El Pero, nombre dado al ratoncito al nacer, nace en el agujero de un edificio de ciudad, justo al lado de una pastelería- bombonería. Cada día y acompañado de su mejor amiga, Ratita bonita, hacen largas y arriesgadas excursiones para recolectar dulces para llevar a sus amigos. Un día después de haber celebrado un goloso festín, algunos ratones empiezan a ver que sus dientes están ennegreciéndose… tras muchas aventuras y en busca de ayudar a sus compañeros, El Pero, es decir el futuro Ratoncito Pérez, se encontrará con su destino… Esta historia nos habla y enseña que cuándo nacemos y vamos creciendo afrontamos muchas decisiones que nos hacen ser lo que somos…
Estoy buscando recuperar mi niña interior y creo que ir al teatro y acercarme a las obras infantiles es una de las mejores maneras.
Viendo esta obra y otras a las que me estoy acercando a lo largo de estas semanas, he sentido que he vuelto a recuperar esa conexión conmigo misma que se estaba diluyendo y, al mismo tiempo, he redescubierto la capacidad de asombro que creía perdida.
En una obra de teatro infantil me chifla reencontrarme con esos valores que guían mi día a día, pero vistos con otra perspectiva o con otra mirada.
Siento que puedo reír de mil maneras posibles y que nadie me va a juzgar por soltar una carcajada cuando todo está en silencio.
Pérez, el ratoncito no nace se hace es una producción repleta de grandes y pequeños detalles. Todo está perfectamente hilado, calibrado y unido, ya que el público infantil es sin duda de los más exigentes y no se les escapa nada.
Esta obra es especial. No solo por Sonia Muñoz y Bernardo Rivera que son dos actores polifacéticos y camaleónicos sobre el escenario, sino también por los recuerdos que puede evocar a las personas mayores que vayan a verla.
En mi caso, me acordé con una sonrisa tonta y nostálgica de los domingos en los que mi padre me llevaba a ver a Pirulo al Parque del Retiro. ¡Qué maravilla era ver a esa marioneta tan chispeante!
Pues, adoro a las marionetas de Pérez, el ratoncito no nace se hace son tan tiernas y divertidas que, ver a los más pequeños de la casa y a los mayores, interactuar con ellas a la salida, emocionados, fue una gozada.
¿Se puede unir la tradición artesanal de las marionetas con técnicas de efectos visuales? La naturalidad con la que se movían las marionetas y la creatividad de los efectos visuales me transportaron con Pero, su familia y amigos.
Hablando de Pérez, qué momentos tan chispeantes nos hemos pasado con Ratita ¡Es genial!
En esta producción se hace un claro homenaje a los ancianos de una manera muy tierna y bonita. Ha sido la parte con la que más me he emocionado y la que más me ha pellizcado la patata.
Cuando me enteré de la duración del espectáculo, tenía miedo de que todo se contase de forma apresurada y no me permitiese disfrutar de la historia y sus personajes. Sin embargo, todo se desarrolla de manera muy natural, permitiéndome reflexionar en cada escena.
Esta experiencia teatral ha agudizado mis cinco sentidos, permitiéndome dar cuenta de detalles que antes pasaban desapercibidos. Gracias a Pérez, el ratoncito no nace se hace, he agudizado mis cinco sentidos y he descubierto matices que antes eran imperceptibles para mí.
Gracias a esta historia he profundizado en mi conexión con el teatro y las historias que nos cuentan.
Me ha encantado y me dan ganas de volver al teatro para vivirla.
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