformarnos en simples fans y fuimos a conseguir algunas fotos que teníamos reservadas, pero también tuvimos la oportunidad de hacer una hora de cola para conseguir un autógrafo de Christopher Lloyd. Dada la cantidad de gente que esperaba y puesto que tenía un límite de tiempo para firmar antes de ser acompañado a su siguiente sesión de fotos, solo pudo estrecharnos la mano y responder que estaba siendo un día muy atareado cuando le preguntamos qué tal estaba. Aun así, volvió a tomarse unos segundos para mirarnos a los ojos mientras nos estrechaba la mano y agradecía nuestra asistencia con una mirada que decía claramente que sentía no poder hablar más.
Con el que sí que pudimos intercambiar más palabras aunque no llegara a ser una entrevista (de nuevo no por culpa del actor sino de la organización, que nos daba largas continuamente cada vez que intentábamos pedir cinco minutos con él para que nos respondiera a tres preguntas) fue con el actor Alan Tudyk (Firefly, Star Wars…). Al acercarnos a por un autógrafo y justo después de presentarnos, su asistente aparece con lo que tiene toda la pinta de ser su expreso diario en un vaso opaco. Mi compañero bromea diciendo que es la hora del café, a lo que Alan Tudyk responde con una sonrisa maliciosa “esto no es café”. Compartimos una mirada confusa mientras el actor destapa el vaso y se bebe el contenido de un trago, dejando escapar luego un sonoro gritito que hace que muchos fans se giren para ver qué le ha pasado. Él sacude la cabeza mientras su cuerpo reacciona antes de mirarnos y darnos una explicación: “¡jengibre!”. Nos reímos ante lo absurdo del momento (sí, se acababa de tomar una especie de chupito de jengibre). 

Tras esto, Tudyk se mostró muy interesado en saber algo más de nosotros y al decirle que era española no tardó en preguntar mi lugar exacto de procedencia. “Murcia” le contesto, tras lo que me mira con expresión confusa. “¿Junto a Alicante…?”, vuelvo a intentar por costumbre, ya que los extranjeros parecen conocer más esa ciudad. Antes de poder decir algo más ante su nueva expresión confusa, el actor me ahorra el tiempo: “acabo de caer en que en realidad no conozco mucho España” reconoce. “Tuve una novia Catalana” admite de inmediato, quizás intentando arreglarlo. “Sí, sigue siendo España…” digo con una sonrisa, no en un intento de hacer propaganda anti independencia, sino para hacerle sentir mejor respecto a sus conocimientos sobre España. Sin embargo, mi compañero se lo toma como la otra opción y sugiere no entrar en ese tema. “Ah, sí” añade el actor. “Tenéis algunos problemas con Cataluña, ¿no?”. Nos limitamos a responder con un asentimiento y una sonrisa educada, ya que no es el lugar ni momento para entrar en discusiones políticas, recogemos nuestro autógrafo y nos despedimos con un apretón de manos. No ha sido una charla muy larga pero sabemos que es lo máximo que vamos a conseguir ese día y nos damos por satisfechos.

El domingo asistimos ya como prensa “normal” (disfrazados de nosotros mismos) pero no tuvimos mejor suerte en cuanto a entrevistas a pesar de que el número de asistentes bajó considerablemente. Nos pasamos la mayor parte del tiempo yendo y viniendo de la zona en la que se encontraban los actores con la esperanza de lograr alguna entrevista, siguiendo las directrices del equipo de la organización que nos decían que volviéramos a tal y cual hora solo para volver a decirnos que regresáramos a otra hora distinta.  
Entre espera y espera, por lo menos, pudimos aprovechar para recorrer la zona de puestos de venta de merchandising (que no habíamos podido ver el día anterior y siempre es algo interesante para aquellos tan “frikis” como nosotros) y para marcarnos un baile improvisado con el actor Benedict Wong, al que nos encontramos de repente pasando por nuestro lado con un reproductor de música al hombro mientras prácticamente nos ordenaba con un brazo a bailar con él. Una de esas cosas que solo te encuentras en este tipo de eventos… 

CONCLUSIÓN:

La London Film &Comic Con es un evento estupendo si lo único que esperas de él es hacerte una foto con tus actores preferidos o conseguir un autógrafo suyo (y tienes el dinero para permitírtelo). Si vas siendo realista y consciente de que puede que solo consigas darle la mano a tu actor prefe
rido, posar a su lado o escucharle en una de las charlas, entonces todo lo demás es algo extra que te llevas. Si quieres ver a gente disfrazada de tus personajes preferidos o disfrazarte tú mismo, además de echar un vistazo a las decenas y decenas de puestos “frikis”, también puedes pasar un buen día.
Sin embargo, si vas esperando lo que los organizadores dicen ofrecer: la oportunidad de conocer a tus ídolos cara a cara… Bueno… “conocer” en plan presentarte y darle la mano, sí, con suerte dependiendo de lo solicitado que esté el actor. Pero en general es posible que solo puedas mantener una conversación sustancial con uno de los extras de alguna de las pelis de Star Wars que salen en una escena y sin diálogo. Si buscas a alguien más famoso será complicado.

No sé cómo eran las convenciones de Showmasters en sus inicios allá por 2002, cuando sólo eran 3 personas, pero ahora, con un equipo completo y más de trescientos cincuenta voluntarios, parece haberse convertido en una máquina de hacer dinero donde, como mencioné anteriormente, los asistentes se sienten a menudo más como ganado que como fans esperando para conocer a sus ídolos. Las reacciones de algunos de los actores como Marsden o incluso Cumberbatch, hacen pensar que al otro lado la situación tampoco es mucho mejor, y no me extraña que también se quejen si todo se les vende también como una ocasión para conocer a sus fans y al final acaba siendo una oportunidad para posar como una obra de arte mientras miles de desconocidos se hacen una foto a su lado. Sí, no me autoengaño, sé que el dinero también juega un factor decisivo para decantarse por organizar y asistir a estos eventos, nunca esperaría que los actores lo hicieran gratis, pero si Showmasters sigue dando prioridad a las ventas por encima de la calidad de la experiencia, al final todo acabará convertido en una especie de fábrica de suvenires de famosos frecuentada únicamente por gente con dinero.

- Crónica realizada por Cristina López  y Allan Mcleod
-Fotos de la autoria de Cristina López  y Allan Mcleod

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