Andrea Torres (2000) Es una artista visual y directora que narra historias introspectivas y psicológicas a través de su cámara de manera experimental, poética y surrealista. Con una sólida formación en fotografía y realización audiovisual en la escuela de arte de su ciudad, Andrea complementa sus estudios con una especialización en Dirección en ESCAC, a través de un curso impartido en Ciudad de la Luz, y un diplomado en Guión por Haz RTVE. A pesar de su juventud, Andrea ha sido seleccionada en eventos culturales como PhotoEspaña 2023 y Miradas 2022, entre otros. Ha colaborado con la Comisión Europea y otras celebridades como Noemí Casquet como cineasta y fotógrafa oficial. Actualmente, combina su pasión por la fotografía y el filmmaking como Directora Creativa en cine, mientras trabaja en su próximo cortometraje, "Mi Casa en una Maleta", consolidándose como una nueva voz prometedora en el cine experimental y de autor.
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Muchas gracias, Andrea, por esta entrevista y felicidades por haber sido seleccionada en este laboratorio, en esta incubadora de cortometrajes.Mi primera pregunta acerca de este cortometraje que tiene un título muy bonito y, además, muy poético, que es Mi casa en una maleta, es:¿Qué desafíos encontraste al adaptar una historia tan intimista y con estilo tan poético al formato del cortometraje?
Bueno, pues, para mí, realmente, no es un desafío porque es mi propio lenguaje.
Si veis mi obra, yo siempre narro conceptos psicológicos a través de mi cámara. Pues, parto de un concepto del que investigo muchísimo. Ya puede ser un proceso mío interno o algo que observe en el exterior para entenderlo.
Y, a través de mi fotografía, acabo de entenderlo y procesarlo. Hablando de procesos psicológicos, dentro de este corto está escrito y también dirigido por ti... Sí. "...una joven ilustradora neurodivergente crea su propio espacio seguro en un pequeño estudio".
¿Qué desafíos o qué aspectos de la neurodiversidad querías explorar y visibilizar con este corto?
Pues, eso me parece muy interesante, porque tenemos dos prismas. El primero, cómo es la persona neurodivergente y su mundo interior, me interesa mucho investigarlo, meterme ahí, experimentar visualmente y vivirlo con ellos. Y, por otro lado, tenemos el exterior, el juicio, la falta de entendimiento de esta etiqueta.
Parece como que da miedo escuchar una etiqueta y no saber cómo reaccionar y actuar ante una persona, cuando, al final, la persona que lo está viendo simplemente es ella, con su lógica y su mentalidad, como pueda ser tú o yo. Entonces, me interesa mucho eso, la libertad de la protagonista frente al miedo del exterior, reaccionando y juzgándola, a la madre protegiéndola, no sabiendo muy bien cómo actuar. Entonces, vamos a relatar muy bien estas dos partes para hablar un poquito también sobre esta falta de comprensión hacia el espectro, naturalizarlo un poquito.
Esta maleta, que supongo que juegas mucho también, he visto tu fotografía con metáforas visuales maravillosas. ¿La maleta es una metáfora o es una realidad? ¿Cómo, para ti, ha sido?
Es un poco las dos. A ver, yo siento que, en este caso, la maleta es lo que protege a Romina, que es mi protagonista.
Cuando decide emprender un viaje sola, ella tiene el riesgo de que todos esos juicios a los que se ha enfrentado sean ciertos y que ella, por tanto, no sea capaz de llegar a la playa, que es a donde quiere llegar sola. Entonces, ella se protege. Pues, al igual que nosotros llevamos ropa para no sentirnos vulnerables, eso puede ser una protección para nosotros o una maleta incluso, ella, aparte de eso, necesita su entorno, donde ella se siente segura, su habitación.
Entonces, al igual que coge su ropa y la mete a la maleta, por la misma lógica que ella tiene, mete el perchero, mete la cama, mete la lámpara, mete todo lo que a ella le hace sentir segura, o sea, sea lo que ella considera su hogar. Entonces, se va con la maleta y cuando ella tiene alguna crisis sensorial o se apruma, se va a un espacio sin gente, abre la maleta y se vuelve a refugiar en su zona de confort, en su espacio seguro. Y a lo largo del camino, ella va a ir dejando estos objetos atrás y al final se da cuenta de que ha sido capaz de seguir adelante y de llegar a su destino sin todos esos objetos que creía necesarios y que la protegían.
Así que, al final, ella sí que decide soltar la maleta y seguir sin su máscara y sin la protección de... Puedo ser yo misma, pero con la protección, ¿no? Entonces, esta maleta es sinónimo de todas las protecciones que nos ponemos a nosotros mismos. En este caso, es muy evidente por una persona neurodivergente, pero yo creo que todos tenemos alguna maleta. Todos, en algún momento, nos tenemos que poner alguna máscara para sentirnos que encajamos en algún espacio, porque no todos los espacios son para todo el mundo y, a veces, siento que nos vemos obligados a actuar de ciertas maneras de las que nos encantaría ser un poco más libres, ¿no? Entonces, la maleta, en este sentido, va a ser muy importante y me gustaría jugar con ella más adelante, porque, aparte de este cortometraje, yo quiero hacer con esto un proyecto cultural y educativo.
Ya estoy hablando con asociaciones como la de Autismo de Albacete, que me están ayudando mucho con el personaje, pero para educar sobre esto que estamos hablando y hablar desde la maleta, de cuál es tu maleta, por qué la tienes, cómo salir de esta zona de confort y un poco hacer una charla educativa en base a la maleta, como el símbolo de las mariposas, por ejemplo, que ya es muy conocido, el de las cucharas, pues igual con la maleta. Vamos a ver si podemos conseguirlo. ¡Qué maravilla! Me parece genial.
¿Es la primera vez que unes estos dos proyectos, es decir, amplías proyectos de cortometraje con otro proyecto paralelo que puede ayudar?
Es que a mí el arte total, híbrido, es algo que me fascina mucho y yo siento como especial empatía hacia el sector más vulnerable, hacia la gente en la exclusión social, y ya llevo tiempo trabajando con este colectivo. Muchas veces saco proyectos culturales para enseñarles. Por ejemplo, el último que tuve fue de arte-terapia con la gente en la exclusión social, donde ves cómo al principio empiezan muy nerviosos sin saber centrarse y a lo largo de los talleres van empatizando contigo y va viendo cómo cambian, de pronto empiezan a tener algo más de autoestima, enseñarte sus dibujos, al principio no nos mostraban... En fin, es algo súper interesante que a mí me interesa mucho.
Juntas la psicología y el arte, como medio terapéutico tanto para mí misma, como veréis en mis fotos, como para estos colectivos. Y, de hecho, para otros años estamos creando otro proyecto cultural ya europeo, que no tiene nada que ver con este, pero sí que yo sigo ahí en esta línea de psicología y cine. ¡Qué maravilla! Ojalá más directores y personas así como tú que tengan esa visión.
Hablando de visión, la fotografía, como te he dicho antes, es increíble la fotografía que haces y cómo plasmas cosas sencillas, pero al mismo tiempo la miras al detalle y dices... ¡Guau! ¿Qué primera imagen fotográfica se te vino del cortometraje?
Eso es algo muy interesante, porque a mí antes de venirse la historia en general y el concepto, me vino una imagen, porque yo soy visual completamente, y luego tuve que aprender a escribir bien el guión, a encontrar el concepto y a borrarme esa imagen y construir de cero, pero yo siempre empiezo de imágenes. Y la primera que tuve fue pensando en la deconstrucción del hogar. Pues al igual que Duchamp coge la fuente, el baño, y lo saca del baño y lo pone en otro lugar para descontextualizarlo, yo pensaba, ¿por qué no hacerlo con el hogar? O sea, yo me cuestioné, ¿qué es el hogar? ¿Es una habitación, una casa, tiene que ser un techo, puede ser un objeto, un recuerdo, puede ser una persona? Y si es una persona, ¿por qué no puedo ser yo misma? Entonces yo me imaginé una serie de fotografías de construyendo lo que es el hogar.
Por lo tanto, empezamos en una casa, luego con un colchón me imaginé en la playa, ese tipo de cosas, eran las imágenes que se me venían. Y es la que va a narrar mucho el corto. Y entonces luego de ahí fui investigando, sacando, sacando, hasta conseguir el concepto bien de la historia, el guión, y ya volver a construir desde ahí.
Y la verdad es que en ese laboratorio me ha ayudado muchísimo, porque yo soy muy visual, y sí que es verdad que me encanta contar historias, pero a veces hay que darle un poquito más allá al guión, a la estructura y demás. Así que esa es la primera imagen. También me vino porque yo estuve viviendo en Paraguay, España, y siempre iba con mi maleta, y conocí a un grupo que, bueno, era como una familia.
Era un grupo de clan abierto a todo lo que quisiera ir, gratuito, y había gente de Brasil, de Francia, de España, de Argentina, o sea, de muchísimos espacios, íbamos como una familia. Y ellos siempre buscan mucho el hogar. Y ahí fue cuando empecé a cuestionarme.
Dije, uy, tenemos que hacer algo con esto. Y allí tienen un festival que siempre habla del hogar. Y entonces cada... Porque el grupo es muy artístico, entonces cada uno presenta su obra artística.
Y a mí se me vino esta imagen en la cabeza, y yo he pensado hacerlo como una serie de fotografías, o incluso solo como videoarte, porque da mucho para ello mi obra. Pero ya comencé a evolucionarlo, y es que ahora no lo puedo ver de otra manera que no sea cortometraje. La protagonista, me contabas antes que quiere llegar a la playa, quiere llegar al mar.
¿Cuál es ese mar, esa playa, que para ti significa el final del viaje? Es decir, ¿qué playa en todo este...?
Ajá, vale. Pues en realidad aún estamos en busca de la playa definitiva. No quiero cerrarla para abrirme a productoras que nos apoyen en el proyecto.
Pero, por ejemplo, tengo especial interés en una que está en Valencia, porque mi protagonista vive en esa ciudad, en esa playa, y realmente tiene una conexión con este entorno. Hay un camino hasta llegar ahí, hay zonas verdes, hay playa, y ella es que... Digamos que esa playa es su hogar, realmente, y ella es donde va a desahogarse. Y entonces siento que me puede ayudar mucho con la protagonista, hacerlo real, ¿sabes? Entonces, quiero intentar esta, pero vamos a ver cómo andamos de presupuesto.
Si este cortometraje pudieses definirlo en una palabra, un adjetivo, un sentimiento, la que tú quieras, ¿cuál sería? ¿Qué te... ¿Qué te late? ¿Qué te...?
Vale. Pues, no sé si decirte... aceptación o reconciliación. Un poco.
Porque, al final, tú naces... teniendo una etiqueta y aprendiendo que eres de determinada manera por lo que te dicen los demás, o, por ejemplo, sonido de la familia, y, a veces, como que aceptas esto, ¿no? Y a lo mejor eres mucho más que esos límites que te han impuesto, no sé si me explico. Sí. Entonces, es un poco, vale, reconciliarte y volver a conocerte ya probando, alejada del juicio, de tu zona de confort, para conocerte realmente.
Esto es algo que puede ser muy típico para personas con cualquier tipo de trastorno, enfermedad, pero también para cualquier persona neurotípica. A veces, nos pensamos que somos de X manera, porque, en algún momento, nos ha fallado esa faceta, pero, igual, ahora sí que podemos y ya hemos aprendido que no. Entonces, es como salir de la zona de confort, probar y conocerse constantemente.
De ahí la reconciliación y la aceptación, es muy importante.
¿Qué te ha enseñado la escritura de este corto que desconocías de ti?
¿De mí? Vale. Pues, esto es muy interesante.
O sea, todas las preguntas son increíbles. Yo, muchas veces, me he censurado mucho a mí misma. Hace... Bueno, cuando era más jovencilla, era como muy timidita, muy introvertida, y esto se veía como mucha falta de confianza a nivel externo.
No era algo que se comprenda mucho. Las mentes más creativas siempre disonan un poco de los entornos. Entonces, siempre me sentía un poco como... contenida, que no podía ser yo misma, y observando mucho a mi entorno.
Yo, siempre callada, observando. Y, entonces, empecé a escribir personajes libres, que, por su mente o por su naturaleza, actúen, y no por el deber de, o por la sociedad, o por el entorno. Entonces, me interesa mucho, por ejemplo, el retrato a niños.
He hecho un pequeño corto ahora metiéndome en la mente de una niña. ¿Por qué? Porque ellos son libres y no se van a pensar en qué hacer, ¿no? Sin filtros. ¿Por qué una neurodivergencia? Porque me da pie a... No puedo evitar ser.
Pues voy a aceptarlo y a ser, porque no se puede evitar hacer, por ejemplo, un estereotipo, un movimiento. Te va a salir, lo tienes que aceptar. Entonces, me interesa mucho desbloquearme a través de personajes que no pueden evitar ser.
Y, gracias a este guión, pues yo también he ido evolucionando con él un poquito. Incluso yo... Romina ha hecho un viaje, pero es que yo he hecho otro, completamente. Yo empecé en el laboratorio.
Así, no puedo hablar en público, quemar, no sé qué. Ay, no estoy segura del concepto. Fui evolucionando todo.
Yo, a la vez, estoy ayudada de psicólogos para hacer bien al personaje, porque no quiero hacer una burla de él. Quiero hacerlo realista y que pueda sentirse identificada una persona y educar sobre estos conceptos. Entonces, siempre acompañada.
Y quieras que no, pues independientemente del espectro, del trastorno, de la enfermedad de la que hables, hay similitudes con todos. Y yo me he ido liberando un montón con ella y aprendiendo un montón de cosas. Y, de hecho, como te digo, empecé muy tímida, pero acabé haciendo un pitch, hablando sobre mi proyecto, intentando conseguir productora, quitándome la máscara y siendo yo misma con mis compañeros.
Ahora mismo, hablando contigo, siendo yo misma en mi habitación, en mi zona de confort. Quiero decir que, al final, sí que hay similitudes, pero porque es un concepto muy universal que nos envuelve a todos.
Pues muchísimas gracias, Andrea, por tu tiempo y por esta entrevista.
Jo, muy amable. Muchas gracias por tu tiempo.
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