-Antes de que el Festival de Cine Budista se convirtiera en realidad en 2022, ¿cuántos años de planificación y trabajo previo involucró?De izquierda a derecha:Fina Iñiguez Abad, Nuria Fenollar, Mònica Pagés Correcher i Muntsa
Curiosamente, la idea del Festival de Cinema Budista de Catalunya no nació en Cataluña, sino en Hong Kong, a mediados de 2020. Este proyecto es parte de una serie de iniciativas que más tarde se consolidaron bajo la dirección de la Fundación Dharma-Gaia (FDG), una organización sin ánimo de lucro creada con el objetivo de enseñar y difundir el budismo en países de habla hispana, y que ha sido nuestro patrocinador oficial desde la primera edición.
Resumiendo la historia, el catalán Daniel Millet, presidente y fundador de la Fundación Dharma-Gaia y residente en China y Hong Kong desde hace más de 30 años, presentó el proyecto a finales de 2020 a Muntsa Castellà Olivé y Pepe Aponte Carrasco, quienes en ese momento eran, respectivamente, vicepresidenta y presidente de la Coordinadora Catalana d’Entitats Budistes, una organización que reúne las principales tradiciones budistas presentes en Cataluña.
Enseguida ambas instituciones se pusieron manos a la obra. Como consecuencia de esa complicidad, y tras dos años de ilusionante y arduo trabajo, en octubre de 2022 nace este evento pionero, no solo en Cataluña, sino en todo el Estado español.
El éxito alcanzado en la primera edición, con todas las entradas agotadas en todas las sesiones, nos indicó que estábamos en el buen camino. Así que, en esta segunda edición esperamos ampliar ese objetivo, traspasando fronteras y con la motivación de crecer en cada edición.
Nuestra propuesta es acercar el budismo y sus valores a todos los públicos —que por otra parte son universales —, pero presentándolos de una manera atractiva y no sectaria. No se pretende hacer proselitismo, sino ofrecer diferentes miradas sobre esta rica cultura y crear un espacio para la reflexión, con historias bien contadas cinematográficamente.
- ¿Qué cualidades de Rosemary Rawcliffe la han convertido en la elección para ser la invitada del festival en el 2024?
Rosemary Rawcliffe, tiene una extensa carrera de más de 30 años en el mundo del cine, de la televisión, del teatro. Además, es CEO de “Frame of Minds”, una productora en la que creativos de diferentes áreas comparten producciones con perfil humanitario, enfatizando los derechos humanos y priorizando la narración de historias desde una perspectiva de género, que es uno de los criterios que consideramos al elegir las películas.
La calidad de sus obras y su sensibilidad como creadora fue lo que nos inclinó a elegir su excelente documental sobre la vida del Dalai Lama, narrado por él mismo, y a homenajear a esta mujer de 80 años, que sigue muy activa e ilusionada en llevar al cine testimonios de verdades que generen un impacto social positivo.
- Desde el primer año de festival a este ¿ha crecido el número de producciones que se podrán ver? Así como, en el 2022 fue Holanda uno de los países con más producciones ¿Qué países echas de menos que realicen producciones que acerquen el budismo al séptimo arte? ¿Cómo ha sido la selección de las películas para esta edición? (alguna producción que os hubiese gustado tener en el festival y no ha podido ser).
En cuanto a los países que echamos de menos en las producciones, para empezar, diríamos que el nuestro. La mayoría de las películas budistas no han sido hechas aquí, aunque en esta ocasión nos satisface presentar la premiada Samsara del director gallego Lois Patiño.
Nuestra selección de películas no está influenciada por las tendencias de producciones cinematográficas. Nuestro enfoque es otro, como hemos dicho antes. En esta edición, hay una predominancia de películas del budismo tibetano, no solo porque es la tradición que más producciones tiene, sino porque es también la más representada en Cataluña y en el resto de España.
No preestablecemos las temáticas de las películas. Nuestro proceso de selección comienza con el asesoramiento de Gaetano Kazuo Maida, director ejecutivo de la Buddhist Film Foundation-BFF, que organiza festivales internacionales de cine budista en todo el mundo desde 2003. A partir de las obras que nos presenta Gaetano, seguimos unos criterios determinados, como observar la diversidad de tradiciones, garantizar la equidad de género en la dirección o en el protagonismo, y que sean historias cinematográficamente bien contadas, a ser posible de reciente creación.
Finalmente, nuestra selección procura abordar temas comunes a todas las tradiciones, como la reencarnación, la impermanencia, la interdependencia, el sufrimiento y la vida monástica.
El punto fuerte de nuestro Festival son los coloquios posteriores a las proyecciones en los que especialistas en las materias tratadas comparten sus diferentes puntos de vista. Para esta edición hemos invitado a personalidades muy interesantes, tales como el Dr. Manuel Sans Segarra; el neurocientífico Dr. Àlex Gòmez Marín; la Dra. Luján Comas; el politólogo y activista por la paz Jordi Armadans; y el psicólogo y escritor Jaume Funes.
¿Alguna producción que nos hubiera gustado tener en el Festival? Pues muchas, la verdad. Pero nuestro formato implica hacer una minuciosa selección, con el objetivo de acercar realidades lejanas a nuestro público, priorizando los valores que nos resuenan como humanos, donde sea que vivamos, más allá de ser o no budistas.
- ¿Cómo crees que ha evolucionado el budismo en el cine con el tiempo? ¿Cómo ve el público o piensa que es el cine que se puede ver en el festival? (y, cuando se ha acercado a ver alguna producción se ha sorprendido gratamente).
Con el tiempo, he notado cómo el cine ha reflejado la evolución de la comprensión occidental del budismo. Al principio, las películas occidentales solían presentar el budismo como algo exótico, casi un cliché orientalista. Era común ver budas, monjes y monjas, templos y monasterios, pero sin entender realmente en lo que estas imágenes significaban en términos de prácticas y filosofías.
Durante los años 60 y 70, las cosas empezaron a cambiar. Impulsado por los movimientos contraculturales y un mayor conocimiento de las tradiciones religiones y espirituales de Asia, el interés por el budismo creció en Occidente. Las películas de esa época comenzaron a explorar temas como la meditación y la búsqueda de la iluminación, lo cual fue un gran avance (**).
En las últimas décadas, he visto un enfoque mucho más profundo en los aspectos filosóficos y espirituales del budismo. Películas como Kundun de Scorcese (1997) y la reciente Samsara, de Lois Patiño (2023), intentan capturar la esencia de esta tradición. Por otro lado, el auge del cine documental y el independiente ha permitido que hubiera exploraciones más originales y diversas del budismo, lo cual es realmente interesante de ver.
En cuanto al público, es difícil generalizar. Está el budista, el que simpatiza con el budismo, el que tiene curiosidad con relación al budismo, el que quiere profundizar en el conocimiento de esa filosofía y que disfruta del cine temático, por ejemplo.
Pero creemos que el cine que proponemos puede interesar también a quienes buscan espiritualidad en la cultura. O cultura con espiritualidad.
Ofrecemos un “menú” en el que cada película invita a un viaje cultural y espiritual único, ofreciendo
una perspectiva contemporánea y, a veces, disruptiva sobre el budismo y sus valores. Puedes hacer una inmersión en la vida de un monasterio rural de mujeres en Corea del Sur, y percibir la complicidad y fraternidad entre sus cuatro protagonistas; ver cómo un expunk se convierte en monje zen y se dedica de cuerpo y alma a prevenir el suicidio; conocer la primera investigación científica llevada a cabo en India sobre qué ocurre cuando meditadores avanzados mueren de forma consciente y controlada mientras meditan; o todavía ver al mismísimo Dalái Lama narrar su autobiografía desde su exilio en Dharamsala, mostrando conversaciones íntimas e imágenes inéditas de su colección privada.
En cuanto a lo que preguntas sobre si alguna producción me ha sorprendido gratamente, destacaría Un cerdo en el cruce (‘Pig at the cross’), la última película del respetado lama y cineasta de Bután, Khyentse Norbu, conocido internacionalmente por La copa (‘The Cup’), Viajantes y magos (‘Travellers and Magicians’) y Buscando una dama con colmillos y bigote (‘Looking for a Lady with Fangs and a Moustache’). Comenzó su carrera en el cine como consultor del director italiano Bernardo Bertolucci (1941-2018) en la producción de Pequeño Buda (‘Little Buddha’).
No haré spoilers, pero es una película hecha con un modestísimo presupuesto, codirigida por una veintena de jóvenes butaneses aspirantes a trabajar en la industria cinematográfica, en la que la trama—que puede parecer surrealista—, narra de forma sencilla y profunda el concepto budista tibetano del bardo, que significa «estado intermedio entre la muerte y la reencarnación». Es una película sorprendente y genial que, por un lado, el propio director anuncia que ha sido rechazada por 30 de los festivales de cine más importantes del mundo, pero, por otro, tiene el aval de nada menos que Martin Scorsese, un admirador confeso de su obra. Alguna razón tendrá, ya que durante la durante la primera exhibición en streaming tuvo una audiencia de más de 10.000 personas.
- Dentro del Festival de Cinema Budista de Catalunya hay muchas actividades, talleres y charlas. ¿Hay algún nexo en común entre las películas que se podrán ver con lo que el público va a poder experimentar? ¿Cómo creéis que estas actividades complementan a las películas y como lo ve el público?
La Coordinadora d’Entitats Budistes de Catalunya, coorganizadora de este Festival junto a la Fundación Dharma-Gaia, representa a una treintena de entidades budistas de diferentes tradiciones en Cataluña. Veinte de esas entidades participan como centros patrocinadores y proponen actividades que no necesariamente complementan a las películas, pero invitan a profundizar en las enseñanzas budistas que son comunes a todas las tradiciones, tales como aprender a meditar, aplicar la meditación en actividades pedagógicas y creativa, y proporcionar herramientas de autoconocimiento, entre otras.
- Tras estos años de festival ¿Qué impacto creéis que se genera en la comunidad local y en las personas cuando ven que hay un festival de cine budista en Catalunya?
Como decía al principio, el feedback que recibimos en la primera edición, llenando todas las sesiones, habla por sí mismo. El interés por el budismo es evidente: algunos estudios indican que en Cataluña 80.000 personas se autodefinen como budistas, 240.000 tienen una opinión favorable con relación al budismo, y hay alrededor de 40 centros o grupos de prácticas. (***)
Este es un festival joven, pero ambicioso, que aspira a crecer a cada edición. Nuestra meta no es solo entretener, sino también inspirar al público, fomentando una mayor comprensión y apreciación del budismo y su relevancia en el mundo actual.
Consideramos el lenguaje cinematográfico un poderoso medio para difundir esta milenaria filosofía y trabajamos con el objetivo de ofrecer herramientas de análisis que ayuden al autoconocimiento y, por extensión, al conocimiento de los demás y del mundo. Si, además, estas herramientas se pueden ofrecer en forma de arte, cultura y entretenimiento con la motivación de provocar un cambio positivo, todo suma.
(*) El equipo directivo del Festival de Cinema Budista de Catalunya está liderado por
por las codirectoras Montse Castellà Oli, en representación de la CCEB, y Fina Íñiguez Abad, representando a la FDG. Junto a ellas, Nuria Fenollar y Mònica Pagés Correcher completan un equipo cuya dedicación y visión han transformado esta iniciativa en una plataforma que celebra la diversidad cultural y promueve la igualdad de género.
(***) El budismo en España. Historia, visibilización e implantación, Francisco Díez de Velasco. Ediciones Akal.
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